Para Pedro Eusse, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y directivo de la Central Unitaria de Trabajadores de Venezuela (CUTV), la clase obrera venezolana «vive el peor de sus momentos», pues se han instalado un conjunto de prácticas que, en su conjunto, han desmejorado la situación de los trabajadores.
 
«Estamos viviendo la destrucción del salario, enfrentando situaciones de imposición de desregulación laboral, de flexibilización de las relaciones de trabajo, desmontaje de las convenciones colectivas, violaciones a la libertad sindical, situaciones de criminalización y judicialización de las luchas obreras, lo que incluso ha significado que una cantidad importante de dirigentes obreros estén presos (…) en calabozos o en casa por cárcel», dijo Eusse en una entrevista concedida al periodista Clodovaldo Hernández para LaIguana.TV.
 
En opinión del dirigente comunista, estas condiciones de desmejora impuestas a los trabajadores han empeorado con la pandemia. Así, explicó, los patronos se han aprovechado de la crisis para no convocar a «muchos», lo que se traduce en una desmejora de sus condiciones y en la sobreexplotación de aquellos «que continúan prestando servicios». 
 
Al otro lado del péndulo, refirió, están los patronos que promueven la asistencia de los trabajadores a cualquier precio, aunque no garanticen el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad para prevenir los contagios de COVID-19 y como contraprestación, ofrecen «bonos de asistencia». 
 
De acuerdo con el también sindicalista, respaldados por el ministerio del Trabajo y por dirigentes «desclasados y patronales», «muchos patronos» están «aplicando actas convenio donde se desmejoran profundamente las condiciones de los trabajadores», así como expulsando «de los centros de trabajo a miles de hombres y mujeres, en la aplicación de unas suspensiones masivas ilegales, que al final terminan siendo despidos masivos indirectos». 
 
La peligrosa mezcla entre el colapso del modelo rentista y las medidas coercitivas unilaterales
 
Pedro Eusse considera que la situación actual es la resulta de la convergencia entre «la crisis estructural del sistema capitalista en las condiciones de dependencia de la economía venezolana», que se expresa concretamente en el colapso del modelo basado en el «rentismo petrolero», las «medidas coercitivas imperialistas» y el manejo de la crisis que ha hecho el gobierno del presidente Nicolás Maduro. 
 
A ese respecto, detalló que, desde el punto de vista de PCV, «el gobierno nacional enfrenta esta situación, administra esta crisis, favoreciendo a sectores del capital, promoviendo facilidades para las inversiones, creando un contexto general propicio para las expectativas de ganancia de los capitalistas y eso se hace a costa de destruir el salario, de desmontar las convenciones colectivas, de desmejorar las condiciones de vida y de trabajo de la gran masa trabajadora venezolana».
 
Por tal razón, argumentó que sin negar la existencia del bloqueo y sus efectos, para la tolda del gallo rojo resulta inaceptable que se imponga a los trabajadores «aceptar condiciones miserables», mientras una élite distribuida entre la burguesía y la burocracia «ostenta privilegios y riquezas», «prácticamente no paga impuestos», por lo que es la clase obrera quien ha de cargar con el mayor peso de los tributos.  
 
La alternativa de los comunistas frente a la política económica del gobierno
 
El PCV sostiene que aunque no haya sido impuesta por organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, «la política económica del gobierno, en la práctica, está estableciendo un modelo neoliberal en Venezuela», en tanto esta favorece «los intereses de los sectores del capital».
 
«La esencia, la lógica de esa política económica consiste en eso: la ventaja comparativa para que vengan las inversiones es una fuerza de trabajo casi gratis, sin derechos», añadió.
 
Empero, tanto el PCV como las fuerzas aglutinadas en la plataforma Alternativa Popular Revolucionaria y sectores del movimiento obrero aseguran que es posible revertir la política económica del gobierno nacional, cambiándola radicalmente, más específicamente, poniendo «en el centro al ser humano, a los trabajadores y trabajadoras, y no a los intereses de los capitalistas», son pena de que continúen avanzando prácticas en su juicio cuestionables, como el regreso de «fundos nacionalizados» a las manos de los terratenientes. 
 
«En el momento en el que se reducen al extremo los ingresos nacionales, en el que estamos siendo objeto de un cerco imperialista, en ese momento, con más razón hace falta una política que favorezca a las mayorías, a los débiles, los que producimos y hacemos posible la producción de bienes y servicios, tanto en el campo como en la ciudad», arguyó Eusse, quien también denunció que se había desmontado «el proceso bolivariano que se había iniciado con el presidente Chávez», que con sus «defectos»,  «limitaciones» y «desviaciones», porque no lo encabezaba la clase obrera, «era un avance progresista». 
 
