Los medios de comunicación del norte global han mentido sin sonrojarse respecto a un supuesto ataque ruso con misiles a territorio polaco, un incidente que, de haber sido cierto, pudo ocasionar la escalada de la guerra de Ucrania, forzando la intervención directa de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), expresó Miguel Ángel Pérez Pirela al abordar el tema central de la más reciente emisión de su programa Desde Donde Sea.

“Los días que han pasado, hemos estado cerca de la Tercera Guerra Mundial. La caída de dos misiles en el este de Polonia la noche del martes, avivó nuevamente la tensión en la guerra proxy entre Rusia y la OTAN e hizo temer que podría concretarse el peor escenario posible: la confrontación directa entre los dos bloques”, explicó.  

Periodistas locales reportaron el incidente –que ocasionó la muerte de dos personas–, a lo que siguió la publicación de informes no confirmados que sostenían que se habría tratado de un ataque deliberado de Moscú en territorio de la Alianza Atlántica.   

“Lo dijeron así durante varias horas y varios días, pero no fue de esa manera. Ni siquiera cuando surgieron evidencias de que los misiles eran ucranianos, dejaron de culpar a Rusia por lo ocurrido”, dijo el presentador. 

Como es habitual, presentó el Iguanazo, la caricatura de Iván Lira, titulada Mentiras, en la que aparecen un personaje dando instrucciones por teléfono. Dice: “No se trata de que la primera víctima sea la verdad, sino de que la mentira gane la guerra”. 

¿Culpa de Rusia? 

Al ahondar en el tema, se preguntó si el gobierno de Rusia podía ser tan estúpido como para lanzar un ataque contra un país de la OTAN, que podría llevar a la guerra directa. “Tenemos que analizar esto con cuidado porque todo indica que han tratado de engañarnos”, advirtió.  

Los datos concretos conocidos hasta ahora indican que, en el marco de una importante ofensiva de Rusia en Ucrania, este martes, restos de dos misiles impactaron la localidad polaca de Przewodów, ubicada en las proximidades de la frontera con Ucrania.  

Casi de inmediato, medios locales avanzaron la hipótesis de que se trataba de misiles de fabricación rusa, matriz que muy prontamente respaldó el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Zbigniew Rau.  

“De allí en adelante comenzó a tomar cuerpo este peligroso relato, que implicaría una acción directa de Rusia en territorio de la OTAN, fue replicado sin confirmaciones por el aparato mediático occidental citando informes de la inteligencia estadounidense –dijo-. Yo no lo podía creer que medios de toda Europa estaban acusando a Rusia de bombardear a Polonia, un país de la OTAN, incitando así a una escalada de la guerra. Y lo hicieron de forma completamente irresponsable y sin siquiera sonrojarse. Estos medios del Norte global y estos políticos de muy bajo talante pueden empujarnos a una guerra nuclear”.  

El gobierno de Varsovia, encabezado por el presidente Andrej Duda, convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional y las autoridades de la provincia afectada se trasladaron al lugar del incidente para evaluar la situación en el terreno.  

Pese a la alharaca, el Pentágono aseguró que no había podido confirmar esos «informes mediáticos» y se comprometió a cooperar con las autoridades del país europeo en la investigación para esclarecer los hechos, una posición similar a la que compartiera por su lado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.  

“El Pentágono y la OTAN fueron menos histéricos que el gobierno polaco que ha perdido la cabeza y quieren ser más pentagonista que el Pentágono”, observó. 

A contravía de estos pronunciamientos, el irresponsable mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, no solo afirmó que Moscú había atentado contra la «seguridad colectiva», sino que sostuvo que el conflicto había entrado en una peligrosa escalada, por lo que demandó la intervención directa de la Alianza Atlántica para poner freno a la supuesta amenaza rusa. 

“Se está haciendo mucho aspaviento con la contraofensiva ucraniana. Pero ya empezó a nevar en Ucrania y Moscú está atacando selectivamente las fuentes energéticas (eléctricas y gasíferas) al tiempo que Ucrania está perdiendo demasiados soldados y lo único que le queda, más allá de la propaganda occidental que asegura que está ganando el conflicto, es lograr que la OTAN entre en la guerra. Por eso Zelenski ha salido, de forma irresponsable, a decir que Moscú había atacado Polonia, sabiendo que los misiles eran suyos. Zelenski está loco porque la OTAN entre a la guerra”. 

