¿Quién dijo que siempre es difícil hacer pronósticos políticos? A veces no lo es por una sencilla razón: Algunos actores políticos son demasiado previsibles. Para saber lo que van a hacer basta con estudiar un poco su historia y sus últimas actuaciones públicas y tener en cuenta que son rematadamente hipócritas.

Así, por ejemplo, es más que seguro vaticinar que en los próximos días se desplegará sobre Venezuela una incesante metralla de cuestionamientos en materia electoral, disparados desde ¡Estados Unidos!

Sí, han leído bien, los denuestos vendrán desde la misma «gran nación del norte» que acaba de poner la “gran torta electoral”(digamos “torta” para no escribir nada altisonante); desde la misma superpotencia que se encuentra envuelta en plenasupercómica universal en eso de montar unas elecciones limpias. Los encorbatados  dignatarios o sus portavoces volverán, sin sonrojo, con la cantaleta de que los procesos comiciales en Venezuela no son justos, transparentes y creíbles, y no lo serán hasta que ellos, con su indiscutible autoridad moral, los certifiquen

Esta gente es tan descarada que la avalancha de críticas gringas a nuestras elecciones legislativas ocurrirá a pesar de que cuando estas se realicen -el próximo domingo- y cuando se conozcan los resultados (el mismo día o, a lo sumo el lunes), todavía no se sabrá a ciencia cierta si el popular «Joe Dormido» le ganó o no las elecciones  del 3 de noviembre al “Magnate del Copete”; cuando aún  no es seguro que los enigmáticos miembros de los colegios electorales respeten la tendencia del voto popular;  y tampoco se sabe si el ricachón malcriado estará o no dispuesto a desalojar el sitio el 20 de enero o si terminará encadenándose a la Oficina Oval hasta que le devuelvan los 20 millones de votos que él denuncia que le birlaron, dándole con esta escena alimento argumental a una próxima serie de Netflix

Si en el mundo hubiese algún aprecio por la coherencia ética, la élite política estadounidense se abstendría, al menos por esta única vez en la vida, de meter su cuchara sucia (como decía mi amada madre) en las elecciones de otro país. Pero, insisto en mi profecía, incluso después del bochorno planetario de noviembre, ya veremos a los funcionarios del gobierno derrotado y quizá también a los nuevos burócratas del gobierno electo (presuntamente con fraude) rasgándose las vestiduras y decretando más represalias y más bloqueos porque acá hubo unas elecciones sin permiso de ellos.

Podemos incluso ir escribiendo algunas de las «noticias» que se van a registrar en las horas antes, durante y después de la jornada de votaciones. Hagamos un ejercicio de futurología periodística:

El secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que Washington sancionará a los  277 diputados  a la Asamblea Nacional electos este domingo en Venezuela porque no fue un proceso libre, limpio, justo ni creíble, y anunció que EEUU continuará reconociendo como Poder Legislativo al dirigido por el diputado Juan Guaidó, que también es el presidente encargado de la República”… ¿Apostamos a que leeremos algo parecido a esto?

Sin temor a exagerar en las adivinaciones, ya me parece ver a James Story, el embajador estadounidense en el exilio (¿tal es el cargo de ese caballero, o no?) invitando a los diputados de 2015 a despachar, como él, desde Bogotá, en la AN sin fecha de vencimiento, hasta que cese la usurpación, que ahora también será legislativa.

Otro evento fácil de pronosticar es la indignada declaración que emitirá, de un momento a otro, antes o después del domingo, el secretario Almagro, condenando las elecciones parlamentarias y convocando a una reunión urgente para enfrentar la grave crisis política que ese acto de votación pone de manifiesto.

Otro augurio impelable es que las ejemplares e impolutas democracias del Grupo de Lima (o lo que queda de ellas)  van a respaldar las denuncias de EEUU y Almagro. Destacará acá la postura de Colombia, el país con las elecciones más limpias, más transparentes, más justas (y más pacíficas) de todo el patio trasero, según EEUU.

Para no perder la costumbre, vaticinemos también lo que hará la maquinaria mediática global. Pasará el domingo denunciando que el proceso está plagado de irregularidades; que no llegó la testigo Betsy; que una señora en la cola tenía tapaboca rojo; que había colectivos secuestrando a los abstencionistas para obligarlos a votar; que las máquinas nuevas son más chimbas que las máquinas chimbas que había antes; que un señor votó por el santo Bertucci y le salió la papeleta por el demonio Carreño… en fin.

Pero su denuncia cumbre saldrá hacia el mundo entero a las diez de la noche del domingo, en caso de que todavía no se hayan divulgado los resultados. Dirán que el sospechoso retraso es una señal inequívoca del fraude. Y lo dirán los mismos medios que le han tenido más de un mes de paciencia, comprensión y admiración al sistema electoral de EEUU… ¿A qué sí, a qué sí?

¿Vieron que a veces es extremadamente fácil pronosticar? Solo hay que entender que estamos ante unas clases dominantes mundiales que hacen siempre lo opuesto a aquello que les exigen a los demás. Son previsibles de puro hipócritas.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)