El historiador y analista político cubano Ernesto Limia descarta la posibilidad de que cristalicen los intentos de sumir al país en el caos y desestabilizar al Gobierno revolucionario de Miguel Díaz-Canel. 

En conversación con LaIguana.TV, desde La Habana, ofreció su visión de lo ocurrido en las últimas horas, cuando se produjeron inéditas manifestaciones en varias ciudades y, posteriormente, se registró la respuesta del Gobierno y de las masas que lo respaldan.

-¿Cuál es la penetración real del sentimiento contrarrevolucionario en el interior de la Cuba de hoy?

-Revisemos los datos de la votación por la Constitución Nacional de abril de 2019, cuando 86% de la población estuvo a favor de mantener el enfoque socialista. Incluso, durante la discusión, mucha gente pidió que se estableciera expresamente que el sistema político es el comunismo. Entonces, 14% no votó a favor de esa Constitución, es decir que de 11 millones y medio de habitantes, estamos hablando de alrededor de un millón de personas que no respaldan el socialismo. No quiere decir que sean contrarrevolucionarios, pero no tienen las ideas de la vanguardia, de los más radicales. 86% es un bloque muy fuerte, mucho mayor que lo que existe en otros países con procesos radicales, que cuando van a elecciones o referendo alcanzan a lo sumo un  60% o 65%. Aquí hay 86%. La contrarrevolución en Cuba es mínima, en términos irrisorios. Desde Guantánamo hasta Pinar del Río, no llenan ni cinco cuadras. 

-¿Ese apoyo se mantiene, dos años después de esa medición?

-Aceptemos que se ha producido un desgaste debido al recrudecimiento brutal del bloqueo yanqui. La administración Trump apretó hasta la saciedad, aplicó 246 nuevas medidas, incluyendo  56 en medio de la covid. De eso se encargó al inicio uno de los tipos que representa a la mafia de Miami Mauricio Clavet-Carone,  que había sido abogado del Departamento del Tesoro durante seis años por lo que conocía los vericuetos por donde podían apretar clavijas. Es un trabajo para asfixiarnos, para quitarnos el petróleo, y todo lo que ustedes han sufrido también allá en Venezuela. De pronto, además, llega la covid a un país como el nuestro, con salud gratuita, pero que es una isla. Todo nos llega por avión y la pandemia obligó a cerrar todos los corredores aéreos. El turismo, que es el principal ingreso del país, quedó cerrado. Las principales fuentes de ingreso quedaron cerradas y el trabajo se redujo al mínimo para cumplir los protocolos sanitarios. Eso ha causado una situación económica muy grave porque hasta ahora Biden no ha cumplido sus promesas de revisar la situación del bloqueo. Está concentrado en una agenda interna y apostando a que nos arrodillemos o nos caigamos, con un oportunismo y un cinismo extraordinarios. Adicionalmente, teníamos un problema con la dualidad monetaria, que ha comenzado a resolverse pero uno de los efectos iniciales ha sido un aumento de precios de insumos y materias primas. Se encarecieron todos los productos y servicios. Es una situación muy difícil que los contrarrevolucionarios consideran apropiada para seguir ensayando sus golpes blandos. No olvidemos que de director de la CIA está una de las personas que más sabe de revoluciones de colores en EE.UU (Williams Burns). Durante los cuatro años de Trump estuvo dirigiendo el centro donde se analiza este asunto. A todos estos problemas reales hay que sumarle que se ha creado un nuevo tipo de contrarrevolución, que nace de sectores de clase media, muchos profesionales nacidos y criados en Revolución, que miraron al exterior y a partir de las nuevas tecnologías han establecido medios digitales financiados con fondos de la USAID y la NET y que actúan y tienen un discurso y una agenda tal, que presentan los artículos como si estuvieran en La Habana, en Villa Clara o Santiago de Cuba. Son mentirosos de una manera olímpica. Están en Japón, pero escriben diciendo que están en las calles de Cuba. La gente que no conoce, les cree. Es una contrarrevolución desde afuera que tiene un segmento en Cuba, entre los sectores intelectuales y académicos. Y hay un sector poblacional que sin ser contrarrevolucionario no es tampoco revolucionario, y que puede ser manipulado emocionalmente a partir de las claves de estas campañas mediáticas y de redes sociales. 

Apagones y otras calamidades

Limia agrega un factor coyuntural que ha enrarecido el ambiente en Cuba, especialmente en algunas regiones: los apagones.