Asimismo, argumentó que el efecto político de esta «política de ajuste liberal burgués» –neoliberal» es «una tendencia autoritaria, prácticas autoritarias de un Estado, que prefiere imponerles a quienes se resistan a ese recetario neoliberal, la fuerza», que se expresa en «represión», «acoso», «hostigamiento» e incluso «judicialización». 
 
La manera en que la dirigencia comunista asume que pueden superarse esos escollos, es la consolidación de la unidad dentro de la clase obrera que permita «levantar una bandera de lucha con independencia y autonomía frente al Estado, frente al capital, frente a los patronos», sin dejar de lado que «hay que derrotar las estrategias de dominio neocolonial de EE.UU. y la Unión Europea, pero no haciéndole concesiones al capital, sino avanzando en una transformación revolucionaria de la sociedad que permita una salida revolucionaria a la crisis».
 
O se gobierna para la burguesía o se gobierna para el pueblo trabajador
 
El vocero comunista es de la opinión que el gobierno nacional ha decantado por aplicar una política económica «neoliberal», a causa de una «mezcla» de las acciones de quienes, en su buena fe han sido convencidos de las bondades de ese modelo y las de otros –a quienes señala de representar la tendencia dominante–, cuyos intereses económicos «están siendo determinantes en la toma de decisiones». 
 
«Esto pasa siempre: o se gobierna para la burguesía o se gobierna para el pueblo trabajador. No puede haber medias tintas en esto», sentenció Eusse.
 
El sindicalista explicó que esta posición no implica la desaparición de las empresas privadas, pues su existencia forma parte de la «transición revolucionaria» del capitalismo al socialismo, pero agrega que si el Estado es conducido por «un gobierno revolucionario», este «avanza en una transformación de las relaciones de producción» y en el caso de Venezuela, se está haciendo lo opuesto, pues se están «afianzando» «la explotación» y «la opresión». 
 
El efecto político que tiene la preeminencia de los intereses del capital, en desmedro de los de la clase obrera, ha traído, desde el punto de vista del PCV, un proceso de consolidación de «un pacto de élites, un pacto cupular entre la dirección del gobierno y sectores de la derecha opositora», en el que han tomado protagonismo instancias como la patronal Fedecámaras, que hoy presiona una reforma a la Ley Orgánica del Trabajo, que, de concretarse, le otorgaría a los empresarios la capacidad de «explotar» a los trabajadores en condiciones ampliamente ventajosas.
 
No obstante, aunque esta modificación no haya sido aprobada, el dirigente sindical apuntó que este socavamiento sistemático de los «derechos individuales y colectivos» ya sucede, incluso, según denunció, «con la complicidad del gobierno y de manera muy especial, del ministerio del Trabajo», cuyo titular se niega a escuchar las demandas de los trabajadores.
 
Más que los discursos, importan «las prácticas concretas»
 
Para concluir, refiriéndose a la posición del presidente Nicolás Maduro, quien viene de las luchas sindicales en relación con este punto, Eusse opinó que «alguien puede ser de origen obrero, alguien puede haber sido dirigente sindical, pero si no tiene conciencia de clase (…), termina sirviéndole al capital, a la burguesía» y más que «ver los discursos, hay que ver las prácticas concretas», a su parecer, muy contrarias a lo que caracteriza un enfoque «clasista» y defensor de los trabajadores frente a los patronos. 
 
En su reflexión, destacó que hubo una administración deficiente de las empresas públicas y que este hecho está siendo usado como excusa para apuntalar hacia su privatización, aunque las bases obreras «han presentado propuestas para salvar, rescatar y reactivar las actividades productivas» en sectores estratégicos como el petrolero, el petroquímico o las empresas básicas. 
 
«Si de verdad el presidente Nicolás Maduro y su gobierno quieren demostrar que son consecuentes con los intereses de los trabajadores, cambien su política económica, cambien su política laboral, escuchen a las fuerza de base de los trabajadores, escuchen a nuestro movimiento, escuchen al Frente Nacional de lucha de la clase trabajadora y a la CUTV, abran el compás para el protagonismo dirigente de la clase obrera en los centros de trabajo», dijo para concluir.  
 
(LaIguana.TV)