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El rescate del buque Pilín León -rebautizado como Negra Matea-, el 21 de diciembre de 2002, por parte de las fuerzas revolucionarias constituyó el paso decisivo para revertir el paro y sabotaje petrolero perpetrado por sectores de la derecha en contra del pueblo venezolano.

 

Como parte de las acciones criminales emprendidas para desestabilizar el país y desencadenar un estallido social que permitiera derrocar al gobierno constitucional del comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, marinos mercantes al servicio de los sectores económicos del golpe de Estado de ese año tomaron los buques petroleros de PDV Marina con la intención de impedir que el suministro de combustible llegara a los diversos puertos del territorio nacional.

 

El Pilín León fue fondeado frente a la vereda del Lago de Maracaibo, en el estado Zulia, con una carga de 44 millones de litros de gasolina y gasoil.

 

Aunque un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenaba la restitución de actividades en Petróleos de Venezuela (Pdvsa), el capitán de altura Daniel Alfaro Faundes, al mando de la tripulación, se negó a trasladar la nave hasta Bajo Grande —su destino original—, en complicidad con el paro ilegal liderado por el entonces presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Fernández, y el titular de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, en conjunto con partidos de oposición aglutinados en la extinta Coordinadora Democrática (hoy autollamada Mesa de la Unidad-MUD), el sindicalismo tradicional y dueños de empresas de comunicación.

 

La toma del Pilín León se convirtió en la bandera de la «desobediencia» del sector petroleroALIADO de la derecha, que no tuvo escrúpulos en someter a la población al desabastecimiento de gasolina, y apostar por la destrucción de la industria petrolera y la quiebra del país para derrocar por la vía de un golpe económico al Gobierno Bolivariano.

 

Como respuesta a estas acciones, el Ejecutivo Nacional, en coordinación con el capitán de altura Carlos López Peña, quien estaba al frente de una tripulación patriota de 14 personas, rescataron el buque símbolo de PDV Marina.

 

López recordó en una entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) que el secuestro de la embarcación «fue como un icono de ese sabotaje y fue como una Plaza Altamira, pero en el mar», en alusión al epicentro de la derecha en Caracas, donde las cúpulas empresariales de la época anunciaban las acciones que atentaron contra la soberanía nacional.

 

El 21 de diciembre de 2002, la tripulación patriota ingresó al barco en compañía de militares de la Guardia Costera de Maracaibo —un general y ocho soldados—, y fueron declarados inhabilitados para navegar «por el propio capitán del buque y una comisión de notarios y ayudantes», señala López.

 

Aunque algunos llegaron a dudar del profesionalismo de la tripulación y temían un siniestro producto del choque del tanquero contra el puente sobre el Lago de Maracaibo, a las 6:30 de la tarde, el Pilín León llegó a la refinería de Bajo Grande y fue recibido por el propio Chávez.

 

Esta imagen dio al vuelta al mundo, como símbolo de victoria del pueblo trabajador y soberano, frente a las acciones terroristas de una élite que buscaba colocar las riquezas energéticas de Venezuela en manos del imperialismo norteamericano.

 

Una vez atracado el buque, el líder de la Revolución Bolivariana, junto con integrantes de su gabinete, llegó para felicitar a los patriotas. «El comandante tenía muchos problemas por resolver dada la situación del país, pero ese momento fue de algarabía. Estábamos todos contentos por lo logrado. Él, en su discurso, prácticamente estaba perdonando las acciones de quienes le habían hecho toda esa maldad al país», rememora López.

 

Fue en ese momento cuando Chávez se refirió a la verdadera significación histórica de lo que acababa de ocurrir en las aguas marabinas, y que se concretaría en febrero de 2013, cuando las fuerzas revolucionarias y el pueblo venezolano lograron derrotar el golpe petrolero.

 

«Él ya sabía que este había sido el fin del sabotaje petrolero. Ahí murió lo que fue el paro y comenzó una nueva era petrolera, y los venezolanos comenzaron a ver esa concentración de mentiras mediáticas que existía. Esto fue inolvidable para nosotros, y a partir de ahí ha cambiado notablemente la marina mercante y la marina petrolera», señaló López.

 

Fortalecimiento de la patria

 

Tras la victoria popular sobre la acciones criminales de la derecha, que dejaron pérdidas a Venezuela por ventas no realizadas de crudo por más de 14.430 millones de dólares, Chávez resaltó la conciencia política y social del pueblo y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) para enfrentar cualquier intento desestabilizador.

 

«Jugaron otras cartas (…) Nos tiraron a sacar, pero aquí estamos hoy más fortalecidos que ayer. Hemos derrotado el golpe petrolero, económico, fascista y terrorista (…) Obtuvimos unidos la victoria contundente de la patria, victoria petrolera, victoria moral, victoria civil, victoria militar, victoria obrera, la victoria popular, la victoria, la victoria y la victoria: ese es el camino del pueblo venezolano de hoy, de la patria», manifestó durante el programa televisivo Aló, Presidente, transmitido el 9 de febrero de 2003, desde la Refinería El Palito, en Puerto Cabello, estado Carabobo.

 

Subrayó que tras la nueva derrota de la burguesía, los bolivarianos, los revolucionarios, siempre estarán liderando la Venezuela nueva.

 

«Yo nunca me voy a ir, y cuando digo que nunca me voy a ir, es que nunca me voy a ir, porque aquí gobernaremos los bolivarianos, los revolucionarios, los que amemos a la patria, por 500 años más. Ellos (la derecha) no pueden volver, porque el daño que le hicieron al país fue demasiado grande».

 

Sin embargo, alertó al pueblo sobre los intereses de la burguesía empresarial por acabar con la Revolución Bolivariana para volver al modelo excluyente de la Cuarta República, en el que el petróleo estaba al servicio de las grandes trasnacionales.

 

«Por más batallas diarias que estemos dando, por más perturbaciones del día tras día que haya, nunca debemos perder la visión del horizonte ni cuál es el rumbo. Hay que mantener la calma y estar conscientes de que se va en el rumbo adecuado, no importan perturbaciones ni nada, siempre hay que mantener el rumbo estratégico», llamó Chávez.

 

Las palabras del líder revolucionario permanecen vigentes en la memoria de los venezolanos, ante un escenario en el que la derecha nacional e internacional se propone detener el proceso socialista para hacerse de los recursos energéticos del país, arremetiendo contra el pueblo y el gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro, a través de un sabotaje frontal contra la economía nacional, que tiene el mismo objetivo que el golpe petrolero de 2002-2003.

 

(AVN)