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La víspera del golpe de abril de 2002 me hallaba conversando con el maestro Alirio Díaz en un salón de la Asamblea Nacional. El presidente del Parlamento, Willian Lara, le organizó un homenaje por sus 80 años y me pidió que presentara al virtuoso guitarrista y moderara el acto. Afuera seguía su curso un paro golpista patronal tramado por Fedecámaras. La guitarra no calló y hoy, cuando el maestro sube al cielo, volvemos a oír las notas libertarias de su mejor y más sublime ejecución.

 

Por: Earle Herrera

 

(Ciudad CCS)