Doblegar a Venezuela ha sido hasta ahora un objetivo inalcanzable para Estados Unidos, a pesar de haber desplegado todo su arsenal de medidas coercitivas unilaterales, bloqueos y amenazas.

 

Hay varias razones para la falta de logro en esa meta, pero una que no debe perderse de vista es el viraje estratégico que dio el país, bajo la conducción del comandante Hugo Chávez, en el área del equipamiento militar.

 

Venezuela dejó de depender exclusivamente de los equipos y armas del complejo industrial militar estadounidense, europeo e israelí, lo que ha impedido que los gobiernos de estas potencias castrenses pongan al país en una situación de indefensión, al estar desarmado o con sus sistemas militares en muy baja operatividad, algo que sí han conseguido en sectores tan fundamentales como el petróleo, la electricidad y el suministro de agua.

 

Si Venezuela no hubiese cambiado sus proveedores de equipos bélicos en el momento en que pudo hacerlo, habría sido derrotada y probablemente invadida hace ya varios años, pues todas sus piezas de defensa habrían quedado prácticamente inutilizadas.

 

Poderío aéreo

 

La capacidad de respuesta de la Aviación Militar Bolivariana es hoy por hoy, muy por el contrario, un factor a considerar en los juegos de guerra.

 

Los caza rusos Sukhoi SU-30MK2, los aviones de ataque chinos Hongdu K-8VV; los aviones de entrenamiento y ataque ligero chino-paquistaníes Hongdu JL-8s;  los transportes Shaanxi Y-8  (fabricados en China y basados en el mítico Antonov AN-12 soviético) y los helicópteros rusos de carga con capacidad para la guerra antitanque Mil MI-17 V5 (bautizados con el nombre indígena Panare) son cartas de alto valor en los escenarios bélicos regionales que surgirían ante un posible ataque contra Venezuela.

 

La FANB, en su componente Ejército, cuenta también con otros modelos rusos, como el Mil MI-26T 2 (un helicóptero de transporte pesado, llamado Pemón) y el  Mil-MI 35M (helicóptero de ataque, bautizado Caribe).

 

Es un cuadro radicalmente opuesto al que hubiese existido si el componente aéreo estuviese dependiendo exclusivamente de la tecnología y los repuestos de equipos estadounidenses, como los caza F-16, los transportes Hércules C-130 y  los helicópteros artillados Superpuma y Cougar, todos ellos sometidos a embargo de repuestos, actualizaciones y repotenciaciones.

 

Las aeronaves de fabricación rusa y china han ocupado también el lugar de los caza franceses Mirage y los aviones de observación y ataque ligero estadounidenses Bronco OV-10, descontinuados previamente al auge de las medidas coercitivas.

 

Argumentos defensivos

 

El otro gran argumento defensivo de Venezuela, fruto de la ruptura del tutelaje  militar estadounidense, son los equipos rusos antiaéreos, antimisil y antibuque. Se trata de varios pesos pesados: el 9K37 Buk; el 4k91 S-125-2M Pechora; y el 9K81M S-300 VM Antey 2500.  Esta panoplia coloca a Venezuela en la lista de los países con mejor defensa antiaérea de la región.

 

Estos equipos de grandes dimensiones, que se movilizan sobre camiones de ruedas u orugas, se complementan con el cañón doble automático antiaéreo ZU 23-2, que es del tipo remolcado;  y con el sistema portátil antiaéreo IGLA-S, también ruso, dotado de una gran velocidad de movilización, que tiene entre sus usuarios a efectivos entrenados de la Milicia Nacional Bolivariana.

 

Ejército apertrechado

 

Una piedra angular de la autonomía militar frente a EEUU y la Unión Europea es el fusil de combate AK-103 y AK-104, que sustituyeron a sus equivalentes, los FAL, de origen belga, por décadas el arma de asalto estándar de todas las fuerzas militares venezolanas. Mientras tanto, el rifle ruso de francotirador Dragunov, incorporado también durante el gobierno Chávez, se complementa con el Catatumbo, fabricado por la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares.

 

También son rusos  los lanzacohetes antitanque RPG-7, los carros de combate T-72B1V y T-72B1VK;  los vehículos de recuperación de blindados BREM-1; los vehículos de combate de infantería BMP-3; así como diversos equipos de artillería, como el multiuso MT-LBu, el transporte blindado BTR 80K y los vehículos de mando y control BREM-K.

 

Los sistemas de artillería de campaña también han experimentado la renovación rusa. Así, el Ejército Bolivariano cuenta con lanzacohetes, artillería y morteros,  tanto autopropulsados como remolcados provenientes del aliado euroasiático. Son los equipos BM30 Smerch, BM21 Grad, 2S19 Msta-S y el 2S12 Sani.

 

Para la guerra asimétrica

 

El uso de todos estos equipos y armas no dependientes del adversario, se orienta por la doctrina de la Defensa Integral de la Nación, que desarrolla la hipótesis de la guerra asimétrica. Esta tiene el objetivo de disuadir o, en caso se confrontación, ripostar ante un enemigo militarmente mejor dotado y con superior tecnología.

 

Este paradigma se basa en la guerra de todo el pueblo y en un fortalecimiento de las capacidades militares convencionales en la defensa del espacio aéreo y en la guerra mecanizada. Los equipos y armas adquiridos desde que se rompió la hegemonía de EEUU y Europa en las compras militares venezolanas están perfectamente alineados con estos enfoques.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)

 

 

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