El Telescopio Hubble de la NASA ha completado su vuelta a la Tierra y nos ha regalado imágenes impresionantes de nuestro sistema solar. Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno han sido los objetivos de los científicos que han conseguido fotografías extremadamente nítidas de los planetas.

El telescopio alberga una lente especialmente potente, puesto que los cuerpos celestes retratados se encuentran a una distancia treinta veces superior a la que separa la Tierra y el Sol. Además, su material no es rocoso, sino que está compuestos de gases – a diferencia de nuestro planeta o de Marte.

El interior de estos astros está formado por un núcleo compacto y extremadamente caliente, mientras que sus capas más externas están compuestas por gases como el hidrógeno, el helio, el amoníaco o el metano. Al tratarse de planetas volubles, sus atmósferas sufren cambios constantemente.

Las imágenes tomadas por el Telescopio Hubble forman parte de mapas anuales como parte del programa OPAL (Outer Planets Atmospheres Legacy). Cada año proporciona fotografías y datos acerca de los planetas para analizar los cambios en sus tormentas, vientos y nubes.

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