Este 7 de diciembre, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela  ofreció en su programa Desde Donde Sea una lectura de los comicios legislativos en Venezuela. 

Un primer acercamiento a los comicios: contexto y cifras generales

El evento electoral, realizado en medio de una pandemia, con el país sufriendo las consecuencias de una crisis económica sin precedentes, derivada en mucho de las medidas coercitivas unilaterales aplicadas por Estados Unidos, transcurrió en paz y sin incidentes negativos de importancia, contextualizó.   

Sin embargo, como ya es habitual, el experto refirió que la participación, estimada por las autoridades electorales venezolanas en 32%, generó polémica a nivel nacional e internacional, pero a su parecer, el hecho de que los venezolanos debatan sobre una cifra de participación, en lugar de estar contabilizando muertos y heridos o relatando episodios de violencia electoral, es un éxito del pueblo todo. 

Haciendo referencia a las declaraciones ofrecidas por Jorge Rodríguez, vocero del chavismo y jefe del Comando de Campaña Darío Vivas, las elecciones parlamentarias de ayer enviaron tres mensajes contundentes al mundo: en primer término, que se quiere rescatar la Asamblea Nacional de las manos opositoras, en las que estuvo desde 2015; en segundo término, que el pueblo venezolano desea el fin de las sanciones y, por último, que ha de venir un período de promulgación de leyes que permitan recuperar el tiempo perdido. 

La coalición gubernamental, el Gran Polo Patriótico (GPP), se alzó con el 72% de los sufragios, imponiéndose en 34 de los 42 circuitos nacionales y ganando al menos un curul en todos los circuitos y listas. 

El Consejo Nacional Electoral (CNE), que había ofrecido anunciar los resultados el mismo domingo, publicó el primer boletín en la madrugada de este lunes debido a que fallas eléctricas en algunos estados del país impidieron que el proceso de transmisión de datos hacia la sede del ente comicial en Caracas se iniciara en el momento que estaba previsto, según explicó su vicepresidente, el rector Leonardo Morales. 

Sin embargo, algunos venezolanos, imitando lo que hiciera el Gobierno de los Estados Unidos, cuestionaron el comprensible retraso, en lugar de reconocer que, como señalara Morales, el país no está bien en materia de comunicaciones. 

De acuerdo con la información divulgada por el CNE en su primer boletín, que incluyó el 82,35% de las actas transmitidas, el GPP acaparó 3.558.032 votos (72%), el Partido Comunista de Venezuela 143.916 (2,73%), los partidos opositores agrupados en distintas alianzas 944.655 (17,95%) y otros partidos minoritarios, 367.609 (6,69%).

Empero, el proceso aún no concluye, advirtió el analista, pues este 9 de diciembre se elegirá a los tres diputados que constituirán la representación legislativa de los indígenas. 

Venezuela y Rumanía: el doble rasero de la dupla participación-abstención

Pérez Pirela indicó que algunos países e individualidades, empezando por la administración Trump, criticaron la abstención, que alcanzó casi el 70% y catalogaron la elección como un fraude.

A su parecer, el cuestionamiento de los Estados Unidos sobre el funcionamiento del sistema electoral venezolano es inaceptable, puesto que el actual presidente ha sostenido reiteradamente que no ganó la reelección porque se cometió un fraude en su contra. 

Empero, mientras los venezolanos elegían a sus diputados, en Rumania, país de la Unión Europea, hacía lo propio y participó, proporcionalmente hablando, la misma cantidad de electores: 32%. 

La diferencia, precisó, es que mientras la llamada comunidad internacional se apresuró a reconocer los comicios rumanos, en los que resultó vencedora la derecha local, no hizo lo propio con Venezuela, indicando que la baja participación era un indicio de la ausencia de transparencia y de garantías electorales.

Pocos meses atrás, cuando en las elecciones municipales costarricenses se computó 24% de participación, la «comunidad internacional» no cuestionó la legitimidad de la cita electoral ni de los resultados, como tampoco lo ha hecho cuando buena parte de gobernantes actuales de América Latina resultaron electos con un porcentaje bajo de votos, como es el caso de Sebastián Piñera en Chile, que ganó las elecciones presidenciales de 2017 con menos del 30% del padrón electoral. 

¿Qué dicen las cifras de participación en elecciones parlamentarias durante los últimos 15 años?

