En Desde Donde Sea, el filósofo Miguel Ángel Pérez Pirela explicó el método empleado por los científicos rusos del Centro Gamaleya para diseñar la vacuna Sputnik V, la primera registrada en todo el mundo contra la COVID-19. 

A ese respecto, señaló que desde 1980, en el referido centro de investigación se desarrolla «una plataforma tecnológica que utiliza los adenovirus que se encuentran en las adenoides humanas y que normalmente transmiten el resfriado común, como vectores o vehículos que pueden engendrar un material genético de otro virus en una célula». 

El procedimiento, indicó, consiste en la extracción del gen del adenovirus responsable de la infección, que posteriormente es reemplazado con un gen que contiene «el código de una proteína de otro virus».

La ventaja de este método, de acuerdo con lo expuesto por Pérez Pirela, es que el «elemento insertado es pequeño, no es una parte peligrosa de un virus y es seguro para el cuerpo, pero aún así, ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección». 

Asimismo, el analista destacó que «la plataforma tecnológica de vectores basados en adenovirus» que usa el Centro Gamaleya para producir vacunas, «facilita y acelera» su creación, puesto que modifica el «vector portador inicial con material genético de nuevos virus emergentes». 

Por tanto, a través de este modo de operación, «el proceso general de modificación de vectores y fabricación de la etapa piloto, toma solo unos pocos meses», ello en virtud de que «los adenovirus humanos se consideran uno de los más fáciles de diseñar de esta manera y se han vuelto muy populares como vectores». 

De manera tal que, cuando empezó la pandemia, «los investigadores rusos extrajeron un gen codificador de la espiga del nuevo coronavirus e implantaron en un vector familiar de adenovirus para entregarlo en una célula humana. Decidieron (…) utilizar esta tecnología ya probada anteriormente y disponible, en lugar de ir a un territorio inexplorado». 

Lo anterior explica, en su parecer, el por qué los rusos demoraron relativamente menos tiempo que sus competidores. «Utilizaron un método que ya conocían, un camino ya recorrido», subrayó. 

En relación con el modo de operación de la Sputnik V –que pertenece al tipo de vacunas antes descrito– sobre el sistema inmunológico, el también director de LaIguana.TV detalló que estas «provocan una fuerte respuesta del cuerpo humano para desarrollar inmunidad». 

Finalmente, añadió que desde 2015, los científicos del Gamaleya «trabajaban en un enfoque de dos vectores», una idea que fue recuperada para producir la vacuna contra la COVID-19, en la que se emplearon dos vectores adenovirales, el AD5 y el AD26. El primero, contra el que el cuerpo tiene ya inmunidad, potencia el efecto del segundo, que es administrado en una inyección adicional y garantiza, por tanto, la inmunidad contra la enfermedad. 

«Es por eso que la vacuna rusa se presenta en forma de dos inyecciones diferentes», concluyó. 

(LaIguana.TV)