-En estos días hemos tenido graves dificultades con el fluido eléctrico y eso ha catalizado los acontecimientos. Preparándose para el verano, el país puso en mantenimiento dos plantas eléctricas y hubo una avería en la termoeléctrica de Matanzas. Eso generó la incapacidad de abastecimiento de energía. En los lugares donde hubo las expresiones más fuertes de protesta, como San Antonio de los Baños y Palma Soriano, llevaban una semana entera sin electricidad. Cualquiera se encabrona en estas condiciones, sobre todo porque está haciendo un calor brutal y, a diferencia del calor de Venezuela, el de Cuba es muy húmedo. Es todavía más irritante.  El pequeño núcleo contrarrevolucionario, con el apoyo de una campaña mediática brutal, ha tratado de capitalizar estos problemas. Para  colmo, en varias localidades del país, sobre todo en Matanzas, se disparó la covid de una manera brutal. Al parecer se incumplió la norma que se había fijado de que los turistas de Varadero no viajaran a otros lugares del país. Parece que algunos hasta llegaron a La Habana. Aparecieron cifras que no se habían visto en Cuba en toda la pandemia. A pesar de ello, nuestras cifras siguen siendo las más bajas de todo el hemisferio, con una mortalidad de 0,64, que es mucho menor a la de EE.UU., que es de 1,76; en las Américas es 2,16 y en el mundo es 2,34. Ningún país de todo el hemisferio occidental, salvo Suiza, tiene una tasa más baja que esa, ni tampoco en pacientes por millón de habitantes. La agenda extremista de Miami ha querido poner esto como que acá está ocurriendo lo que pasó en Ecuador y por eso es necesario un corredor humanitario. Es algo totalmente falso. 

-¿Estos acontecimientos marcan el fin de la ilusión de que Biden pudiera dar un viraje en cuanto al bloqueo?

-La ofensiva de la mafia mayamera comienza justamente porque se han producido expresiones de rechazo mundial muy contundentes contra el bloqueo estadounidense. Además, en los últimos días ha habido expresiones de funcionarios del gobierno de Biden que apuntaban a una reevaluación de la política hacia Cuba. Se empezaron a manejar dos posibles fechas para ese cambio: septiembre o diciembre. Por eso era importante para este sector responder generando un escenario de ingobernabilidad, de inestabilidad, que le haga creer a la Administración Biden que no vale la pena cambiar la política, que es mejor mantener la postura enrarecida de Trump a la espera de que el gobierno cubano caiga. No creo que esto genere una ruptura definitiva con la Administración Biden. No creo que haya sido un golpe orquestado por la Administración Biden, aunque seguramente está metida la CIA, que está trabajando contra nosotros desde hace 62 años. En materia diplomática se está trabajando con ecuanimidad. ¿Biden va a seguir transitando por el camino empedrado, enrarecido, tenso de la Administración Trump o va a cambiar métodos, con el mismo propósito? Eso está por verse. No sé qué lectura quiere hacer Biden de este fenómeno. Hay que esperar.

-En medio de tantas versiones mucha gente no sabe qué ocurrió realmente. ¿Cuál es su visión de lo ocurrido?

-Toda esta situación que he descrito, hizo que grupos de personas en San Antonio de los Baños, Palma Soriano, Artemisa, Holguín e, incluso, acá en La Habana, salieran a protestar. Se aprovecharon de esto contrarrevolucionarios muy activos y mentirosos, como José Daniel Ferrer, para manipular los hechos e intentaron convertir esas manifestaciones en actos de oposición a la Revolución. Los dos focos de mayor número de gente, fueron unas 400 a 500 personas en San Antonio; en Palma Soriano, entre 500 y 1000 personas; y en La Habana, unas 5 mil o 6 mil personas. El presidente Miguel Díaz-Canel llegó a San Antonio de los Baños, empezó a hablar con la gente y se acabó la manifestación, sin un tiro, sin un golpe. En Palma Soriano pasó lo mismo cuando llegó el comandante Ramiro Valdez Meléndez, uno de los combatientes del Moncada, expedicionario del Granma, parte de la lucha de la Sierra Maestra, segundo del Che en la invasión a occidente, y uno de los primeros viceministros actuales. Los revolucionarios se tiraron para la calle y se acabó lo que se daba. Sí hubo incidentes, pero fueron hechos vandálicos protagonizados por delincuentes. Es que este sector no confrontacional no tiene pantalones para tirarse ellos mismos a la calle, están haciendo lo mismo que la URSS y en las guarimbas en Venezuela: usar a los delincuentes y a los marginales. Hubo actos vandálicos en Camagüey, Güines, Matanzas, Colón, Holguín y La Habana. Fueron puntos aislados. La mayor concentración lograda en La Habana, según una periodista norteamericana, de AP, fue de unos 4 mil. Díaz Canel salió de San Antonio de Los Baños, llegó a La Habana y a la 4 de la tarde convocó al pueblo revolucionario a las calles. Ahí, insisto, se acabó el relajo en toda Cuba.  Hubo focos en 10 de Octubre (una localidad en las afueras de la capital) donde se agruparon unas 300 personas, casi todos delincuentes y marginales que lanzaron algunas piedras. Pero ya en la noche en La Habana había absoluta tranquilidad. Sin un muerto, sin escafandras, sin que a nadie le sacaran los ojos con balines, sin desaparecidos. Esa es la verdad. El pueblo salió a las calles como en 1994 (en la crisis de los balseros), cuando la gente empezó a decir “que se tiren, que se tiren” y no se tiró más nadie. Los delincuentes en Cuba son bravos hasta que el pueblo sale a la calle, porque no tienen principios ni valores. En algunas localidades, estas personas lo que hicieron fue robar en tiendas y no precisamente comida, sino efectos electrodomésticos. Un pueblo hambriento se roba la comida, no un split. 

