El accidente de Chernóbil fue uno de los mayores desastres de la historia, la explosión de la central nuclear ha afectado a humanos y especies durante generaciones.

 

Ahora, 30 años después, los renos que habitan las montañas nevadas de Escandinavia siguen siendo radiactivos.

 

Alimentación nuclear

 

Los materiales radiactivos fueron vertidos en los lagos y bosques, contaminando la vida silvestre, bayas y plantas, al igual que un hongo verde viscoso llamado liquen, que es la comida favorita de los renos.

 

El liquen no tiene sistema de raíces y absorbe los nutrientes del aire, por lo que absorbía todo el cesio-137, uno de los productos de fisión nuclear más peligrosos. Los renos comían los hongos y se volvían radioactivos.

 

Y los renos no fueron los únicos afectados, el pueblo sami, nativo del Ártico Norte, trabajaba como caminante de renos durante generaciones, reuniendo a los animales y vendiendo su carne en temporada de sacrificio.

 

Para el pueblo, los renos eran un sustento económico y parte de su identidad cultural durante 9000 años. El animal proporcionaba comida, ingresos y tradiciones, pero el peor desastre nuclear civil de la historia terminó abruptamente con esa realidad.

 

Si bien actualmente las condiciones han mejorado y la radioactividad del cesio-137 liberado se ha disminuido a la mitad, gran parte del hongo de crecimiento lento sigue siendo inseguro. En 2014, cientos de renos fallaron en la inspección debido al consumo de hongos y por consiguiente la radiación.

 

Todos estos años después, la masacre más importante del mundo sigue haciendo estragos, afectando a la naturaleza, las especies y la población.

 

(www.vix.com)

 

cuadro-radioactive.jpg

sustento-r1.jpg

sustento-r2.jpg

sustento-r3.jpg