Imponer sanciones para estrangular la economía es una estrategia a menudo implementada por Washington para conseguir un cambio de régimen político en países que no se subordinan a sus dictámenes, si bien no en todos los casos tienen éxito. 

En ese sentido, Miguel Ángel Pérez Pirela destacó en Desde Donde Sea el caso de Irán, nación duramente golpeada por medidas coercitivas unilaterales impuestas desde la Casa Blanca, pero que, pese a ello, ha logrado hacerles frente exitosamente. 

«Aunque las sanciones impuestas por Estados Unidos impactan en la economía iraní y dificultan la vida cotidiana de sus ciudadanos, no han podido, hasta el momento, estrangular el sistema monetario del país, como lo están tratando de hacer no solamente con Irán sino también con Venezuela», precisó el experto. 

Asimismo, aludiendo a declaraciones del primer vicepresidente de Irán, Eshaq Jahangiri, refirió que «Estados Unidos obstaculiza el progreso económico de Irán. Querían hacer colapsar la economía del país, pero no lograron su objetivo».

Otro de los «voceros fundamentales en este tema» a los que hizo referencia el analista, fue el ministro de Petróleo iraní, Bijan Namdar Zanganeh, quien señaló que Irán proyecta el aumento de su producción petrolera y proyecta también construir nuevas instalaciones de almacenamiento, esto mediante la suscripción de 13 contratos de 1.500 millones de euros con empresas locales.  

La reacción estadounidense: de la derrota en la ONU a la «campaña de máxima presión» contra Venezuela

Pérez Pirela estimó que dentro de este tablero pueden identificarse tres momentos diferentes: el primero, relativo a la «colosal derrota» de Estados Unidos en el seno de las Naciones Unidas, cuando intentaba renovar el embargo de armas que pesa sobre Irán desde 2015, empresa que solamente fue secundada por República Dominicana; un segundo caracterizado por la difusión de noticias falsas relacionadas con un presunto desvío de tanqueros iraníes hacia Houston y, el tercero, la situación interna de los Estados Unidos –pandemia, 40 millones de desempleados, protestas antirracistas, guerra comercial con China y Rusia y rezago en la carrera por la vacuna–, a pocas semanas de las elecciones presidenciales.  

De este modo, el analista opina que tras el revés en la causa contra Irán, «en medio de este desespero», la administración Trump optó por reiniciar la «campaña de máxima presión hacia Venezuela» y, a ese respecto, indicó que los días 15 y 16 de agosto «se evidenciaron al menos dos de estas acciones contra Venezuela y que constituyen parte de la campaña electoral de Donald Trump».

La «primera manifestación» fue la visita de Mike Pompeo a República Dominicana, «el único país que votó en favor de los Estados Unidos contra Irán en las Naciones Unidas, para certificar que el nuevo gobierno de Luis Abinader se sume al grupo de países que sabotean constantemente la economía venezolana». 

Según un comunicado de la embajada estadounidense en Santo Domingo, la conversación de Pompeo y Abinader versó sobre «los esfuerzos hacia el objetivo compartido’ de una transición política hacia la democracia en Venezuela». 

A este respecto, el también director de LaIguana.TV, ripostó: «Cuando ellos hablan de transición política, piensen ustedes en Libia, donde hubo una supuesta transición política; cuando los Estados Unidos hablan de una supuesta transición política, piensen en Irak; cuando los Estados Unidos hablan de una transición política, piensen, por ejemplo, en Afganistán».

La «segunda manifestación», a su parecer, fue la presentación del Marco Estratégico para el Hemisferio Occidental en un acto con colombianos y venezolanos en la ciudad de Miami, ciudad clave para Trump dentro de su campaña por la reelección.

La actividad estuvo encabezada por el asesor de seguridad nacional de Trump, Robert O’Brien, quien admitió que en ese marco estratégico que define la «nueva política estadounidense hacia Latinoamérica», «la campaña de máxima presión contra Venezuela será uno de los elementos protagónicos». 

También, el comunicador indicó que en Florida se concentran «los votos trumpistas» o, más precisamente una «parte de ellos», puesto que, en su criterio, «una parte importante de la extrema derecha venezolana radicada en Miami está muy decepcionada de Donald Trump porque estos mayameros tenían como sueño erótico no solamente sanciones y bloqueo contra Venezuela, sino una invasión, un ataque directo, un bombardeo –vamos a llamar a las cosas por su nombre–, que no lo ha hecho y no lo va a hacer a estas alturas y que también está tambaleando en la Florida». 

O’Brien dijo que esa era «la primera estrategia integral del gobierno dirigida por la Casa Blanca en más de 15 años, desde la administración de George Bush (2001-2009)», información que, de acuerdo con Pérez Pirela, no es del todo cierta. 

«En todo caso, hubiéramos preferido que no hubieran sido las primeras estrategias integrales del gobierno de la Casa Blanca después del 2009», remató.

(LaIguana.TV)