-Entonces ¿no es viable un golpe suave o una revolución de colores en la Cuba actual?

-Quien piense que en Cuba hay viabilidad para eso es porque no conoce el país. Esto tiene el propósito de calentar los ánimos, apoyándose en la situación difícil de abastecimiento, como no se veía desde que se cayó la Unión Soviética. Además, estas maniobras se hacen en un momento en que hay un relevo de liderazgo. Se apuesta al cansancio del pueblo. Cuando se les fastidió todo ayer, la respuesta fue convocar una huelga general, pero el país hoy está completamente normal. Pensar que esto puede derivar en una revolución de colores es de gente obcecada, loca, es un estado de deseo propio de nuestros ilustres vecinos, de la mafia de Miami y de esta agenda contrarrevolucionaria, tanto la confrontacional como la no confontacional. De allí a la realidad hay un gran trecho. Creo que todo está dirigido a enrarecer la posibilidad de que la Administración Biden cambie la política para mejor. Cuba siempre ha sido una clave dentro de la política interna de EE.UU. por la cercanía y como símbolo. Yo creo que  EE.UU. se van a pronunciar en diciembre y para entonces la situación social y económica de Cuba debe haber mejorado.  Los problemas de servicios públicos deben superarse parcialmente y más de 70% de la población debe estar vacunada. 

-¿Se va a superar este episodio?

-No tengo la menor duda. Los hechos lo prueban. ¿Qué país con un intento de golpe blando sale del problema en menos de doce horas, sin un muerto, sin heridos graves, sin tanques de guerra, sin chorros de agua? ¿En qué país, el presidente ante una situación así, en vez de ordenar que salga la guardia, el ejército, la policía, convoca al pueblo? Cuando el entierro de las víctimas del atentado de Barbados, en 1976, Fidel dijo: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”, ahora podemos decir que cuando el pueblo cubano sale para la calle, la contrarrevolución y la gusanera tiemblan porque es un pueblo de hombres y mujeres bravos, igual que los venezolanos. Aquí hay una conciencia política cultivada hace muchos años. Es cierto que hay cambios generacionales, gente criada en los últimos años, que han sido muy duros, ha habido una crisis económica prolongada y severa, pero la conciencia prevalece. 

-¿Se conectan estos hechos con lo ocurrido en Haití, con la violencia de las bandas delictivas en Caracas y con las recientes visitas del jefe del Comando Sur y del director de la CIA a Colombia?

-Hay una agenda fascista en marcha. Cada vez que en el mundo ocurre una crisis global o una pandemia, florecen los peores instintos y eso abre camino al fascismo. La estirpe batistiana, que es fascista, se había aplacado un poco, pero con esta tendencia al resurgir del fascismo, ha revivido y se ha alimentado. El dinero de la politiquería está enfocado en estas tendencias fascistas y que aumentó con la migración cubana de los años 90. El resurgir del fascismo hace que las acciones sean cada vez más virulentas. En este caso había la intención de generar un caos nacional para justificar la intervención extranjera militar “humanitaria”. La idea es rodear al país de barcos yanquis. Nosotros, con serenidad, con firmeza, no podemos permitir ese escenario. Las revoluciones que se confunden en ese, mueren.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)