El periodista venezolano, Eligio Rojas, abordó este domingo las actividades de la banda criminal que opera en el estado Sucre, denominada «El Tren de Mariño». Su punto de origen es el municipio Mariño, en Irapa, y es apenas una de las 14 organizaciones delictivas que están azotando a la región. 

«El Tren de Mariño» fue fundada por Adrián José Espinoza Marchán, alias «Coquito». La banda está integrada por 12 personas, todos con orden de aprehensión dictada. Su poder de fuego está reflejado con fusiles AR-15, AK-103, pistolas, revólveres, escopetas y artefactos explosivos. 

Rojas vincula la tenencia de este arsenal al compromiso que adquirió la banda, como otras organizaciones del país, con cárteles de la droga colombianos, que pretenden construir una ruta segura para la droga que viene del vecino país y que pretenden sacar al Caribe por las costas venezolanas.  

En Irapa, zona de pescadores, la banda se dedica a la extorsión de los pequeños y medianos productores. Su «especialidad» es atacar en los sitios de embarque, exigiendo a cada bote pesquero una suma en dólares a modo de cobro de vacuna. 

En los últimos días, la Guardia Nacional Bolivariana ha ejecutado cinco operativos en los que han resultado detenidos integrantes de la banda «El Tren de Mariño», refirió Rojas, que acotó la incursión de la banda ya para este momento en el tráfico de drogas. 

Según las minutas de las autoridades, en uno de los operativos en el sector Las Casitas de Mariño, se incautaron 13 cartuchos calibre 9 mm y un radiotransmisor al ciudadano Carlos Javier Alfonzo Figueroa, integrante de la mencionada banda. En otro operativo, se realizó el allanamiento a la embarcación pesquera de nombre «Sagrada Familia», en el que se encontraron rastros de presunta cocaína; se llevó a cabo, entonces, la aprehensión de 10 personas vinculadas con el bote. 

Durante labores de patrullaje en el sector El Mercado se detuvo a otro presunto integrante de la banda, a quien se le incautó un arma de fuego. El hombre, identificado como Anthony Enmanuel Ibarreto Liconte, alias «El Colorado», ha sido identificado por las autoridades como una de las figuras importantes de la organización criminal. En otro procedimiento policial en el mismo sector, fue aprehendido otro miembro de la banda e incautada su respectiva arma de fuego.

Funcionaros de la división antidrogas aprehendieron a otras 10 personas, tripulantes de la embarcación pesquera de nombre «Marimar». Según las autoridades internacionales, dicha embarcación se encuentra ligada al tráfico ilícito de drogas en el mar Caribe, donde ha estado realizando faenas de pesca desde y hacia el puerto de Carúpano. 

Estas últimas operaciones llevadas a cabo por la Guardia Nacional Bolivariana en Sucre, insistió Rojas, revelan el cambio de perfil de esta organización criminal. Lo mismo, recordó, que la banda del «Tren del Llano», cuyo cabecilla Gilberto Malony fue contactado por los cárteles del narcotráfico colombiano y lo patrocinaron para que, de Guárico (donde inicialmente fundó su organización delictiva) se mudara al estado Sucre. Alias «El Malony» fue abatido precisamente en San Juan de Unare (Sucre) durante un cerco policial que arrojó, en labores de inteligencia, la participación del «Tren del Llano» en actividades ilícitas con estupefacientes. 

 

Femicidios en Venezuela: Delito en aumento 

Recientemente el director de Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), comisario Douglas Rico, alertó del aumento de casos de femicidio en el país. Aclaró, en este sentido, que en épocas pasadas no era tan visible la comisión de este delito pues las víctimas de maltrato (paso previo al homicidio) tenían tanto miedo de sus atacantes, que no ponían las denuncias. 

Lo que el Cicpc ha llamado el ciclo de la violencia, en este caso doméstica, inicia con las peleas recurrentes con ataques verbales, y termina lamentablemente en el asesinato. Rico ha invitado a las mujeres, específicamente como víctimas en aumento en las estadísticas, a denunciar a sus agresores a la primera manifestación de violencia. 

Según los datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana, el homicidio es el quinto delito más cometido en Venezuela. Sin embargo, las cifras recabadas para este no discriminan en género, por lo que no se hace una distinción específica de los femicidios.

