Durante la emisión de la edición número 296 de su programa Desde donde sea, que se transmite de lunes a viernes a través de las redes sociales de LaIguana.TV, el filósofo y comunicador, Miguel Ángel Pérez Pirela, analizó los hechos violentos que se han generado en los últimos días en la ciudad de Caracas y que han sido protagonizadas por bandas armadas.

A su juicio estos hechos que catalogó como “cosas muy raras que están pasando en Venezuela” son fenómenos violentos que son provocaciones a cuerpos de seguridad del Estado.

Se refirió a “paramilitarismo colombiano, disidencia colombiana, narcotráfico colombianos, hombres en armas que desde Colombia pasan a Venezuela a colocar minas antipersonas y, al mismo tiempo, en Caracas bandas delictivas comienza a hacer actos que no son robos, secuestros, sino que son provocaciones, disparos a funcionarios policiales, tratan de llegar a sedes militares. La cosa nos comienza a oler mal. Este es un tema álgido, pero ya desde la ciudad de Miami sueltan prenda. Ya cantaron desde Estados Unidos. Todos estos fenómenos de violencia que están ocurriendo nos hacen abrir un espacio para la reflexión y la investigación”.

Hizo hincapié a lo señalado recientemente por el director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Douglas Rico, quien recordó que lo ocurrido en Caracas el pasado jueves 22 de abril fue una emboscada a funcionarios de ese cuerpo policial que transitaban por la autopista Cacique Guaicaipuro, por parte de bandas criminales que hacen vida en la Cota 905 y El Cementerio.  

Rico indicó que estos sujetos están plenamente identificados y se está dialogando para llevar la paz a la zona y para que depongan su actitud hostil, así mismo precisó que sus funcionarios saben de estrategia policial y saben en qué momento deben actuar.

En este sentido Pérez Pirela señaló que “esta emboscada no es un suceso aislado y tiene mucho que ver con los recientes sucesos violentos en Apure, en la frontera con Colombia. Esto lo sabemos gracias al prófugo y excomisario de la Policía Metropolitana, Iván Simonovis, quien develó el plan. Confesó desde los Estados Unidos que lo ocurrido en Apure y la violencia en la Cota 905 no son casualidad, y obedecen a un mismo plan para colapsar el país. Como se dice en el mundo de la abogacía ‘a confesión de parte relevo de pruebas’”.

Así mismo preciso que “este señor que es cómplice de Juan Guaidó y confesó que el denominador común entre los eventos de Apure y los acontecimiento en la Cota se llama caos. El caos no es más que una guerra hibrida cuyo objetivo final es lograr la disfuncionalidad del país, hasta lograr que todo colapse. Nada de esto es casual, todo obedece a un plan bien estructurado desde hace varios años y que cuenta con apoyo multipolar. Repito, a confesión de partes relevo de pruebas”.

Afirmó que “la pregunta que nos hacemos es ¿cuál puede ser el plan del que está hablando este señor? Será que el enfrentamiento entre municipios fronterizos y en barriadas de Caracas desencadene un un incidente para culpar al Estado y justificar cualquier tipo de intervención. Esta gente no está secuestrando o robando, están atacando a funcionarios policiales. Están provocando”.

Antecedentes

El analista político enumeró varios de los antecedentes registrados sobre conspiraciones e intentos de desestabilizar nuestro país.

Recordó que en 2018 un ataque con drones pretendió asesinar al presidente Nicolás Maduro durante un acto en la avenida Bolívar de Caracas por el aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

“Si este atentado contra Maduro hubiera llegado a buen puerto no solo se asesinaría al Presidente, en esa tarima estaba el Alto Mando Militar, el gabinete ministerial, los poderes públicos. Si el atentado hubiera sido exitoso se hubiera asesinado a, prácticamente, toda la representación del Estado venezolano. ¿Esto no hubiera llevado a una guerra civil en Venezuela?, ¿ yo creo que sí?

Recordó que cinco meses después “el entonces ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Reverol, informó la detención de un grupo de sicarios que fueron contratados por la oposición extremista para cometer asesinatos selectivos en la ciudad de Caracas”.

“Entre los detenidos estaba un sujeto identificado como Miguel Ambrosio Palacios Salcedo, quien proporcionaría la logística, y dijo que fue contactado por un grupo de militares desertores venezolanos”, apuntó.

Relató además que “casi un año después del magnicidio hubo otro hecho: el intento de golpe de Estado cuando un grupo de extremistas buscaron controlar la base de la Carlota y Raúl Baduel, detenido desde 2009, iba a ser proclamado como presidente. Estaba previsto el bombardeo del Palacio de Miraflores e incluso el asesinato de Maduro. Tras las investigaciones se relacionaron a estas acciones desestabilizadoras con personas que trabajaron con el expiloto del Cicpc, Oscar Pérez, y con funcionarios de Colombia y de la CIA”.

En agosto de 2019 “el presidente Nicolás Maduro acusó al expresidente Álvaro Uribe de organizar un plan para asesinarlo junto a otros miembros del Gobierno con apoyo de mercenarios. La denuncia se presentó luego de capturar a paramilitares en la frontera con Colombia, a quienes se les incautaron municiones, vehículos y aparatos de comunicaciones. Esto no es la primera vez que pasa”.

En el 2020, recordó, el entonces ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, advirtió en varias ocasiones “sobre conspiraciones de grupos radicados en Colombia, quienes planean asesinatos selectivos a funcionarios venezolanos y generar violencia en el país. La cancillería venezolana ha denunciado hasta el hartazgo ante la organización de Naciones Unidas, las acciones violentas planificadas desde Colombia contra Venezuela”.

