¿Por cuál de las dos partes de la oposición se sentirá más representado el opositor común: por la que considera que el político español José Luis Rodríguez Zapatero merecía ser declarado persona non grata o por la que creyó suficiente una moción de censura? 

No soy opositor y me cuesta entender la psicología  de quienes lo son (aunque llevo 20 años intentándolo) pero tengo la sospecha de que al antichavista silvestre no le interesa en absoluto ese tipo de dilemas.

La forma como esta clase de asuntos se convierte en tendencia de Twitter es una demostración de que no solo los dirigentes políticos, sino también buena parte de los opinadores e influencers opositores están realmente extraviados de los verdaderos problemas nacionales.

Vamos a ver: con todas las situaciones que podría debatir la Asamblea Nacional dominada por la oposición, es  casi para ponerse en uno de los extremos, reír o llorar, que los partidos que se supone representan la alternativa al gobierno se dediquen a discutir sobre el expresidente del gobierno español, y que hayan salido de ese trance más divididos de lo que ya estaban.

De hecho,  arremeter contra alguien que promueve el diálogo no parece un gesto propio de quienes dicen estar luchando por la democracia frente a la barbarie, pero digamos que puede entenderse en el contexto de una oposición que ha vivido durante años de sus relaciones internacionales. Para gente que se apoya en figuras como Luis Almagro, Ileana Ross-Lehtinen, Marco Rubio o Álvaro Uribe, es comprensible que un tipo como Rodríguez Zapatero oscile entre persona non grata y personaje censurado. [Por cierto, como punto curioso: ¿existe reglamentariamente el voto de censura para alguien que no es funcionario y ni siquiera es venezolano?]

El insólito debate nos dice, además, que algo ya se ha deformado demasiado dentro del universo opositor. Existe un sector que quiere retornar a la normalidad democrática e, incluso, volver a dialogar con el chavismo y participar en elecciones. Pero ese sector es, de una manera al parecer irreversible, rehén de los extremistas que los manipulan mediante un juego muy peligroso: hacer ver que cualquier gesto que no sea violento es una forma de apoyo al gobierno.

En este caso, en nombre de la democracia, la fracción que promovió la declaración de persona non grata no quiere aceptar que otra fracción tenga una posición más suave y por ello publicaron los nombres de los diputados, también antichavistas, que votaron en contra, para «rayarlos» públicamente como colaboracionistas de la dictadura. Son los mismos que siempre enarbolan el derecho a pensar distinto. Vaya uno a saber qué entienden por tal.

Pero, volviendo al tema de la representatividad, insistamos en preguntarnos qué puede significar para el opositor común que el único poder público controlado por su parcialidad política haya sido escenario de una riña acerca del señor Rodríguez Zapatero, algo que ya no ocurre ni siquiera en España.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)