Al tiempo que circulaba la especie no confirmada, que hacía temer la inminencia de una confrontación directa, también lo hacían en las redes sociales las imágenes de los restos de los cohetes que cayeron en territorio polaco.  

Usuarios comunes y conocedores de las armas concluyeron rápidamente que los residuos correspondían a cohetes de factura ucraniana y especularon que posiblemente se desviaron hacia Polonia al intentar repeler algún bombardeo ruso.  

“Para mala leche de Zelenski, las fotografías muestran que son misiles ucranianos y él quedó como un mentiroso que quiere propiciar una guerra mundial. Si Zelenski afirmó que Rusia disparó contra Polonia, sabiendo que era mentira; y si los medios del norte global lo respaldan, ¿debemos creerles algo sobre el resto de los asuntos? La mentira les duró pocos minutos, pero siguieron repitiéndola. Si mintieron con esto, ¿cuántas otras mentiras no nos estarán diciendo?”, se preguntó el moderador. 

Rusia: fue una provocación

Horas más tarde, el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia negó categóricamente haber bombardeado a Polonia y adelantó que las acusaciones formuladas por Kiev y algunos funcionarios polacos constituían una «provocación deliberada».  

Otro titular de LaIguana.TV expone el tema así: «Provocación deliberada»: Ministerio de Defensa de Rusia ante denuncias de bombardeos en Polonia.

El texto puntualiza que el Ministerio de Defensa de Rusia calificó como «provocación deliberada» las declaraciones de los medios de comunicación y los funcionarios polacos sobre el supuesto ataque de misiles ‘rusos cerca de la localidad de Przewodów.

En opinión de los mandos militares rusos, el motivo de la noticia falsa sería «agravar la situación», pues, aunque Rusia bombardeó distintas zonas de Ucrania ese día, no atacó ningún objetivo en las proximidades de la frontera polaco-ucraniana.  

“Es decir, que ni siquiera fue un misil que haya caído allí por error”, enfatizó. 

Expertos militares del gigante euroasiático aseguraron que los misiles empleados por sus fuerzas castrenses no podían alcanzar territorio polaco y avanzaron que podría tratarse alguno con el sistema S-300, que utilizado en el campo de batalla por el ejército de Ucrania.  

Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó como «exageradas» y «sin fundamento» las reacciones de algunos países occidentales que se aprestaron a condenar a Rusia por supuestamente haber bombardeado a civiles polacos con misiles. 

Peskov contrastó este proceder con el que siguió a los sabotajes que se perpetraron contra los gasoductos Nord Stream el pasado 26 de septiembre, cuando el Occidente colectivo no mostró el mismo interés en averiguar qué había pasado y quiénes eran los autores intelectuales.  

“Se investigan unas cosas y otras no”, acotó Pérez Pirela. 

Polonia se desmiente 

La inusual prudencia del Pentágono y la OTAN, obligó al mandatario polaco, Andrej Duda, a desdecir a su canciller y puntualizar que no estaban seguros de quién disparó los cohetes, pero que los indicios apuntaban a que era ucraniano, con lo que desechó de plano cualquier especulación relacionada con un ataque directo de Moscú al territorio de la Alianza Atlántica.  

“¡Tarde piaste, pajarito!, se dice en Venezuela porque ya el canciller polaco y los medios del norte global habían dicho que era Rusia, pero ya el mal estaba hecho. Desde hace muchos años se sabe que en estos asuntos de la información sobre conflictos bélicos es imposible recoger la leche derramada”, expresó el moderador. 

La mañana del miércoles, Duda expresó que «no hay nada que indique que fue un ataque deliberado contra Polonia». Además, indicó que «no fue una acción deliberada» porque el proyectil «no estaba dirigido» contra su país. 

Más allá de las declaraciones de las autoridades de Polonia, el presidente estadounidense, Joe Biden, aprovechó la concurrencia de los países miembros del G7 y de la OTAN que participaban en la cumbre del G20 que se desarrollaba en Indonesia para convocar a una reunión de emergencia destinada a evaluar la situación.  

