Hay proyectos que tardan en cuajar varios años. En ese sentido, los expertos en estos temas recomiendan no perder la paciencia, tener en cuenta ese período de trámite, antes de establecerse. Pero hay otros, definitivamente excepcionales, que logran “pegar” desde muy temprano. Y LaIguana.TV ha sido uno de estos.

Arrancó en el agitado año electoral 2012, con el huracán político de Hugo Chávez dando una nueva demostración de su colosal fuerza, y prácticamente desde los primeros días encontró un lugar en el complejo escenario de la audiencia nacional y más allá de las fronteras.

Ya en mayo de 2013, cuando el país se aprestaba a las elecciones presidenciales sobrevenidas, tras la partida física del comandante bolivariano, el proyecto neonato empezaba a dar muestras claras de su potencial.

En esa oportunidad, en una entrevista con Telesur, el director de LaIguana.TV, Miguel Ángel Pérez Pirela, presentó datos concretos que apuntaban a la veloz cristalización de lo que durante años previos había sido un sueño compartido por un grupo de estudiosos de la política, la filosofía y la comunicación.

Con apenas doce meses en el aire, el portal ya exhibía envidiables cifras de seguidores, expresiones de apoyo (el “me gusta” de las redes sociales) y participación de usuarios, todo ello sin recurrir a los consabidos trucos de marketing digital ni a las estrategias de los medios sensacionalistas y casi pornográficos.

Estaba claro desde esos pininos que el plan se encaminaba a la integración de un sistema multimedio, que se afincaba en las redes sociales y que entonces tenía uno de sus pivotes en el programa Cayendo y corriendo, que  se transmitía a través del canal estatal Venezolana de Televisión.

También había plena conciencia, desde el inicio, en que LaIguana.TV era un medio de comunicación claramente identificado por su posición política e ideológica, por su cosmovisión. Desde esa postura sin máscaras, se proponía informar a un público que así tendría clara conciencia de a qué atenerse.

El cuidado por la estética y la ruptura con los cánones ya muy desgastados del periodismo de los grandes medios impresos y audiovisuales fueron otros de los fundamentos de esta idea hecha realidad. La innovación y el desparpajo tuvieron el efecto de generar seguidores, simpatizantes y también de provocar la reacción de los adversarios y críticos.

Han pasado nueve años desde aquel primer aniversario y, aparte de cifras de audiencia y lectoría multiplicadas exponencialmente, LaIguana.TV puede afirmar con legítimo orgullo que ha seguido avanzando sobre los rieles de esos principios. Ha sido leal a sus convicciones, no ha asumido apariencias de falsa objetividad, pero tampoco se ha limitado a repetir consignas. La información contrastada y contextualizada, el análisis y la fidelidad al estilo textual y gráfico han dado frutos muy auspiciosos.

Durante los convulsos diez años que ahora cumple, LaIguana.TV ha ido profundizando en su visión multimedial, con varios programas de la órbita de la televisión 2.0, incluyendo el de Pérez Pirela, Desde donde sea, que nació en 2019 y que en 2020 y 2021 asumió la complicada tarea de acompañar a las usuarias y los usuarios en el confinamiento obligado por la pandemia de covid-19.

En los últimos meses ha dado un nuevo paso en este sentido, al iniciar las transmisiones de televisión 24 horas al día, 7 días a la semana, un avance que adquiere mayor relieve en la actual coyuntura de censura mundial ordenada por los poderes políticos y fácticos respecto al conflicto entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia, que se desarrolla en Ucrania.

Ahora, LaIguana.TV se propone asumir su segunda década con el mismo entusiasmo de aquellos tiempos iniciales. La meta es preservar e incrementar ese tesoro invalorable conquistado desde sus primeros meses de vida: el apoyo de usuarias y usuarios de Venezuela y el mundo.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)