Brian Nichols, funcionario designado por el presidente estadounidense, Joe Biden, para encabezar la oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental en el departamento de Estado, dijo este miércoles que, en su opinión, no es necesario suspender las sanciones que la administración Trump impuso al diésel venezolano y, por lo contrario, impera que Estados Unidos «mantenga la presión económica» sobre el gobierno del presidente Nicolás Maduro, recoge un reporte de Joshua Goodman para The Associated Press (AP).

«Con respecto a los intercambios de diésel en este momento, según tengo entendido, hay suficiente capacidad de diésel dentro de Venezuela al menos para los próximos seis meses más o menos», señaló el burócrata en su comparecencia ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, instancia que debe ratificarlo en el cargo.

Los devastadores efectos de las sanciones de EE. UU. contra el diésel

A contrapelo de lo advertido por numerosos analistas acerca de los devastadores efectos de esta medida coercitiva en particular, Nichols restó importancia al asunto, indicando que se trataba de «algo que hay que vigilar» y, en caso de ver algún «problema allí para el pueblo venezolano», el gobierno de Estados Unidos, en su criterio, tendría que «mirarlo».

Hasta octubre de 2020, el diésel estaba excluido del paquete de sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump sobre la industria petrolera de Venezuela. Y, aunque como recuerda Ociel Alí López en un trabajo para la agencia RT, «la grave crisis del combustible» en el país «lleva ya varios años, no había penetrado en el mundo del diésel, debido a esta exención que le permitía al gobierno de Venezuela y a su estatal petrolera (PDVSA) obtenerlo por medio del intercambio de crudo».

A fines de marzo de 2021, la periodista Inna Afinogenova divulgó los resultados de una investigación en la que se detallan las consecuencias para la vida cotidiana de los venezolanos que traería consigo una agudización en la escasez de gasoil.

«Los vehículos de carga pesada que distribuyen insumos desde puertos y aeropuertos al resto del país, así como de transporte de animales vivos hacia mataderos, quedarían básicamente parados. El 85% del diésel que se consume en vehículos va al transporte de mercancía. En Venezuela, como toda la mitad norte de Suramérica, la red ferroviaria es escasa», puntualizó la reportera.

Adicionalmente, Afinogenova destacó que «buena parte de la energía eléctrica en el país se genera con fuentes térmicas, que actualmente dependen casi enteramente del diésel. En el este y centro del país, la electricidad la surte fundamentalmente la hidroeléctrica del Guri, pero en el oeste, la falta de diésel puede dejar a la población con cortes eléctricos más severos de los ya existentes», asunto del que no quedarían exentos los centros de salud públicos y privados, pues sus plantas eléctricas de emergencia dependen del gasoil para funcionar.

Por su parte, Alexis Algarra, consultor jurídico de la Federación de Ganaderos de Venezuela (FEDENAGA), aseguró a inicios de mayo en una entrevista para LaIguana.TV, que su gremio trabaja activamente con la Comisión de Diálogo, Paz y Reconciliación Nacional del Parlamento en la procura de soluciones para esta acuciante problemática. Una de las opciones que se barajan, es permitirle al sector privado la importación de diésel.

Algarra sostuvo que, diariamente, la actividad agropecuaria requiere de unos 30.000 barriles de gasoil, puesto que «el 80% –quizá más– de los equipos, de las maquinarias mayores, menores que se utilizan en las labores de campo, utilizan diésel».

«Si no tenemos diésel, se hace imposible ejecutar esas labores de campo, efectos que se ven, de no hacerlas, a largo plazo», agregó.

(LaIguana.TV)