Lo que no han logrado la oposición partidista ni los medios de la «prensa libre» (financiada por la USAID y otras agencias), lo ha conseguido la comisión interventora de Petróleos de Venezuela: desatar una tormenta entre chavistas.

 

La comisión, que lleva el ilustre nombre de Alí Rodríguez Araque, ha gestionado la detención de dos gerentes, bajo la pesada acusación de haber entregado información estratégica sobre la marcha de la industria a Estados Unidos, pero la medida (o al menos la forma en que ha sido ejecutada) es rechazada por numerosas personas, entre ellas, trabajadores de Pdvsa, dirigentes políticos, líderes sociales, comunicadores e influencers del lado revolucionario.

 

Quienes han salido en su defensa alegan que Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba son, muy por el contrario, cuadros de gran rectitud moral, y que su detención es producto de maniobras de los verdaderos cabecillas de la corrupción que carcome a Pdvsa desde hace años y que obligó al presidente Nicolás Maduro a intervenirla.

 

Las reacciones contra la privación de libertad comenzaron a convertirse en una auténtica bola de nieve el lunes en la mañana, luego de que los dos gerentes fueron detenidos por la Dirección General de Contrainteligencia Militar. En respuesta a ese descontento, la comisión emitió un comunicado muy duro, en el que los califica de traidores a la patria.

 

Esta declaración tuvo un doble efecto. Por un lado, varios de los que habían expresado solidaridad con los dos empleados, optaron por guardar silencio o se replegaron a posiciones más cautelosas. Pero, al mismo tiempo, otros se radicalización en su apoyo. 

 

Además, personas que no se habían pronunciado, como la constituyente María Alejandra Díaz, elevaron su voz respecto al contenido y el tono del comunicado, alegando que mediante ese documento se estaba pretendiendo sentenciar sin observar ninguno de los pasos exigidos por los principios del debido proceso, empezando por la presunción de inocencia.

 

A Torrealba y Chirinos los defienden muchos usuarios de las redes sociales, quienes aseguran que se trata de personas humildes y “rodilla en tierra” con el proceso revolucionario. Argumentan que ninguno muestra signos exteriores de riqueza repentina y, por el contrario, ellos y sus familiares siguen viviendo en zonas populares.

 

Quienes respaldan la posición de la Comisión, en el lado opuesto, dicen que ya la Revolución ha incurrido muchas veces en el error de creer en individuos que, hasta último momento, han fingido estar comprometidos con el proceso y con las buenas prácticas administrativas, pero luego se ha sabido que amasaron grandes fortunas mediante obscenas prácticas de corrupción y han terminado en el bando de la derecha. El nombre del exministro y expresidente de la casa matriz Rafael Ramírez ha salido a relucir a menudo en este tipo de comentarios.

 

En algunos círculos de Pdvsa se asegura que, muy en contra de lo que implica la acusación, desde que se incorporaron a la empresa, Torrealba y Chirinos habían sido una barrera para las mafias que venían operando dentro de ella. Bajo tal premisa, estos grupos corruptos se estarían saliendo con la suya al lograr que la comisión los incrimine en tan graves delitos.

 

En un punto intermedio, diversas personalidades del chavismo han dicho que lo correcto es realizar las investigaciones y dar a los acusados el derecho a la defensa, en lugar de exponerlos al desprecio público, endilgándoles de entrada el calificativo de traidores.

 

En las redes abundan además los comentarios de quienes critican la severidad que se muestra en este caso, frente a la actitud blanda que se ha tenido con el líder nominal de la oposición, Juan Guaidó, y con otros integrantes de la camarilla que actúa sin empachos contra los intereses nacionales, sin que se les haya procesado judicialmente.

 

Desde el campo opositor, voceros e influencers dicen que quienes han salido en defensa de los dos gerentes están viviendo en carne propia lo mismo que les ha ocurrido muchas veces a dirigentes antichavistas, en especial en lo que respecta a la arbitrariedad de las acusaciones y las detenciones. En ese sector político no falta quien diga que tal vez este desencuentro entre partidarios del gobierno marque un punto de partida para una fisura a gran escala, la misma que ni los grupos opositores  ni sus medios asociados han logrado pese a todos los esfuerzos realizados en tantos años de lucha.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)