Su nombre es Hugo Parra y el pasado 23 de febrero de 2019 decidió desertar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para unirse al plan sedicioso de invasión territorial que Juan Guaidó y los Gobiernos de Colombia y Estados Unidos pretendieron ejecutar desde Cúcuta con el argumento de hacer entrar a Venezuela una falsa «ayuda humanitaria» que en realidad eran equipos y elementos para generar violencia paramilitar dentro del territorio venezolano.

 

Aquel día Parra prestó su imagen e investidura militar para ponerse a la subordinación de Guaidó en pleno puente «Tienditas», zona fronteriza entre Venezuela y Colombia que comunica al estado Táchira con Cúcuta.

 

Días antes, Guaidó había prometido a cada militar que desertara y se manifestara públicamente como su subordinado, que el Gobierno de Estados Unidos le prestaría apoyo y le darían 20.000 dólares como «ayuda».

 

Este militar creyó en la palabra de Guaidó y confió en ese plan, pero una vez fue utilizado en los medios y recibido por el propio reguetonero «Nacho», Guaidó no volvió a comunicarse con él.

 

En Cúcuta, Parra estuvo hospedado en una casa parroquial, luego en el hotel Acora del que fue expulsado porque Guaidó y su gente no pagaron sino que se robaron el dinero y luego tuvo que acudir a funcionarios de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Colombia para ver cómo lo ayudaban.

 

Posteriormente, al ver que no tenía ayuda de Guaidó, ni de Colombia y mucho menos de Estados Unidos, Parra decidió viajar a México, no se detalla con qué dinero, para ingresar a Estados Unidos a través de la frontera de Nuevo Laredo.

 

Sin respuestas de Trump

 

Parra aseguró al medio estadounidense Telemundo Internacional que se entregó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE) en el Puente Internacional número II de la ciudad mexicana de Nuevo Laredo, el pasado 11 de abril, y desde entonces aún no le programan una cita para ver a un juez de inmigración.

 

Después de más de 8 meses que se entregó a los funcionarios de ICE, y estar preso sin saber que ocurrirá, el mayor Hugo Parra Martínez vive preocupado, pues lo han cambiado de centro de detención dos veces, le han negado dos peticiones para salir bajo fianza y no le ha programado una cita para ver a un juez de inmigración.

 

Parra Martínez se encuentra encarcelado en Winn Correctional Center de Louisiana, junto a miles de inmigrantes que esperan allí a que se resuelva su solicitud de asilo. Antes estuvo dos meses en el Rio Grande Detention Center (Laredo, Texas) y luego lo cambiaron al Tallahatchie County Correctional Facility (Mississippi). En julio lo trasladaron a la cárcel de Winn.

 

«Caí en un saco y estoy en el fondo. Perdí todo: mi familia, mi casa. Lo que hice no valió nada. No veo una salida (…) Aquí dentro solo me acompañan la biblia y Dios, a quien le imploro todos los días para que me ayude a salir pronto», cuenta el exmilitar olvidado por el clan Guaidó.

 

Trump persigue a venezolanos

 

La administración de Donald Trump asegura que reconoce y apoya a Guaidó como supuesto «Presidente»; mientras se refiere al Gobierno de maduro como una «dictadura», pero a pesar de eso, en lo real ejecuta detenciones de venezolanos y los deporta, al mismo tiempo que se niega a aprobar un Estatus de Protección Temporal (TPS) para ellos.

 

Parra también denunció que la falsa «embajada» de Venezuela en Washington, tomada por el grupo sedicioso de Guaidó con apoyo del Gobierno de Trump, «le asignó un abogado pro-bono, pero decidieron que no seguirían trabajando en su caso porque Parra no veía resultado, además el jurista le dijo que llevaba su caso durante su tiempo libre», cita Telemundo.

 

«Desde ese momento Parra está sin abogado en un estado donde las autoridades otorgan muy pocos asilos políticos. Así lo corrobora la abogada de inmigración Lorena Pérez», agrega el medio estadounidense.

 

La jurista manifiesta que el gobierno estadounidense deja pasar mucho tiempo para responderle a los inmigrantes para que se desilusionen y pidan ser devueltos a sus países. «De unos 40 casos que he atendido en los últimos meses en este estado, a ninguno le han otorgado el asilo. Y no conozco a nadie en un centro de Louisiana a quien se lo hayan dado», comenta Pérez.

 

(LaIguana.TV)