Este lunes 25 de mayo, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela disertó en Desde Donde Sea sobre las implicaciones de la llegada del buque Fortune, el primero de los tanqueros iraníes con gasolina y aditivos necesarios para la producción de combustible, a la refinería de El Palito, un evento que, en su parecer, tiene consecuencias logísticas, históricas, diplomáticas y mediáticas, que deben analizarse conjuntamente. 

 

Detalles que esbozan nuevos tableros geopolíticos y geoestratégicos

 

El experto inició su intervención señalando que, si bien es cierto que el país atraviesa una importante escasez de combustible y que ello se ha prestado para que florezca un incipiente mercado negro, en el que cada litro se transa en divisas, lo realmente trascendente es que, además de gasolina, el Fortune y los restantes navíos que en breve fecha arribarán a Venezuela trasladan, además de gasolina, los insumos necesarios para que pueda refinarse localmente, algo que, sin dudas, mejorará sustancialmente el acceso a esta mercancía esencial y no de forma espasmódica. 

 

Sin negar valor a esto, Pérez Pirela consideró mucho más relevante destacar que el arribo de ese buque, significa que se rompió el bloqueo impuesto por el Gobierno de Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea sobre Venezuela.

 

De este modo, Irán, país también sancionado por Estados Unidos, plantó cara al chantaje económico y a las amenazas belicistas y decidió enviar cinco barcos con gasolina a Venezuela, asumiendo grandes riesgos en ello, incluida la posibilidad de que se iniciara un conflicto bélico a escala planetaria, si la Administración Trump hubiere interferido de algún modo en su recorrido. 

 

Insistió en que si bien esa era una posibilidad, lo acaecido es signo de que se está trazando un nuevo mapa de relaciones geoestratégicas, que dan cuenta de una visión del mundo que se cimienta en otras relaciones de poder y la prueba de ello está en que «no todos los días se enfrenta a los Estados Unidos en lo que ellos consideran que es su ‘patio trasero'». 

 

Para reforzar el alcance de este histórico evento, refirió las palabras del intelectual argentino, Atilio Borón, en la entrevista que le concediera el pasado viernes 22 de mayo a Desde Donde Sea: Se trata de una acción de desbloqueo de las aguas internacionales y del libre comercio entre naciones soberanas. 

 

Entre los detalles que sustentan sus apreciaciones, el conductor mencionó que el Fortune fue escoltado en aguas internacionales del mar Caribe –donde está desplegada la IV Flota, donde transitan las embarcaciones ilegales dedicadas al trasiego de drogas y donde reina la piratería, por un patrullero venezolano

 

A su parecer, en términos de los códigos que se manejan en la navegación internacional, esta acción «bautiza» las aguas internacionales del Caribe como zona de paz, donde se puede desplegar la solidaridad entre los pueblos del Sur del mundo. 

 

Otra de las importantes lecciones que dejan estos recientes eventos, es que la única manera de superar el chantaje, es actuar frente a él y otro tanto vale para las amenazas: solo es posible neutralizarlas, si se actúa conforme a los principios e intereses de los pueblos

 

Más todavía: sientan un precedente, ya que demuestran que sí es posible realizar acciones concretas que permitan socavar y derrotar «la dictadura geopolítica y geoestratégica de Estados Unidos y la Unión Europea», subrayó. 

 

Desde otro ángulo, el filósofo opinó que esto se inscribe dentro de una reconfiguración acelerada de los equilibrios geoestratégicos que ha traído consigo la pandemia de Covid-19, de modo tal que un fenómeno como el que ocurrió ayer, siempre importante, lo es aún más en este contexto. 

 

Así, con la IV Flota bofeteada, luego de que Donald Trump anunciara el mes pasado «el despliegue de la mayor operación en la historia del hemisferio» para la «lucha contra el narcotráfico» –pretexto para amenazar militarmente a Venezuela– y con una Unión Europea desmantelada de facto, Irán y Venezuela, dos países acosados y bloqueados, aplican solidaridad de facto y consiguen su propósito. 

 

Así, cabría preguntarse por qué, pese al historial de amenazas y la escalada en las sanciones y chantajes en contra de las dos naciones –incluido el sicariato del general iraní, Qassem Soleimani, a inicios del año–, Estados Unidos no impidió la llegada de los buques. 

 

Miguel Ángel Pérez Pirela consideró que su pasividad se explica por la conjunción de dos factores: en primer término, la grave crisis que ha desatado la Covid-19 en ese país –a la fecha, precisó, se han registrado 1.657.441 infectados y 98.034 fallecimientos por esa causa– y en segundo término, la proximidad de los comicios presidenciales, estipulados, hasta el momento, para el venidero 03 de noviembre. 

 

Como consecuencia directa de lo primero, comentó, están las previsiones de un nuevo rebrote de la enfermedad previsto por los expertos para inicios del otoño y coincidente con la epidemia estacional de gripe y los 40 millones de desempleados, situaciones harto complejas que han obligado al mandatario estadounidense a calibrar cuidadosamente cada acción, pues sabe que enfrentará un proceso electoral muy adverso. 

 

Por último, se añadiría la enfática posición del gobierno iraní, encabezado por Hasán Rohaní, que prometió reciprocidad si «se le creaban problemas» a sus barcos en el Caribe. 

 

La relación entre Venezuela e Irán no empezó con la escasez de gasolina en el país sino en el 2000

 

Uno de los aspectos que, según Pérez Pirela, no han de dejarse de lado para comprender el trasfondo de esta solidaria –y arriesgada– acción de Irán, es la contextualización de las relaciones históricas entre la nación persa y Venezuela, que iniciaron en el año 2000, bajo el mandato del presidente Hugo Chávez y que han sido continuadas por Nicolás Maduro, mientras que del lado iraní, han sobrevivido a tres presidentes distintos. 