Pérez Pirela reportó que el promedio de participación en las elecciones parlamentarias supera el 50%, registrándose la más baja en 2005, cuando solamente el 25,26% de un padrón de 14.272.964 votantes acudió a las urnas a elegir el parlamento que legisló entre 2006 y 2010. 

En aquella ocasión, recordó, la participación fue muy baja porque los entonces partidos políticos de la oposición –Acción Democrática, Copei, Primero Justicia, Proyecto Venezuela  y Un Nuevo Tiempo– se negaron a presentar candidatos, aduciendo, como ahora, que había pocas garantías electorales. 

Los escenarios se asemejan, salvo por el hecho que, en esta oportunidad, una parte de la oposición decidió concurrir a las elecciones y la participación se incrementó aproximadamente hasta el 32%. 

Así las cosas, a su parecer queda claro que las razones por las cuales la oposición –o parte de ella– ha optado por no participar en las elecciones parlamentarias, no guardan relación alguna con los procesos técnicos electorales, sino que esta es una excusa de la que se echa mano para ocultar otra agenda política, pues cuando han decidido acudir a las urnas, la participación se ha incrementado notoriamente. 

Así, en 2010, votó el 65,69% de un padrón compuesto por 17.458.473 electores y en 2015 se alcanzó el récord de participación, computando 73,62% del padrón y logrando la oposición arrebatar al chavismo el control del parlamento. 

¿Dónde están los votos del chavismo? Lo que los datos sugieren 

Para el también director de LaIguana.TV, si bien es cierto que, desde un cierto punto de vista, el GPP alcanzó una indubitable victoria electoral este domingo, impera examinar con cuidado lo que sugieren las cifras acerca del comportamiento electoral de esta fuerza política, en relación con los pasados comicios legislativos, antes de exagerar los alcances del triunfo.

A ese respecto, recordó que en 2015, pese a que el GPP perdió la mayoría en la Asamblea Nacional, apoyaron al Partido Socialista Unido de Venezuela, el más grande del GPP, 5.370.968 personas, mientras que en 2020, el GPP obtuvo 3.558.032 votos. ‘Grosso modo’, esto implica que en cinco años, el chavismo perdió 2,8 millones de votos. 

Desde su punto de vista, ese faltante –que de ningún modo invalida o minimiza el hecho de que la coalición electoral gubernamental haya conquistado un poco más de las dos terceras partes de las diputaciones–, puede ser interpretado de dos maneras: por un lado, que estas personas decidieron no apoyar a la oposición y por otra, que han decidido concentrar sus energías en sortear las dificultades de la cotidianidad, signada por los bajos ingresos, los fallos recurrentes en los servicios, la especulación y los problemas para adquirir combustible. 

No obstante, esto último no significa necesariamente, como muestra un estudio realizado por Datanálisis, firma encuestadora vinculada por la oposición y que fuera divulgado por su presidente, el analista político Luis Vicente León, que el chavismo es una fuerza política que fenece, pues tras casi ocho años de la desaparición física del presidente Hugo Chávez, el 58% de los consultados considera que la gestión de Chávez fue positiva. 

Los votos del chavismo tampoco fueron a engrosar las arcas del ala antidemocrática de la oposición, puesto que la misma investigación indica que la popularidad de Juan Guaidó es baja, comparable con la de la dirigente ultraderechista María Corina Machado, quien siempre ha sido una figura apenas respaldada por una pequeña minoría extremista. 

De lo antes dicho, en su opinión, esto indica que en Venezuela está sembrada una «semilla fuerte del chavismo» que eventualmente podría traducirse en votos y la razón por la cual ese respaldo hacia el desempeño de Chávez como gobernante no se refleja en las urnas, es porque existen grandes críticas al PSUV, al Gobierno Bolivariano y al presidente Nicolás Maduro, mas este escenario, como todos en la política, no es definitivo y puede transformarse, insistió.

La derrota de la oposición comenzó con su victoria de 2015

Desde las filas del PSUV se ha insistido en destacar el carácter histórico de la elección de ayer, así como el desafío que habrá de enfrentar la nueva Asamblea Nacional para sortear las dificultades derivadas de las acciones emprendidas por la legislatura anterior y que tanto daño ocasionaron al pueblo venezolano todo.  

