Un tercio de las reservas mundiales de petróleo y una quinta parte de su producción están bajo las sanciones de EEUU. Venezuela e Irán resultan los más afectados, con una caída de la producción diaria de casi tres millones de barriles. No obstante, Rusia es todo lo contrario: la producción ha superado los 11 millones de barriles por día.

 

Las reservas mundiales de petróleo son de 1,66 billones de barriles, incluyendo 298.400 millones en Venezuela, 157.800 millones en Irán y 80.000 millones en Rusia, calcula Olga Lebedínskaya, profesora titular de Economía de la Universidad Plejánov de Moscú.

 

«Si sumamos los recursos petroleros de estos países, su parte será de un 51% entre los 30 principales países líderes en reservas y casi un 33% de las reservas mundiales. Cuando la lista de sanciones incluya a Catar, que se retiró de la OPEP en 2018 y apoya a Irán, esta cifra alcanzará el 34%», explica Lebedínskaya.

 

Las sanciones ejercieron el mayor impacto negativo sobre Venezuela: la producción diaria se ha reducido 3,3 veces, hasta los 0,75 millones de barriles. Las pérdidas de Irán son menores, el país produce 2,1 millones de barriles.

 

Cabe señalar que no se impusieron sanciones petroleras directas contra Rusia, observa Oleg Bogdánov, analista de la compañía de inversiones QBF. Si lo hubieran hecho, los precios mundiales del petróleo se habrían disparado por encima de los 100 dólares por barril.

 

«Simplemente es imposible hacerlo, porque el principal consumidor de nuestro petróleo [ruso] es Europa. Los europeos no pueden negarse al uso de nuestras materias primas, ya que esto causaría graves problemas económicos: aumento de la inflación, aumento de las tasas y, finalmente, una recesión», señala el analista.

 

En 2017, tres años después de la introducción de las sanciones, el diario estadounidense The Wall Street Journal reconoció que las restricciones no tenían un impacto significativo en la industria petrolera rusa. Moscú siguió introduciendo nuevas tecnologías en el sector energético y aumentó la producción.

 

Unas grandes inversiones, unos importantes privilegios fiscales para las compañías petroleras y la devaluación del rublo favorecieron Vla situación en Rusia, señala Natalia Dembínskaya, columnista de la edición rusa de Sputnik. Asimismo, se comenzó a explotar nuevos yacimientos.

 

Los expertos no ven nada sorprendente en esta situación, observa Dembínskaya. En primer lugar, Rusia es mucho más grande que Irán, por no hablar de Venezuela. Teherán y Caracas también tienen una menor influencia en el mundo en términos económicos y de política exterior.

 

En segundo lugar, muchos países y regiones del mundo dependen del suministro de petróleo ruso.

 

«Se trata, en primer lugar, de la Unión Europea y de China, que importan grandes volúmenes de materias primas de Rusia. Simplemente no hacen caso a las sanciones de Estados Unidos. Es que, sin petróleo, las economías de China y de la UE quedarán paralizadas. Como resultado, la disminución de la producción en Irán y Venezuela ha llevado a un aumento de la demanda de petróleo ruso», explica el experto industrial Leonid Jazánov.

 

Es cierto que las sanciones estadounidenses han hecho crecer la demanda de materias primas rusas, incluyendo dentro del propio EEUU, puesto que el mercado está experimentando una aguda escasez de petróleo pesado de alto contenido de azufre.

 

Con la suspensión de los suministros de Venezuela, las refinerías del golfo de México y la Costa Este de Estados Unidos, diseñadas para procesar este tipo de petróleo, enfrentaron la perspectiva de detener sus actividades. Como resultado, las grandes empresas estadounidenses —Citgo Petroleum, Valero Energy, Chevron— compraron más materias primas rusas.

 

Debido a la falta de disponibilidad de materias primas iraníes y venezolanas, las refinerías europeas —que también procesan el petróleo pesado— optaron por el petróleo ruso Urals, de alto contenido en azufre, concluye Natalia Dembínskaya.

 

(Sputnik)