El Gobierno de la Federación Rusa, encabezado por el presidente Vladimir Putin, condenó «enérgicamente» «las acciones ilegales» emprendidas por el Gobierno de los Estados Unidos para extraditar al diplomático venezolano Alex Saab, retenido ilegalmente en Cabo Verde mientras su avión hacía una parada técnica para recargar combustible, en junio de 2020.

«La práctica de capturar a ciudadanos de otros Estados, incluida la Federación de Rusia, en terceros países bajo acusaciones inventadas por las agencias policiales estadounidenses, se ha convertido en una notoria ‘tarjeta de presentación’ de los Estados Unidos», comentó el subdirector del Departamento de Información y Prensa de la Cancillería rusa N. T. Lakhonin, según consta en un comunicado difundido por el ministerio de Asuntos Exteriores en su portal.

Lakonin aseguró, asimismo, que «en Washington, aparentemente, decidieron ‘pasar a un nuevo nivel’, al crear «un precedente desastroso» al extraditar a una persona «con estatus diplomático».

El gobierno ruso es de la opinión de que las acciones emprendidas por las autoridades de los Estados Unidos en este caso tienen un «trasfondo politizado» que «no suscita ninguna duda».

Asimismo, el portavoz de la cancillería rusa insistió en que su país considera «inaceptables los intentos de aplicación extraterritorial de la legislación estadounidense, incluso para ajustar cuentas políticas con gobiernos ‘objetables’ mediante la represión contra sus funcionarios», dejando de lado incluso que Saab estaba en medio de una misión humanitaria.

En el documento que recoge las declaraciones del diplomático se cuestiona «el doble rasero de Washington» al referirse a la situación de Venezuela, puesto que mientras ejecuta estas acciones, «critica incansablemente» al Gobierno Bolivariano invocando «el sufrimiento del pueblo venezolano».

Al final del texto se advierte que Rusia está convencida de que estos esfuerzos estadounidenses para «obtener la extradición de un diplomático a un tercer país puede tener el impacto más negativo en las relaciones internacionales», en tanto podría producir ‘un efecto boomerang’ para cualquier nación, «incluido el propio Estados Unidos, así como otros estados involucrados en juegos peligrosos con el derecho internacional».

(LaIguana.TV)