El pasado 9 de junio, el ojo público se posó nuevamente sobre el caso de Lucas Villa, un estudiante y profesor de yoga baleado durante la noche del pasado 5 de mayo en Pereira, departamento de Risaralda (Colombia) mientras participaba en una protesta pacífica y que falleciera seis días después. Pues una nueva versión sostenida por testigos, defensores de derechos humanos y familiares, apunta hacia que el activista fue víctima de un asesinato selectivo.

El representante de las víctimas de Risaralda y defensor de derechos humanos, Eisenhower Zapata aseguró a la cadena NoticiasUNO que hay un testigo «que podría declarar que en el asesinato de Lucas hubo un complot entre agentes estatales y narcotraficantes», lo que contradice la versión oficial, según la cual el joven fue asesinado por sicarios que se desplazaban en un vehículo.

Al hacerse público el suceso, el senador Gustavo Bolívar compartió en Twitter una imagen en la que se sostiene que el asalto fue perpetrado por civiles armados, luego de que el alcalde de la ciudad llamara «a conformar grupos ciudadanos armados para ‘defenderse’ de los ‘vándalos'», una situación que se ha replicado en distintas ciudades incluso con anuencia de la Policía, particularmente en la ciudad de Cali, devenida en epicentro de las protestas antigubernamentales que sacuden al país desde el pasado 28 de abril.  

A contrapelo de esta versión, Zapata dijo a NoticiasUNO que en el evento estaba involucrada «una camioneta negra de placas ZRK453» y que un testigo, aparentemente perteneciente a la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijin), «está dispuesto a decir cómo se cometió el crimen, en una alianza entre el narcotráfico y agentes del mismo Estado». 

Conocedores de la dinámica comercial de la zona son de la opinión que el viaducto César Gaviria, donde tuvo lugar el crimen, es punto de paso entre dos emplazamientos de negocios, tanto lícitos como ilícitos. John Giraldo, profesor universitario y amigo de Lucas Villa aseveró que el cercano municipio de Dos Quebradas «es el (…) de mayor consumo de heroína».

Citando al Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana, la cadena televisiva añadió que allí operan distintos grupos delincuenciales, entre los que destaca «La Cordillera», banda delictiva a la que Fernando Murillo, director de la Dijin, atribuyó la autoría material del homicidio de Villa.

En una intervención, el funcionario dijo que la evidencia disponible permitía descartar la participación de funcionarios de la Policía Nacional en este caso de asesinato, pero en el reporte de NoticiasUNO se asevera que a casi 40 días del suceso no hay avances en la investigación, al tiempo que Giraldo denunció la desaparición de «casquillos de una pistola 9mm» que estuvieron en la escena del crimen hasta dos días después del ataque.

Murillo se defendió del señalamiento, indicando que las autoridades estaban comprometidas con «el esclarecimiento de este hecho, judicializando y capturando a los responsables materiales e intelectuales». Dijo, asimismo, que las placas de los vehículos denunciadas por un ciudadano en los medios de comunicación –Zapata–, «no corresponden a vehículos oficiales de la Policía ni de ninguna agencia de inteligencia de la fuerza pública».

NoticiasUNO recuerda que el día de los hechos, la energía eléctrica fue interrumpida y, aparentemente, en medio de la oscuridad, Lucas fue marcado como blanco con un láser, en el momento en que llegaron dos motos del lado de Dos Quebradas. Aún no ha quedado  claro si sus atacantes se desplazaban en una camioneta o en dos motocicletas.

«La gente empezó a irse del lado de Dos Quebradas, donde hay un CAI –Comando de Atención Inmediata– (…) y en donde antes, todos los días que hubo protestas, estuvo iluminado. Esa noche, no», relató John Giraldo.

Las hermanas de Lucas, Sol y Sidssy Velásquez también han puesto en tela de juicio la versión oficial, pues Lucas era un líder visible de las protestas, razón por la cual su desaparición podría desanimar a otros a participar.

Sol insinuó que al gobierno «no le convenía ese nivel de protesta», mientras que Sidssy cuestionó que «esa teoría de un sicario independiente» no era verosímil,  «porque alrededor del evento hubo una maquinaria de preparación».

(LaIguana.TV)