El 11 de septiembre de 1973 el general Augusto Pinochet encabezó un golpe de Estado contra el presidente de Chile, Salvador Allende, que terminó con el Gobierno de la Unidad Popular y comenzó una dictadura militar que dejaría cerca de 40.000 víctimas durante 17 años.

Pinochet, quien tres semanas antes había sido nombrado por Allende como comandante en jefe del Ejército, mediante el golpe interrumpió el Gobierno democrático de Allende, que había sido electo en 1970, e instauró uno de los períodos más crueles y terribles de la historia de la nación suramericana.

De igual manera, los militares pusieron fin a la experiencia de un Gobierno socialista surgido mediante la vía electoral y que buscaba redefinir el papel del Estado mediante una reforma agraria, nacionalizaciones, expropiación de la banca y mayor impulso a la educación.

Inicio del golpe

Fue el propio Allende quien dio a conocer la movilización militar. Informado de la sublevación de la Armada, Allende llegó a las 07:30 hora local de ese 11 de septiembre al Palacio de La Moneda.

Horas antes, barcos de la Armada habían ingresado al puerto de Valparaíso, a unos 115 kilómetros al oeste de Santiago, y sus tropas ocuparon calles y edificios del Gobierno.

El presidente Allende, en una transmisión a través de Radio Corporación, pidió a la ciudadanía conservar la calma y seguir en sus centros de trabajo, al tiempo de afirmar que se mantendría en su puesto.

A las 08:30 horas, las Fuerzas Armadas y Carabineros, que bombardeaban y allanaban las instalaciones de los medios de comunicación que apoyaban a la Unidad Popular, exigieron la renuncia de Allende.

Los mensajes de Allende

El presidente, en otra comunicación radial, dijo a los militares que no renunciaría y que no abandonaría el palacio de La Moneda. “Señalo mi voluntad de resistir con lo que sea, a costa de mi vida”, aseveró.

En su último mensaje a los chilenos, transmitido en Radio Magallanes, Allende -consciente del inminente bombardeo aéreo sobre el palacio de La Moneda- dijo: “Yo no voy a renunciar. Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo (…) tienen la fuerza, podrán avasallar, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.

Un edecán le ofreció un avión de la Fuerza Aérea para abandonar Chile. Allende rechazó la propuesta y planteó un diálogo con los comandantes en jefe bajo ciertas condiciones. Sin embargo, Pinochet no aceptó y exigió la renuncia incondicional del presidente.

Previo al bombardeo de La Moneda, el mandatario demandó una tregua con la finalidad de que pudieran salir 11 mujeres que se encontraban en la sede del Ejecutivo, incluida su hija Beatriz.

A las 11:50 horas, los aviones Hawker Hunter del grupo 7 de la Fuerza Aérea chilena dieron inicio al bombardeo que se extendió por 15 minutos. Como consecuencia, ocurrió el incendio parcial del edificio gubernamental.

Después de las 13:00 horas, Allende, portando un fusil y con casco, ordenó la rendición y salida de quienes aún lo acompañaban.

Luego de ello -con base en una investigación judicial de 2012- Allende ingresó al salón Independencia, donde «se sienta en un sofá, coloca el fusil que portaba entre sus piernas y apoyándolo en su mentón, lo acciona, falleciendo en forma instantánea».

La Junta Militar, encabezada por Pinochet, asumió el mismo 11 de septiembre el poder Ejecutivo y el Judicial, y ordenó el receso del Congreso, instaurando una dictadura militar por 17 años que dejó al menos 40.000 víctimas, entre ellas 3.000 asesinados o desaparecidos.

(telesurtv.net)