El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha advertido de que existe el riesgo de que terceros países se impliquen en el conflicto ucraniano. 

«Tales riesgos, por supuesto, existen. Lo que el régimen de Kiev exige, de manera categórica (…) a sus patrocinadores occidentales (…) es una provocación directa para involucrar a Occidente en las hostilidades», dijo Lavrov ante la prensa durante su viaje de trabajo a Arabia Saudí. 

Así respondió a la pregunta de si teme que otros países puedan involucrarse en el conflicto después de enviar lanzacohetes múltiples a Ucrania. 

«Esto va más allá de todos los límites de la decencia y la comunicación diplomática», resaltó. 

Además, el canciller señaló que los políticos occidentales son muy conscientes de la existencia de este riesgo y algunos «están listos para ir a esta locura con tal de satisfacer su ambición». 

«Pero los países serios de la Unión Europea, por supuesto, son muy conscientes de la inaceptabilidad de tales escenarios, y escuchamos recientemente sobre lo que parecen señales de evaluaciones razonables desde Washington», subrayó. 

Además, el canciller ruso declaró que Moscú y Ankara acordaron que Turquía ayudará a eliminar las minas de los puertos ucranianos. 

«Después de una conversación con el presidente [turco, Recep Tayyip] Erdogan, acordamos que los colegas turcos intentarán ayudar a organizar la retirada de minas en los puertos ucranianos para liberar los buques que, de hecho, fueron tomados como rehenes», dijo a la prensa. 

Agregó que Ankara también debe contribuir a que «esta operación se lleve a cabo sin intentos de reforzar las capacidades militares de Ucrania ni dañar a Rusia» 

Rusia lanzó el pasado 24 de febrero una operación militar especial en Ucrania alegando que las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, necesitaban ayuda frente al genocidio por parte de Kiev. 

Según el Ministerio de Defensa ruso, los ataques militares no están dirigidos contra instalaciones civiles, sino que buscan inutilizar la infraestructura bélica. 

El ministro de Agricultura de Ucrania, Nikolái Solski, constató a mediados de mayo que la exportación de cereales desde el país está paralizada debido al bloqueo naval por parte de Rusia. Antes del 24 de febrero, según él, el país exportaba unos cinco millones de toneladas de granos al mes por vía marítima, volumen que se redujo a unas 200.000 toneladas en marzo. Como resultado, más de 20 millones de toneladas de cereales y otros cultivos quedaron sin acceso al mercado internacional, denunció. 

A su vez, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acusó la semana pasada a Moscú de provocar deliberadamente una crisis alimentaria, denunciando que utiliza «el hambre y el trigo para asentar su poder», que sus fuerzas «bombardean los silos de grano en toda Ucrania», mientras que las naves de la flota «bloquean en el mar Negro los buques ucranianos repletos de cereales». 

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, por su parte, rechazó estas acusaciones. 

Según el viceministro de Exteriores ruso Andréi Rudenko, las exportaciones marítimas de alimentos desde Ucrania se encuentran paralizadas debido a que las fuerzas de Kiev han minado los puertos del país. 

El 28 de mayo el mandatario ruso, Vladímir Putin, en una conversación telefónica con el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aseveró que Rusia está dispuesta a apoyar la búsqueda de opciones para garantizar el suministro de cereales desde Ucrania, «incluida la exportación de granos ucranianos de los puertos del mar Negro». 

(Sputnik)