El propio Dr. José Gregorio Hernández explicó lo que sucedió con la icónica fotografía que se tomó en la Ciudad de Nueva York el 6 de Octubre de 1917, gráfica que ocupa el lugar de honor por ser la más conocida hasta hoy a nivel nacional e internacional.
A continuación, le presentamos tres cartas escritas de puño y letra del “médico de los pobres”:
Carta N° 1
New York, 6 de octubre de 1917
368 W. 57th Street.
Mi querido César:
Te mando mi retrato, que hice hace pocos días; es para ti, para Dolores y los muchachos. Se me ocurrió retratarme y mandárselos, porque me parece que así no estoy tan separado de ustedes cosa que me es tan dura y difícil de sobrellevar, y eso que pienso regresar pronto.
Sin embargo, a mí me sientan muy bien los viajes, aunque no me gustan, pues siempre he preferido la tranquilidad de la casa: y ahora que hay tan buena temperatura aquí me encuentro en perfecto estado de salud.
Por la dirección nueva que te pongo verás que nos hemos mudado; ante el número de la casa era 343 y ahora es 368; la calle W 57th es la misma; aquí no le ponen travesaño al 7, sin sino que lo escriben así, 7, porque dicen que el primero no es siete, si no cuatro: te lo advierto para que no se extravíen las cartas.
Muchos cariños a Dolores y a los muchachos. A Benjamín (1) que me escriba y me diga cómo va de estudios.
Tu hermano que te abraza:
Greg.
Carta N° 2
Nueva York, 6 de Octubre 1917
368 W. 57th Street
Señorita
Carmelina López de Ceballos
Estimada amiga:
Me parece que le doy una verdadera sorpresa mandándole mí retrato; sacarlo a luz fue un verdadero triunfo fotográfico, pues por dos veces se rompió la lente con el paso de tan disforme imagen; al fin ya está en su poder, y le ruego que lo conserve como un recuerdo de su verdadero amigo; me parece de más decirle que también es para misia Gertrudis.
He tenido que viajar bastante; la primera vez que vine a New York, como los estudios aquí son muy caros pensé ir a París y me fui en el vapor español. En Madrid estuve tres meses esperando el permiso para entrar en París, que al fin no me dieron y tuve que regresarme. No me pesa, pues tuve el gusto de conocer tan encantadora ciudad como es la capital española y de ver de cerca pasando a mi lado, rozándome con su vestido, a la reina de España (2). El verdadero ideal de la belleza femenina, realizado en ella como nunca lo hubiera creído, si no la hubiera visto.
Démele un abrazo a misia Gertrudis y un saludo a Don Mariano.
Su amigo afectísimo
José G. Hernández.
Carta N° 3
“New-York, 12 de noviembre de 1917”
Mi querido César:
Recibí tu carta del 26 de octubre y me contento mucho al saber que están todos buenos: yo también estoy en muy excelente salud y ahora, con el frío de invierno, creo que estaré mejor.
No te mando un retrato sentado, porque yo no salgo bien en esa posición, será porque siempre estoy caminando; pero te regalo una ampliación de esa que tienes allá: llévalo a una fotografía que está entre San Francisco y Pajaritos, creo que se llama Manrique el dueño, y dile que te haga una ampliación al creyón, y que no sea muy cara, y se la pagas, que cuando vaya te arreglaré eso, junto con lo demás que te debo y junto con los derechos de la cajita de disección que le mandé a Benjamín por el correo pasado.
Sí; he recibido todas las cartas que me has escrito, lo que sucede ahora es que llegan con mucho retraso, porque los vapores sobre todo el Zulia, y el Maracaibo y otros, son muy viejos y no andan nada.
Muchos cariños a Dolores y a los muchachos
Tu hermano que te abraza,
Greg.
(reportecatolicolaico)