En el índice delictivo publicado por este mismo ente hay, pues, 3 delitos que comprometen la integridad física de las personas: lesiones personales, violencia física y violaciones, que representan el 24,20% de los crímenes cometidos en el país. 

Recientemente se conocieron dos casos que han alarmado a la opinión pública, y a los que Eligio Rojas se refirió como «dantescos»: 

  • Carlos Eduardo Parra Osorio, de 52 años de edad, está acusado de homicidio por haber presuntamente asesinado a su pareja, Yenny Carolina Hidalgo, de 27 años, a quien citó durante el proceso de separación para atacarla con un arma blanca y luego huir. El hecho ocurrió en Colinas de Tamanaco, municipio Sucre, estado Miranda. Vecinos de la víctima le prestaron ayuda y la trasladaron al hospital Domingo Luciani. Antes de fallecer, Hidalgo alcanzó a nombrar a Parra Osorio como su atacante y las autoridades fueron tras la pista. El hoy acusado ya tenía un expediente abierto por haber intentado asesinar a Hidalgo anteriormente (homicidio agravado en grado de frustración).
  • Noel Antonio Gutiérrez, de 57 años de edad, está acusado por el presunto asesinato de su pareja, Marlennis Coromoto Gutiérrez Gutiérrez, de 42 años. Este sujeto atacó con un hacha en la cabeza a la mujer: durante una pelea la sometió, la llevó al patio de la casa y con el hachazo le ocasionó la muerte instantánea. Pese a su huida, los funcionarios policiales lograron su aprehensión en Dabajuro, estado Falcón, donde hacía vida la pareja. 
  • Jonathan Sifontes, quien se encuentra en fuga, está acusado de ser el presunto homicida de Marisol Rodríguez Orta de 42 años, quien fue atacada frente a su hija de 10 años en la calle Los Mangos de la parroquia La Vega de Caracas. El motivo de Sifontes para darle muerte a quien se desempeñara como maestra de primaria fue el no aceptar el fin de la relación de 6 años que llevaba con Rodríguez. 

 

Caso en Táchira: Asesinó a su pareja y a su hija de 4 años porque ella quería terminar con él

El abogado Pedro Gonzalo Guerrero Cadavid, de 50 años de edad, fue condenado por el asesinato de su esposa Erika Rivera Agelvis, de 37 años de edad, así como a su hija de 4 años, aplicándole a ambas asfixia mecánica. Esto sucedió en las Residencias La Alameda, en San Cristóbal, capital del estado Táchira, el 22 de enero de 2011. 

Horas después del asesinato, Guerrero viajó a la ciudad de San Antonio, y desde allá avisó a un hermano de la víctima que supuestamente estaba tratando de comunicarse con ella y no lo conseguía, por lo que alertó que fueran a buscarla en su casa. El hermano, entonces, dio con los cadáveres dentro de la vivienda, ambos en una misma cama.

El 13 de mayo de 2011, Guerrero fue condenado a 29 años de prisión por los asesinatos, luego de las debidas investigaciones y del proceso judicial que arrojaron su responsabilidad en el crimen. Él mismo habría admitido su culpa. 

Posteriormente, sus abogados introdujeron un recurso de apelación para tratar de evadir la condena; alegaron entonces que el sujeto habría confesado bajo coacción de los pranes de la cárcel de Santa Ana, en la que estaba recluido en el estado Táchira. El argumento, entonces, fue presentado por la defensa como un hecho nuevo, lo que permitiría según el Código Orgánico Procesal Penal admitir una apelación a la sentencia. Sin embargo, ese hecho había sido ventilado en una de las audiencias del caso por lo que no representaba un aporte nuevo al caso y la apelación no fue admitida. 

La defensa insistió: llevaron el caso a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en Caracas para la revisión de la sentencia. Allí los magistrados, luego de la revisión, le dieron la razón al tribunal tachirense y, en consecuencia, ratificaron los 29 años de cárcel para el asesino de Rivera.

La verdad de los hechos

Durante la audiencia preliminar, Guerrero admitió su participación en el asesinato de su esposa y su pequeña hija. Él mismo relató que el día de su aniversario (22 de enero de 2011), mismo día en que las agredió, Rivera le comunicó que no quería continuar con la relación sentimental. Tras una conversación, Rivera admitió que estaba en una relación extramarital y que la niña se quedaría con ella. 

Guerrero narró públicamente que entonces «entró en shock» y asesinó a la niña primero y luego a su esposa. 

(LaIguana.TV)