Las imágenes más cercanas tomadas del Sol, realizadas a solo 77 millones de kilómetros por la sonda europea Solar Orbiter, permiten una visión sin precedentes de la estrella y han revelado la presencia cerca de su superficie de minierupciones solares, llamadas de manera informal «hogueras».

La misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) con colaboración de la Nasa y una importante contribución española, ha realizado ya su primer paso cercano al Sol, aproximadamente la mitad de la distancia entre la Tierra y nuestra estrella, lo que ha dejado ver fenómenos que, hasta ahora, no podían observarse con detalle.

Daniel Müller, científico del proyecto Solar Orbiter de la ESA, señaló en rueda de prensa que «nunca hemos estado tan cerca del Sol con una cámara» y este es «solo el inicio del épico viaje» de la sonda que en dos años llegará «incluso más cerca» de nuestro astro.

La nave fue lanzada el pasado febrero y llegará a 42 millones de kilómetros -casi un cuarto de la distancia de la Tierra al Sol-, que es «realmente el límite» al que se pueden tomar imágenes, según Holly Gilbert, científica del proyecto por parte de la Nasa.

Los expertos destacaron la existencia en el Sol de innumerables minierupciones solares, a las que se refirieron como «hogueras», cerca de la superficie de nuestra estrella, que fueron fotografiadas por la Cámara de Imagen del Ultravioleta Extremo (EUI).

Esas hogueras son entre millones y miles de millones más pequeñas que las fulguraciones solares que pueden observarse desde la Tierra, pero aún no saben si se trata de versiones minúsculas de las mismas o si se deben a mecanismos diferentes.

Fenómeno enigmático

Müller indicó que «aún es pronto para sacar conclusiones científicas», aunque ya existen teorías de que podrían contribuir a uno sus fenómenos más enigmáticos: el calentamiento de la corona solar, la capa más externa de la atmósfera del Sol, que se extiende hacia el espacio y cuya temperatura supera el millón de grados, mientras que la superficie de la estrella está a 5.500.

Solar Orbiter intentará responder a las grandes preguntas de la ciencia sobre el Sol y «nos dará una visión absolutamente diferente» de la que tenemos del astro desde Tierra, destacó Sami Solanki, investigador del instrumento So/Phi.

Además, será la primera que tome imágenes de las regiones polares de la estrella, que son -dijo- «terra ignota» y de los que habrá mucho que aprender, pues entre otras cosas se cree que juegan un papel en la creación del campo magnético.

Solar Orbiter transporta seis instrumentos de detección remota, con los que observara el Sol y sus alrededores, y cuatro «in situ», que analizan el entorno de la nave.

Está diseñada para una misión de unos diez años, aunque los ingenieros siempre suelen «ser conservadores» en sus previsiones, por lo que podría ser más larga.

(EFE)

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