Esta semana el diario “The New York Times” reveló que el expresidente de Haití, Jovenel Moïse, al momento de su asesinato estaba trabajando en una lista de poderosos políticos y empresarios involucrados en el tráfico de drogas, y la cual pensaba entregar a Estados Unidos.  

Este habría sido el motivo de su crimen, señala la investigación del diario neoyorquino. Los autores materiales del asesinato del mandatario, en su mayoría de nacionalidad colombiana, antes de salir de la habitación donde habían dejado el cuerpo ensangrentado y a su esposa gravemente herida, revisaron y cargaron con documentos del político. 

La propia viuda Martine Moïse, que fingió estar muerta antes de que se fueran los atacantes, admitió en su declaración que poco después del asesinato, los sicarios registraron la habitación en busca de documentos. 

El diario estadounidense señala que, en los meses previos a su asesinato, Moïse tomó una serie de medidas que no gustaron a sus enemigos. Entre ellas inició una limpieza en el departamento de aduanas, estudiaba nacionalizar un puerto marítimo que sospechaba era la vía de entrada para mercancía de contrabando, había ordenado destruir una pista clandestina de aterrizaje utilizada por avionetas procedentes de Colombia y estaba investigando el lucrativo comercio de anguilas, que había sido identificado como un mecanismo para el blanqueo de capitales. 

Además, en una entrevista concedida al The New New York Times meses antes de su asesinato, el primer mandatario haitiano denunció que poderosos grupos empresariales querían acabar con su vida. Hasta el momento, la investigación sobre este crimen está estancada, aunque en su mayoría los autores materiales han sido detenidos aún es un enigma quienes son los autores intelectuales. 

Está en la mira de las investigaciones como sospechoso el empresario Charles Saint-Rémy, señalado por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés) de tráfico de drogas y cuñado del expresidente de Haiti, Michel Martelly. Durante la gestión de Moïse,  Saint-Rémy se manejó como un poder a la sombra para conseguir contratos públicos o decidir ministros, que deben ser aprobados en las cámaras. 

Otro de los nombres incluidos es el de Dimitri Hérard, un miembro esencial de la fuerza de seguridad presidencial de Martelly, quien se convirtió en el jefe de la unidad de policía que protegía el palacio presidencial la noche de su muerte y sospechoso de traficar droga desde el 2015. 

El diario neoyorquino revela también que Moïse ordenó la destrucción de una pista clandestina ubicada al norte del país, la cual estaba siendo utilizada para el tráfico de drogas, según le informó la DEA, sin embargo, las autoridades locales se negaron a hacerlo. 

(LaIguana.TV)