El pasado 26 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encendió nuevamente las alarmas, al declarar que la nueva variante del virus responsable de la COVID-19 identificada en Sudáfrica era de «preocupación», una categoría que han recibido las variantes delta y gamma, responsables de muchas de las infecciones registradas durante este año. 
 
Aunque aún no se tienen datos precisos acerca de la transmisibilidad y letalidad de la nueva variante, a la que la OMS designó con el nombre de ómicron, así como de su capacidad para evadir la respuesta inmune originada por las vacunas, ya se han detectado casos en los cinco continentes. 
 
En América Latina, Brasil informó de dos casos el 30 de noviembre y este 3 de diciembre, México comunicó sobre el primero, lo que implica que, de momento no puede asumirse que hay una alta presencia de esta variante en la región. 
 
De acuerdo con un reporte elaborado por el portal Statista considerando datos del mes de noviembre en México, Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Argentina recopilados por el portal especializado GISAID, la variante delta, conocida por su alta transmisibilidad, es la responsable de la mayor parte de los casos de coronavirus diagnosticados, aunque minoritariamente también circulan las variantes lambda, mu y gamma. 
 
Por ejemplo, en México, la variante delta está asociada al 99,6% de todos los casos nuevos de COVID-19 reportados en las cuatro semanas previas al 17 de noviembre, mientras que en Perú, esta misma cifra cae ligeramente, ubicándose en 96,2% y en Colombia se estima un poco por debajo del 90%. 
 
Es un panorama radicalmente distinto al que se observaba en julio de 2021, cuando la variante gamma, detectada por primera vez en Brasil, era responsable de la mayoría de las infecciones por coronavirus. De hecho, según los datos reportados por Statista, para mediados de noviembre, esta variante se identificó en apenas 6% de todos los casos de COVID-19 reportados en Argentina. 
 
En la región circulan otras variantes «de interés» –que implican un riesgo menor para la salud pública que las calificadas «de preocupación»–, como la lambda o la mu. En la muestra de países analizados, la variante lambda es la segunda mutación más común del SARS-CoV-2, aunque su presencia es más notable en Argentina, donde a mediados de noviembre estaba presente en 18% de los nuevos casos.  De su parte, la variante mu prevalece en el 5% de todos los casos de coronavirus diagnosticados en Ecuador. 
 
Si bien todavía no se dispone de suficiente evidencia, los científicos presumen que las 50 mutaciones que se han identificado en la variante ómicron podrían causar que fuera más transmisible, lo que abona a la hipótesis de que predominará en todo el mundo, como en su día ocurrió con la variante delta. 
 
No obstante, de acuerdo con la evidencia disponible hasta el momento, los pacientes que han padecido COVID-19 tras haberse infectado con la variante ómicron, han presentado síntomas leves y no se han reportado ni decesos ni la presencia de formas graves de la enfermedad. 
 
(LaIguana.TV)