Al final del encuentro, el propio Biden fungió como vocero y descartó casi por completo que el misil que golpeó el este polaco el día anterior hubiera sido lanzado por el ejército ruso, aunque condicionó su pronunciamiento definitivo al dictamen de las investigaciones.  

De parte de la Alianza Atlántica, su secretario general secundó la versión de la Casa Blanca y subrayó que no tenían indicios de que Rusia estuviera «preparando acciones militares ofensivas contra la OTAN». 

Estas alegaciones, sin embargo, no detuvieron a Zelenski, quien negó en redondo que el material bélico caído al este de Polonia, muy cerca de la frontera común, procediera del arsenal de Ucrania. Fue desmentido nuevamente por el presidente estadounidense, pero de todos modos anunció este jueves que especialistas militares de Kiev estarán participando en la determinación de los hechos.  

“Dejaron como un mentiroso a Zelenski y pusieron en claro que la OTAN no va a entrar con sus soldados, aunque siga apoyando con tecnología y armas”, acotó el presentador.  

Igual culpan a Rusia 

El canciller alemán, Olaf Scholz, ejerció como portavoz de una Europa mucho más interesada en culpar a Rusia por cualquier medio, que en rebajar las tensiones. «Una cosa es cierta: al margen de quién era el misil y cuál era el motivo allí, todo esto no habría sido concebible sin la guerra rusa contra Ucrania», dijo Sholz desde Bali.  

“Cualquier cosa que haga Putin, igual va preso… Todo es culpa de él”, ironizó Pérez Pirela. 

Por su lado, las instancias militares estadounidenses señalaron claramente que, con independencia de los resultados de la investigación, todo lo sucedido era «culpa de Rusia».  

En particular, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Adrienne Watson, manifestó ante la prensa que: «Sean cuales sean las conclusiones finales, está claro que la parte responsable en última instancia de este trágico incidente es Rusia, que lanzó una andanada de misiles sobre Ucrania con la intención específica de atacar infraestructuras civiles». 

Desde el gobierno ruso, el representante permanente ante la ONU, Vasili Nebenzia, valoró como «irresponsables» las declaraciones preliminares de Zelenski –que demandó la intervención directa de la OTAN– y de algunos altos funcionarios polacos.  

Nebenzia sostuvo que en criterio de su país, Polonia y Ucrania pretendían generar un pretexto que justificara el involucramiento directo de la Alianza en el conflicto que ya libra contra Rusia de manera subsidiaria, a partir de acusaciones infundadas y declaraciones incendiarias. 

Además, Canadá y el Reino Unido se aprestaron a ofrecer «apoyo moral» a Zelenski por los bombardeos rusos en Ucrania del pasado martes. Los premieres Justin Troudeau y Rishi Sunak grabaron un video con una aparente llamada al mandatario, donde destacó el trato familiar que le dispensaron.  

Sería ingenuo pensar que la pieza solo pretendía ser una muestra de solidaridad ante los ataques rusos. Puesta en contexto, supone el respaldo a la negativa de Kiev a asumir que el misil que cayera en Polonia pertenecía a su escudo antiaéreo, como apuntan las evidencias y refieren las propias fuentes occidentales.  

Aunque en otros informes Troudeau y Sunak destacaron la necesidad de realizar pesquisas exhaustivas para esclarecer las circunstancias que rodearon el evento, aprovecharon la oportunidad para contradecir soterradamente las afirmaciones del Pentágono, de la OTAN y del propio Joe Biden.  

“¡Qué mala puesta en escena de estos dos jovencitos! Con razón fue que Xi Jinping tuvo que poner en su sitio al canadiense por haber filtrado a la prensa conversaciones confidenciales entre ellos”, expresó Pérez Pirela.  

No puede olvidarse que esta nueva escalada se sucede a la retirada de Rusia de la provincia de Jersón –recientemente incorporada a su territorio por medio de un referendo– y a las declaraciones de Zelenski, según las cuales ese hecho estaba marcando el «principio del fin» de la guerra.  

Asimismo, diversos informes de la prensa estadounidense refirieron que Washington estaba presionando a Kiev para que se sentara a negociar la paz con Rusia, pero que se había retrasado el anuncio para no afectar los resultados de las elecciones de medio término, que tuvieron lugar el pasado 8 de noviembre.  

