Durante el podcast Lucha Almada, que lleva adelante el vicepresidente Sectorial de Comunicación, Cultura y Turismo, Freddy Ñáñez, el guitarrista de la agrupación de rock alternativo, Zapato 3, Álvaro Segura, disertó sobre la influencia de la música en la construcción del pensamiento crítico y de cómo la industria musical transgrede la sensibilidad de la humanidad.

Segura, integrante de un grupo caraqueño que es considerado clave en la historia de la música alternativa venezolana por canciones como Pantaletas Negras o Amo Las Estrellas, efectuó un cotejo entre la música de antes con la actual; y en este sentido, el ministro Ñáñez comentó que las producciones de los años 80 y 90 contenían en sus letras filosofía, expresiones poéticas y propuestas que llevaban a la gente a cuestionarse la propia realidad, “porque se jugaba en la música una afectividad, un imaginario”.

En la actualidad, “las cosas son totalmente distintas. Estamos en un mundo donde la tecnología lo ha reducido todo en función de la rapidez, a la facilidad del consumo de las cosas y a la invitación permanente al goce de todo; en consecuencia, la música de hoy, hegemónica, solo cumple la función entretener”, aseguró, el también ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

Al respecto, el guitarrista de Zapato 3 consideró que el contenido que se genera, en el presente, lamentablemente se disuelve, “llegando a un punto tan básico que no requieres ningún desarrollo, ningún esfuerzo de su parte y produce una gratificación inmediata y, por lo tanto, no deja nada sino un vacío”.

El Reguetón como trasgresor de la música

En cuanto a las propuestas del Reguetón, el intelectual Ñáñez reflexionó sobre la música de ese género, que solo apela a las cosas básicas y a los ritmos más elementales, de ahí parte, quizás, su éxito masivo y, desde ese punto de vista, “los contenidos dan paso al asedio de una muerte, por la entrega del cuerpo como mercancía, en su absoluta desnudez, y sin ningún tipo de seducción de por medio”.

“En la música actual y en especial el Reguetón, hay una mezcla de lo porno, como si lo porno se hubiese convertido en el pop actual”, mencionó con preocupación, al tiempo que expresó que si hoy la única verdad que existe es el mercado, y aquello que da rendimiento económico, entonces todo se vale. “Tokischa por ejemplo, crea un personaje políticamente incorrecto y por eso es atractivo en el mundo de las redes sociales. Es aquella mujer que se autodenomina a sí misma perra, que dice ser perra, pues, y la que no sea perra, pues no va a estar de moda. Lo que importa finalmente es el resultado, el efecto es el fin y el fin es ser deseable y ser también comprable a una mercancía”.

En este sentido, el guitarrista, al ser consultado sobre ¿cómo calificaría la industria musical en la actualidad?, respondió que es un fenómeno que no puede ser contenido, y que a través de los social media se abren ventanas para la existencia de identidades.

“Es muy difícil tratar de explicar una corriente filosófica, es muy difícil que alguien tenga la curiosidad porque eso requiere un esfuerzo; de esta forma, el social media pone ahí los aspectos más básicos, poco educados de la naturaleza humana y con contenido pornográfico”, afirmó.

En este aspecto, el ministro resaltó que impresiona el efecto masivo de la música que se mercantiliza, y comentó la importancia de empezar a discernir si lo masivo necesariamente es de calidad, o si la calidad está reñida con lo masivo. “Estaríamos asistiendo a una industria donde lo único que importa es el resultado de del producto que se vende y no el producto en sí mismo y el trabajo que hay de fondo”.

“De fondo esta música se corresponde a un sistema económico y social donde no hay tiempo para la sensibilidad, para las ideas, para escuchar, por eso el Reguetón no requiere que nos detengamos, que degustemos, que apreciemos el proceso. Es básico, apela a lo básico”, caviló Ñáñez en compañía del famoso guitarrista de Zapato 3, que actualmente trabaja con importantes empresas vinculadas a la industria cinematográfica.

(VTV)