La Audiencia General de este miércoles en el Vaticano vivió un momento inesperado, cuando una niña de 10 años subió la escalera, llegó hasta el escenario de mármol de la sala Pablo VI del Vaticano y se puso a correr y a jugar frente al papa Francisco.

 

El personal de seguridad se disponía a dar alcance a la niña, que se llama Clelia Manfellotti y es oriunda de Nápoles, para acompañarla hacia la platea, pero en ese momento, el sumo pontífice les hizo señas para que no intervinieran. «Déjenla tranquila, Dios habla por los niños. Déjenla», dijo Francisco, al notar que la pequeña padecía una discapacidad. «Pobre niña, es víctima de una enfermedad y no sabe lo que está haciendo», agregó. Mientras tanto, la menor corría, saltaba y aplaudía delante de él y hasta se acercaba para tocarlo. 

 

Instantes después, la niña volvió con su madre, que no pudo evitar que volviera al escenario, ante el aplauso de los presentes.

 

El 28 de noviembre del año pasado, Francisco tuvo una actitud similar con un niño argentino con autismo al que le permitió jugar en el escenario durante la Audiencia General y que incluso le tiró de una manga a un guardia suizo. «Este niño no puede hablar, es mudo. Pero puede comunicarse», dijo el jefe de la Iglesia católica, quien agregó que «es libre, indisciplinadamente libre». Luego, al enterarse de que era argentino, bromeó: «Es argentino… indisciplinado».

 

Pocos meses después de haber asumido, durante la celebración de la Fiesta de la Familia en la Plaza de San Pedro, en octubre de 2013, un niño colombiano adoptado en Italia irrumpió en el escenario, abrazó al papa mientras leía su discurso y se sentó en el trono del Pontífice.

 

(RT)