Apenas dos días después de celebrada la contienda, se conoció que el consejero de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Jake Sullivan, visitó la capital ucraniana el viernes 4 de noviembre para reunirse con Zelenski y otros altos cargos. 

El objetivo, según The Associated Press, era discutir las condiciones para avanzar conversaciones de paz con el Kremlin en circunstancias que resultaran ventajosas, aunque se remarcó que Sullivan no pretendía obligar a Ucrania a dar ese paso.  

De conformidad con este recuento, el gobernante aprovechó el inusual espacio que le fue concedido en el marco de la cumbre del G20 en Indonesia para presentar un pliego de condiciones, de cara al reinicio de los intercambios con el gobierno ruso para poner fin a las hostilidades.  

“A Zelenski se le dieron 20 minutos para hablar y a los demás mandatarios, tres minutos y un máximo de cinco”, acotó el moderador.

Sintéticamente, Zelenski demandó:  

-Integridad territorial de Ucrania conforme a sus fronteras de 1991.

 -Castigo e indemnización por los crímenes de guerra.

-Retiro inmediato de todas las tropas y formaciones rusas del territorio ucraniano.

 -Nuevo tratado internacional que garantice su independencia y soberanía.

 -Retorno de los refugiados que han sido trasladados a la Federación Rusa.

-Cese de los ataques a las plantas de energía.

 -Restablecimiento de la «seguridad radiológica» en la planta nuclear de Zaporizhia.

 -Continuidad indefinida del acuerdo sobre exportaciones de grano.

-Todo lo acordado debe quedar por escrito. 

“Una novedad es que Kiev ya no exige el derrocamiento de Vladímir Putin como condición inalienable para negociar la paz con Rusia, algo que ya había sido reseñado por la prensa ucraniana la semana previa –reseñó-. De todos los puntos mencionados por el mandatario ucraniano, acaso el que constituye una verdadera piedra de tranca es la preservación de la integridad territorial de Ucrania con las fronteras que se fijaron tras la disolución de la Unión Soviética”. 

En términos prácticos, esto implicaría la renuncia rusa a las provincias de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporizhia, recientemente adheridas al Estado ruso tras la celebración de referendos, un escenario que si bien no es imposible, no luce ni siquiera un poco probable.  

“En un nivel menor, pero también importante, apuntamos que el pago de reparaciones de guerra a Ucrania por parte de Rusia aprobado recientemente en la Asamblea General de la ONU, es mucho más un movimiento para apropiarse de los activos rusos en el extranjero, que un intento por apoyar al pueblo ucraniano. Como se recordará, semanas atrás, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, informó que el bloque trabajaba en un esquema para ‘confiscar’, es decir, para robarse fondos rusos, que en su decir, estarían destinados principalmente a financiar la reconstrucción de Ucrania”.   

“La medida es impresentable e indefendible, pero no representa una amenaza para la integridad territorial ni para la seguridad de Rusia. Es muy posible que en las próximas semanas se anuncien acciones recíprocas y se produzcan enérgicas protestas en foros diplomáticos, pero no más. En todo caso, como cabía esperar, desde Moscú, además de remarcar que Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporizhia pertenecerían a Rusia ‘para siempre’, se recibieron con escepticismo y disgusto los anuncios de Zelenski en el G20, aunque reiteraron que están dispuestos a terminar la guerra cuando Ucrania decida conversar seriamente”.   

Pérez Pirela concluyó la revisión del tema señalando que el incidente con el misil en Polonia; las declaraciones ambiguas en las que no se refuta enteramente la participación rusa; y el irrazonable «plan de paz» de Zelenski, hacen suponer que pese a las aparentes tentativas occidentales, no hay un interés real en promover negociaciones entre Kiev y Moscú.  

Entretanto, Ucrania sigue bajo fuego ruso de alto calibre. Los objetivos marcados son instalaciones estratégicas, especialmente eléctricas. Esta insistencia sugiere que en el Kremlin está presionando para reiniciar las negociaciones en un lapso breve, pues no hay manera de gestionar el crudo invierno ucraniano sin calefacción ni acceso al agua potable.   

“La cosa se complica en demasía por la llegada del temido ‘general Invierno’ con el que Rusia siempre ha sabido jugar muy bien, como lo pudieron certificar Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler, cada uno en su momento”, remató. 

(LaIguana.TV)