Más que una inauguración de gala, el evento era una bocanada de alivio para los inversionistas, que angustiados por las recurrentes demoras ya habían comenzado a sospechar que habían cometido un grave error al ponerle dinero al proyecto.

 

De manera que algunos de ellos viajaron desde muy lejos para presenciar finalmente la inauguración del primer restaurante de Orange County Choppers (OCC) en Nueva York. Celebraron, todos creyendo ser dueños del local, pero la reunión terminó siendo un chiste cruel para la mitad de los socios. Éstos no figuraban en los verdaderos registros de la compañía.

 

“Había un gentío, donde supuestamente éramos socios y aliados del Joint venture, pero nadie supo bien quienes éramos todos los que estábamos allí”, relató Ángel Briceño, uno de los socios del proyecto. “Ninguno de nosotros preguntó: ¿cuánto pusiste tú? ¿cuántas acciones tienes?”.

 

En el caso de Briceño, él alega que terminó enterándose dos meses después que estaba entre los inversores que se habían quedado fuera del negocio pese a haber invertido alrededor de $400,000.

 

Al igual que Briceño, cerca de una docena de inversionistas, la mayoría de ellos venezolanos, dicen haber sido defraudados por el empresario Carlos Urbaneja a través de un proyecto basado en la imagen de Paul Teutul Sr., la estrella del programa American Chopper del Discovery Channel.

 

Los presuntos defraudados alegan que son víctimas de un esquema que les acarreó pérdidas en conjunto por un monto cercano a los $15 millones. Cuatro de ellos presentaron una demanda colectiva contra Urbaneja, Teutul y empresas que éstos manejan.

 

La reacción de Urbaneja

 

Urbaneja, quien declinó ser entrevistado por el Nuevo Herald, dijo inicialmente en un breve correo electrónico que la acusación presentada en su contra “no tiene mérito y hemos presentados mociones en corte para desestimar el caso”.

 

“Vamos a presentar significativas contrademandas por los daños provocados a nosotros por los demandantes”, agregó.

 

Posteriormente, y en respuesta al primer artículo de la presente serie que calificó de “difamatoria” y “parcializada”, el abogado de Urbaneja, Mark Goldstein, refutó algunos de los datos publicados en uno de los gráficos de el Nuevo Herald, argumentando que los $400,000 que presuntamente habrían entregado Briceño en realidad no le pertenecían a él, sino al inversionista Humberto Del Grosso.

 

De la misma manera, Urbaneja alega que Briceño —quien se desempeñó como director en OCC— recibió comisiones de entre $300,000 y $400,000 de OCC, montos que Briceño alega no superaron los $90,000.

 

El abogado de Urbaneja también alega en su misiva que no todos los inversionistas presuntamente defraudados han presentados quejas en su contra. No obstante, el Nuevo Herald conversó con algunas de las personas nombradas por Urbaneja. Éstas manifestaron que perdieron cientos de miles de dólares en el proyecto de OCC, aportando documentos como prueba de los fondos transferidos.

 

Según los afectados, Urbaneja captó las millonarias inversiones para lanzar una cadena de restaurantes que rivalizaría con Hard Rock Café, en proyectos que nunca arrancaron.

 

Cuando los reclamos de los inversionistas y los problemas se tornaban intolerables, el proyecto era relanzado bajo un nuevo nombre y una nueva estructura accionaria. De esa manera, la cadena de restaurantes que comenzó como OCC RoadHouse, luego se convirtió en OCC Café y posteriormente fue nombrada como OCC Fast Food.

 

Los representantes de OCC no han querido entrevistarse con el Nuevo Herald o comentar sobre los reclamos de los presuntos afectados.

 

Se venden como pan caliente

 

Según los afectados, Urbaneja y Teutul terminaron vendiendo tres o cuatro veces el mismo proyecto a distintas “camadas” de inversionistas, en ocasiones otorgando participaciones accionarias en empresas de papel que en realidad no tenían activos.

 

Para Paola Arciniegas, los problemas con sus inversiones comenzaron a surgir desde Venezuela.

 

Urbaneja, quien le fue presentado a Arciniegas como dueño de las franquicias en Venezuela de restaurantes Benihana y Miga’s, también estaba buscando socio para el desarrollo de nuevos locales de la cadena TGI Friday’s.

 

Arciniegas dijo que pagó algo más de $900,000 por participaciones de 35% en dos restaurantes distintos de TGI Friday’s, uno de ellos que estaría ubicado en la ciudad venezolana de Barquisimeto, y otro en El Paraíso, una urbanización de Caracas.

 

El problema es que los restaurantes no terminaban de iniciar las operaciones, comentó Arciniegas.

 

Arciniegas contó que luego se enteró que los restaurantes estaban generando pocas ganancias, al punto que el local ubicado en El Paraíso terminó cerrando.

 

“Para que yo esté tranquila, comenzaron a depositar presuntas utilidades en los primeros meses, pero el dinero venía del mismo dinero que yo había aportado”, dijo la empresaria venezolana en una entrevista.

 

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(elnuevoherald.com)

 

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