En el caldo de cultivo del golpe de Estado que se encuentra en marcha, surgen toda clase de inesperadas expresiones de violencia. A manera de botón de muestra: el único negocio que fue saqueado la madrugada del jueves en la calle Real de Santa Ana, en Carapita, parroquia Antímano, fue una licorería perteneciente a un ciudadano de origen ecuatoriano.

 

Lo que comenzó como una expresión de descontento dirigido por personas ligadas a los partidos opositores, derivó así en una suerte de revancha xenofóbica.

 

El propietario del establecimiento, quien tiene la nacionalidad venezolana pero nació en Ecuador, pagó así las culpas de la escalada de violencia contra los migrantes venezolanos en el país hermano, una ola, a su vez, generada por el torpe manejo del tema por parte del presidente Lenín Moreno.

 

Además de saquear la licorería, los agresores se ensañaron contra un apartamento ubicado en la parte alta del local.

 

(LaIguana.TV)