El filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela disertó sobre las corrientes de la  belleza y los aspectos medulares de sus discusiones en torno a si se trata de algo subjetivo, objetivo  o intersubjetivo.

«Si la belleza es subjetiva, nada es bello por sí mismo, sino porque el juicio de cada quien le da o no ese valor. Ese juicio, además, puede variar de un tiempo a otro. Cuando uno está enamorado ve al objeto de amor como bello o bella. Cuando se desenamora le ve todos los defectos y fealdades que antes no le vio. Lo bello depende de cada uno»,  explicó el comunicador durante su programa Desde Donde Sea.

Consideró que, por otro lado, si la belleza es objetiva, vea quien vea el objeto va a resultar bello. Estaría entonces en la realidad exterior al sujeto que conoce, sería bello en sí mismo.

«Max Scheler (1874-1928) estimaba que la belleza nos llega por la emoción. Es un percibir sentimental y se diferencia de los sentidos y de la inteligencia. Este filósofo advertía que así como el daltónico no puede ver ciertos colores, hay que gente que está incapacitada para percibir la belleza», expresó.

Apuntó que en la Antigüedad griega, Platón sostenía que la belleza era orden, entendido como armonía, proporción y medida.

En el mundo helénico, entre 800  y 200 años antes de Cristo, predominó la idea pitagórica de aplicar cálculos matemáticos para llegar a las proporciones y simetrías de la belleza.

Agregó que entre lo objetivo y lo subjetivo surge una especie de tercera opción: lo intersubjetivo. «Si la belleza es subjetiva, está amparada en el gusto de una o más personas. Aparece la subjetividad de un conjunto de personas en un espacio-tiempo, época o cultura, que se ponen de acuerdo en una visión de lo que es bello o les es impuesto tal concepto».

(LaIguana.TV)