En días recientes se dio a conocer la noticia sobre el acuerdo al que llegaron autoridades de la Federación Cubana de Beisbol y de la Major League Baseball (MLB), para que peloteros de la isla puedan jugar en las llamadas Grandes Ligas sin ningún tipo de restricciones.

 

Sin embargo, pocos medios se tomaron la tarea de aclarar que dicho pacto no surgió de la noche a la mañana, sino que han sido largos años de negociación por parte de Cuba y Estados Unidos, principalmente del primero para garantizar la vida y la seguridad de sus ciudadanos.

 

La parte más importante de dicho acuerdo es el referido a que los toleteros antillanos podrán jugar en la MLB de forma legal, sin perder su residencia en Cuba, ni dejar de representarla en competencias internacionales.

 

Lo que no explican los medios aliados a intereses imperiales, es que a pesar de que desde hace varios años el Instituto de Deportes de la mayor de las Antillas (Inder) permite a deportistas de 11 especialidades competir en otros países, la negociación con la nación del norte no había sido posible debido al bloqueo y sanciones impuestas desde hace medio siglo a la isla.

 

Esto impide que el Estado cubano reciba un solo dólar por los contratos firmados por sus deportistas en otras naciones, dinero que el Inder invierte en mejoras de instalaciones y en impulsar generaciones de relevo.

 

Autoridades de Estados Unidos exigían a los peloteros cubanos que querían jugar en esa nación, residir fuera de la isla y firmar una declaración en la que aseguraran no ser miembros del Partido Comunista. Esto generó que muchos cayeran en manos de contrabandistas y mafias, que ponían en riesgo su seguridad y destino.

 

La clave en la firma de este trato fue la creación de una licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros, perteneciente al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que permitiría que la Federación Cubana de Beisbol reciba un porcentaje del valor de los contratos.

 

Esta, que es la verdadera noticia, generó reacciones negativas entre la comunidad cubana instalada en Miami, entre ellos el senador Marco Rubio quien pidió al presidente gringo, Donald Trump, que esta medida fuera derogada de forma inmediata.

 

(LaIguana.TV)