 

En 2000, rememoró el experto, Venezuela e Irán crearon un fondo conjunto de inversiones en el orden de los 2.000 millones de dólares, para reforzar la cooperación bilateral y garantizar la formación de profesionales venezolanos en áreas estratégicas como la nanotecnología, así como la transferencia tecnológica en distintos ámbitos industriales, pero muy especialmente, en las industrias petrolera y minera. 

 

Asimismo, puntualizó que la relación se expandió durante todo el mandato del presidente Chávez, quien visitó Teherán en más de una decena de ocasiones y en 2012 recibió al ahora expresidente Mahmud Ahmadineyad, con quien le unía un genuino lazo de amistad. 

 

Una muestra concreta de esa cooperación se evidenció en 2007, cuando el gobierno venezolano inauguró la Fábrica Nacional de Bicicletas, con capital del Estado y tecnología iraní. Los vehículos fueron jocosamente bautizados por Chávez como «bicicletas atómicas», en burla a una matriz de opinión de entonces, que sostenía que Irán traía material para producir armas nucleares.

 

Pero mucho más importante que eso fue que, entre los años 2007 y 2008, Venezuela exportó 20.000 litros de gasolina diarios a Irán, debido a que ese país atravesó un déficit de combustible que le obligaba a importar el 40% de lo consumido. Como ahora, los Estados Unidos trató de torpedear el intercambio, pero en aquella ocasión intentó hacerlo por medio del Congreso. 

 

Además, el comunicador señaló que Irán y Venezuela tienen en común el ser atacados y asediados por Estados Unidos, una de las razones fundamentales que dan cuenta de los motivos tras esta alianza estratégica de larga data.

 

Así, puestos sobre la mesa estos detalles, es muy sencillo colegir que los eventos actuales se corresponden con, cuando menos, un acto de reciprocidad, pero también con la negativa de dos países a supeditar su soberanía a los deseos de Washington. 

 

La derecha local y continental en contra del envío de gasolina desde Irán

 

En la última sección del programa, Pérez Pirela hizo un recuento de las declaraciones de algunos voceros de la derecha internacional y local, en ocasión de los cinco buques con gasolina e insumos necesarios para su refinación en el país, que enviara Irán a Venezuela. 

 

Comenzó mencionando las declaraciones del Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, quien en una declaración más propia de un miembro de la administración Trump, que ciudadano de un país latinoamericano, condenó el envío, señalando que representaba un «atentado contra la paz» y «un acto de provocación de Irán, al apoyar a un gobierno ilegítimo», a lo que sumó un condena de «la presencia militar iraní en el hemisferio Occidental».

 

Seguidamente, dispuso turno para Juan Guaidó, que se refirió a la operación en términos de una transa cancelada con «oro de sangre» y acusó al Gobierno Bolivariano de pretender enriquecerse a partir ella. 

 

No obstante, el también director de LaIguana.TV destacó que el político extremista profería esos comentarios, en razón de no poder comprender por qué, pese a sus esfuerzos en bloquear prácticamente todos los fondos de los que dispone la República en el extranjero y apropiarse de ellos indebidamente, Venezuela pueda pagar por esa gasolina a través de medios lícitos. 

 

Otra declaración que mereció su atención fue la que le ofreciera el exalcalde de Chacao, Ramón Muchacho, al diario español ABC, según la cual, el gobierno de la República Islámica de Irán habría enviado cinco embarcaciones con gasolina y otros aditamentos necesarios para producirla hacia Venezuela, solo para que quienes hoy venden la gasolina en divisas, puedan seguir haciéndolo.

 

Criticó agriamente este «argumento», toda vez que es absolutamente inverosímil, en vista de que ninguna nación arriesgaría tanto –vidas humanas incluidas y la posibilidad de una guerra–, por tan poco. 

 

A la lista de declaraciones desacertadas y alejadas de la realidad, sumó las de Iván Simonovis, quien, reproduciendo los códigos de la Guerra Fría y apelando a los alegatos que los macartystas esgrimieran en su día durante la crisis de los misiles, aseguró que Irán estaba instalando una base de espionaje en el Cabo San Román (Falcón), para interceptar comunicaciones navales y aéreas. 

 

Peor todavía lo hizo el exmandatario boliviano, Jorge «Tuto» Quiroga, pues sin rubores invocó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y exigió que las naciones miembro desplegaran un cerco por aire, mar y tierra, para impedir el arribo de los tanqueros iraníes a las costas venezolanos. 

 

Es evidente que esos escenarios no se concretaron y entonces, ante el fracaso, entraron los grandes medios y agencias de noticia de la derecha en acción, publicando que Estados Unidos nunca se había planteado atacar los barcos de Irán y a iniciar una campaña de desinformación, que toca aspectos que van desde el pago, pasando por la calidad del combustible y el cuestionamiento del impacto en la escasez local, hasta la acusación contra el gobierno de involucrarse en el largo conflicto entre Washington y Teherán.

 

Sin embargo, puntualizó Pérez Pirela, la matriz fundamental que se trata de imponer es que el gobierno celebra la destrucción de la industria petrolera, importando gasolina de Irán, obviando que, ineficiencias y corruptelas aparte, el estatus actual se explica mayoritariamente por el efecto de las sanciones

 

Libro de hoy

 

Al cierre, recomendó la lectura de la autobiografía de Gabriel García Márquez, «Vivir para contarla».

 

(LaIguana.TV)

 

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