Para Miguel Ángel Pérez Pirela, efectivamente el chavismo obtuvo un «triunfo político», pues logró sacar con votos a una oposición que, cuando llegó al parlamento, lo primero que hizo fue prometer que en seis meses derrocaría a Maduro. 

Esa amenaza, proferida por el entonces presidente del parlamento, Henry Ramos Allup, signó el curso de una confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo que se mantuvo y agravó durante cinco largos años y, además, fue el inicio de la derrota que sufriera la oposición este domingo. 

Empero, el analista venezolano sostiene que en aquel momento, emborrachada con el triunfo electoral, la oposición dilapidó su victoria y se encargó de propiciar toda suerte de desmanes contra el pueblo de Venezuela, para cumplir con su promesa de deponer al mandatario, aunque los métodos empleados fueran cada vez peores. 

De su lado, el Gobierno Bolivariano, decidido a conservar el poder, hizo todo cuanto tuvo a mano para boicotear y frenar los avances opositores, exacerbando con ello la conflictividad.

El sector antidemocrático de la oposición es también un gran derrotado, pues no solamente perdió sus cargos en el parlamento, sino que en consonancia con la idea de mostrarle al mundo que cuenta con un gobierno paralelo, organizó una «consulta popular» para extender inconstitucionalmente y por un tiempo indefinido, las funciones de Juan Guaidó y la fracción minoritaria del feneciente parlamento que le respalda.

Por otra parte, atendiendo a las cifras de ayer, 1 de cada 5 venezolanos inscritos en el padrón electoral votó por el PSUV. Matemáticamente hablando, se trata de una derrota en términos de capital electoral, porque fue el partido que arrasó en las legislativas. 

Dicho de otra manera y en términos bastante generales: esto implica que el GPP es la primera gran minoría del país, puesto que si sumamos la abstención y otros elementos contextuales, se concluye que la mayoría de los venezolanos están cansados de la diatriba política y centran sus esfuerzos en sortear las contrariedades del día a día. 

La despolitización: la peor derrota de todas

Según datos ofrecidos por Luis Vicente León y presentados por Pérez Pirela en el programa, la propuesta de Juan Guaidó, Leopoldo López y Julio Borges está muy lejos de acaparar la atención de esa mayoría saturada de la política, pues el 70% de los consultados desconoce en qué consiste la «consulta popular».

La misma investigación refiere que el 60% no se identifica con ningún partido o liderazgo ni se interesa por la política. 

Puesto en contexto, el experto considera que este es un indicio claro de que el pueblo venezolano se está despolitizando, lo que constituye una gran derrota para todo el pueblo y ha de interpretarse como la señal de alarma que emite una sociedad que está cansada de la política y que ha perdido la confianza en los partidos y en los dirigentes para resolver los problemas del país.

A ese respecto, recordó que el gran fenómeno de Chávez fue repolitizar a Venezuela después de las fatídicas décadas de 1980 y 1990, en las que la corrupción, la desidia y la  sordera ante las demandas de la mayoría en la clase política eran lo cotidiano. 

Lamentablemente, advirtió, 20 años después, el fenómeno se repite y la mayoría del país está despolitizado. 

Este es, en su opinión el dato que con mayor cuidado y atención han de analizar los partidos políticos y dirigentes, hayan o no participado en las elecciones de este domingo.  

¿A qué debería abocarse la nueva Asamblea Nacional?

En el criterio de Miguel Ángel Pérez Pirela, las elecciones parlamentarias de ayer son, a no dudarlo, un triunfo del GPP, pero muy especialmente del presidente Nicolás Maduro, que ahora tendrá de su lado a una Asamblea Nacional que le permitirá suscribir acuerdos con aliados internacionales como China, Rusia, India, Sudáfrica o Irán y podrá disponer de un margen de maniobra superior para ejecutar acciones de gobierno orientadas a sortear las sanciones y bloqueos, causantes principales de la crisis que atraviesa el país. 

En ese sentido, concluyó, una Asamblea Nacional que le permita al mandatario apuntalar su gestión, legislando para sortear las sanciones y abrir una nueva etapa en el comercio internacional del país, permitirá, sin dudas, atender el principal problema que aqueja a los venezolanos: la crisis económica. 

Libro del día

De Bernard Mommer, «La cuestión petrolera».

(LaIguana.TV)