El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, llamó al secretario general de la ONU, António Guterres, a ser imparcial ante cualquier crisis y en particular, la ucraniana.

«En cualquier conflicto (…) la Secretaría de la ONU debe ser imparcial y está obligado a abogar por el diálogo directo entre las partes en conflicto», dijo Lavrov en una reunión con el enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen.

En relación con la situación en Ucrania, añadió el canciller, «el secretario general nunca alzó la voz a favor del cumplimiento de los Acuerdos de Minsk y de la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU que exige resolver el conflicto mediante el diálogo entre Ucrania, Donetsk y Lugansk».

Más temprano, Guterres calificó el reconocimiento de la independencia de Donetsk y Lugansk por parte de Rusia como una «violación de la integridad territorial y la soberanía de Ucrania» y un golpe mortal a los Acuerdos de Minsk.

Lavrov enfatizó que ningún país de Occidente mencionó que Ucrania debía cumplir los Acuerdos de Minsk y las resoluciones de la ONU y «lamentablemente el secretario general siguió ese triste ejemplo».

«El secretario general de la ONU (…) sucumbió a las presiones de Occidente e hizo declaraciones sobre lo que ocurre en Ucrania que no corresponden a su estatus y su mandato», apostilló.

El 21 de febrero, Rusia reconoció la independencia de Donetsk y Lugansk para evitar el genocidio de la población de esas repúblicas ante el aumento de los ataques ucranianos.

La situación se agravó después de que Estados Unidos y otros países de la OTAN entregaran toneladas de armas al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pese a que esa región es una zona en conflicto.

Miles de familias de Donetsk y Lugansk huyeron a Rusia de los ataques ucranianos.

Todo ocurre en medio de las negociaciones que Estados Unidos y Rusia mantienen desde principios de este año para zanjar un acuerdo de garantías recíprocas de seguridad.

Moscú exige la renuncia a la ampliación de la OTAN al este, en concreto a la incorporación de Ucrania y Georgia, naciones que limitan con Rusia y en los que en una hipotética adhesión, Estados Unidos podría emplazar sus misiles de ataque.

Rusia demanda también que el bloque bélico retire sus tropas y material bélico de Bulgaria y Rumanía, lo que implica el retorno a la arquitectura militar que existía en Europa en 1997, cuando fue firmado el Acta Fundacional Rusia-OTAN.

Estados Unidos tiene en la actualidad misiles desplegados en la localidad polaca de Redzikowo, a unos 180 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado, y en el poblado rumano de Deveselu, a unos 600 kilómetros de la península de Crimea.

(Sputnik)