“Llegamos al 2021 y recordamos a Clíver Alcalá Cordones quien fue protegido por el gobierno de Iván Duque y se ha demostrado parte medular de la permanencia de campamentos paramilitares y de entrenamiento de mercenarios”, precisó, al tiempo que indicó que “por menos de esto que ha hecho Colombia, al prestarse para magnicidios, conspiraciones, se habría dado una guerra en cualquier parte del mundo”.

Acotó el también escritor que “en estos planes han estado involucrados Roger Noriega y Otto Reich, JJ Rendón, Álvaro Uribe Vélez, así como dos bandas paramilitares: La liderada José María Chepe Barrera y la banda de Los Rastrojos. Son bien sombríos todos estos planes para desestabilizar el país”.

Puntualizó que desde 2002, año en que se dio el golpe de Estado contra el entonces presidente Hugo Chávez y el sabotaje petrolero, “se hizo evidente del papel de los medios de comunicación privados señalados como instigadores de planes desestabilizadores”.

Ante estos planes prácticamente mensuales, ni siquiera anuales, pero que en todo caso han sido sistemáticos durante más de dos décadas, la oposición parece tener dos posturas: Desestimar y burlarse cuando los planes son desmantelados o fracasan previo a su ejecución, como el caso de la Operación Gedeón en 2020; o apropiarse de los créditos cuando alguna maniobra de caos ha rendido frutos, como las guarimbas del 2014 y 2017” 

En este sentido recordó lo ocurrido con el caso de la finca Daktari, ocurrido en 2004, en el que la derecha desestimó lo ocurrido llamaban a los paramilitares los paracachito.

“Debemos recordar al opositor Henrique Capriles quien ha tildado estas denuncias como cortinas de humo, pero la diferencia entre las acusaciones de la oposición y las elevadas por el Gobierno es que estas siempre están acompañadas por pruebas”, destacó y apuntó que “ellos negaron el intento de magnicidio contra el presidente Maduro, hasta que sus autores terminaron confesándolo en CNN. Siempre tenemos que esperar a que CNN o algún medio internacional termine publicándolo meses después para que, en algunos casos, se den como ciertos”.

Señaló el conductor de Desde donde sea que “en la operación Gedeón se estreno una tercera postura, por cierto bastante patética, las desesperadas maniobras de distintos actores de la oposición, como Patricia Poleo y Henry Ramos Allup para desvincularse de algo que los hundía hasta el cuello por delito de traición a la patria. La administración Trump también trato de desligarse del hecho”.

Las conclusiones

A juicio de Pérez Pirela son varias las conclusiones que se derivan del análisis realizado durante el programa. La principal es la desestabilización constante a la que está siendo sometido nuestro país.

“La sistematicidad de estos planes. Venezuela durante 20 años, y de forma continuada, ha sido víctima de estos panes de desestabilización, varias intentonas de golpe, de magnicidio, de invasión”, acotó.

Señaló que otra conclusión son los “tiempos muy cortos entre las acciones de desestabilización” que han contado con “el apoyo irrestricto por parte del Gobierno de Estados Unidos y por parte de países de la Unión Europea”, así como la “negación por parte de la oposición extremista reiteradamente de sus responsabilidades”.

“¿Es posible tanta impunidad en Venezuela? Al fin y al cabo lo propio del Poder Judicial y del Ejecutivo no es denunciar. Un Estado no puede denunciar. Cuando un Estado denuncia y no actúa está haciendo una confesión de su incapacidad o imposibilidad de aplicar la ley”, destacó el investigador.  

Apuntó además sobre la “continuidad, la sistematicidad del Gobierno colombiano, sea Álvaro Uribe, (Juan Manuel) Santos o (Iván) Duque. En todos los Gobiernos el protagonismo de la oligarquía colombiana en planes desestabilizadores contra el pueblo venezolano es innegable, así nos encontramos hoy día con fenómenos como el de Apure”

“Tengo 10 años denunciando la invasión silenciosas de prácticas paramilitares, metodologías paramilitares y de paramilitares que están actuado en Venezuela. Territorio donde el Estado venezolano no ejerza su soberanía, su ley, sus armas es territorio que se deja en manos de los paramilitares colombiano, llámense bandas delincuenciales o como quieran. La soberanía se ejerce o se pierde. En un Estado soberano pueden existir manchas paramilitares, de no soberanía, que tienen que ser solucionadas, porque por allí se va la patria o sino vean a Colombia que son tres Estados; El paramilitar, el guerrillero y el bogotano con Duque a la cabeza”.  

En este sentido apunto que “el proyecto de los Estados Unidos y de la Unión Europea, no solo con Venezuela sino con toda la región latinoamericana, es la fragmentación de los Estados. Allí está el proyecto de la media luna en Bolivia y aquí en Venezuela el proyecto del separatismo del Zulia y otros estados andinos. Siempre está latente la desestructuración en las lógicas imperiales estadounidense y europeos de los países latinoamericanos con el gran principio romano ‘divide y vencerás’. Divide a Venezuela y tendrás petróleo, minerales preciosos, agua y, sobre todo, no tendrá una Fuerza Armada unida junto al pueblo que pueda defender su soberanía. Fragmentar los Estados es fragmentar, destruir y colapsar la posibilidad de defensa de los Estados nacionales al mismo momento en que en Estado Unidos coloca fronteras y se hacen más fuertes. ¿Qué hace el capitalismo?, trata de venderte un ciudadano global, que no posee patria y eso se lo vende a los ciudadanos del sur para poder acceder a sus riquezas”.   

(LaIguana.TV)