«Con el paso del tiempo, demasiada azúcar en la sangre suele dar lugar a la obstrucción de los capilares sanguíneos que dan sustento a la retina, impidiendo la irrigación sanguínea. Como respuesta, el ojo intenta desarrollar nuevos vasos sanguíneos, que suelen ser defectuosos, débiles y con riesgo de sufrir fisuras fácilmente», explica el medio The Conversation.
«En definitiva, una alimentación y hábitos de vida saludables no son solo garantía de una buena salud cardiovascular, sino que también reducen los factores de riesgo conocidos de enfermedades graves relacionadas con nuestra visión», concluye el medio.
(Sputnik)