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Para el sociólogo Luis Salas Rodríguez, la conversación entre el exministro Ricardo Hausmann y el empresario Lorenzo Mendoza trasciende lo privado al estar en juego intereses nacionales

 

Un “portavoz” anónimo del Fondo Monetario Internacional negó que ese ente multilateral esté negociando un plan de apoyo financiero para Venezuela, tal como aseguraron el exministro de planificación Ricardo Hausmann y el empresario Lorenzo Mendoza en una conversación telefónica difundida por el diputado Diosdado Cabello en su programa “Con el Mazo Dando”. El FMI se apresuró a lanzar una aclaratoria insuficiente ante las implicaciones del caso, y aun así queda la certeza de que Hausmann y Mendoza tienen “panas” dentro de ese organismo dispuestos a salvar a Venezuela.

 

– La conversación es grave– comenta el sociólogo Luis Salas Rodríguez- porque no es como ha planteado la oposición que son dos personas preocupadas por la situación del país, sino que se usurpan funciones de Estado, y además uno puede inferir que esas medidas que ellos plantean suponen un gobierno que no es el del presidente Nicolás Maduro, sino uno de facto, porque ellos hablan de tiempos muy cortos y de la necesidad de tomar medidas que no puede tomar ningún particular…

 

Mendoza dice que era una conversación privada. ¿Dónde termina lo privado y dónde comienza lo público?.

 

– Es hipócrita argumentar eso cuando ellos han hecho exhibición pública de cosas como las fotos de Robert Serra, por ejemplo. Además allí no se está discutiendo un negocio entre dos personas, sino algo que implica la venta e hipoteca del país, con lo cual pierde su carácter privado al involucrar a instituciones internacionales y, al menos, dos países más.

 

El investigador adscrito al Programa de Formación de Grado en Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela, autor de “Escritos desde la Guerra Económica”, entre otros trabajos, opina que un “paquete” de esa naturaleza, a un costo de 50 mil millones de dólares “solo se sostiene con un gobierno fascista”.

 

– Dentro del capitalismo hay un principio elemental: nadie ayuda a nadie gratis, ellos dan financiamiento que después debe ser cubierto con un nuevo endeudamiento. Fíjate en Grecia que tiene cinco años “ayudada” por la troyka financiera mundial y no ha mejorado, su deuda no ha disminuido, y esa es la misma experiencia que han vivido otros países.

 

¿Un paquete así tendría cabida en la Venezuela de hoy?

 

– Un paquete así significa liberación de controles de precio, de cambio, grandes devaluaciones que van a afectar a mucha gente. La principal víctima de esos paquetes son las clases medias, porque el tema de una devaluación implica una reducción drástica del poder adquisitivo de la población; las privatizaciones suponen un aumento en el precio de los servicios, y las inversiones que pudieran venir por parte de empresarios extranjeros tienen que suponer unos salarios que sean competitivos con los de otros países. Por ejemplo, los salarios de Colombia son extremadamente precarios, entonces hay que ponerlos tanto o más precarios que los salarios de Colombia. Se tendría que derogar la actual Ley Orgánica del Trabajo, la inamovilidad laboral, recurrir al costo salarial sobre partidas de empresarios y esos son ataques a la mayoría asalariada de este país donde hay chavistas y no chavistas. Implicaría el retorno de la política de endeudamiento para la adquisición de viviendas. En un primer momento ellos buscarían un proceso de importaciones para ganar tiempo, por eso los 50 mil millones de dólares para cubrir necesidades básicas, pero no harán nada distinto de lo que se ha hecho ya en otros países. Si queremos saber cómo salvaron al país, solo recordemos ese pasado.

 

Espejitos

 

De cara al proceso electoral del 6 de diciembre, la charla de los dos magnates pareciera encajar en una estrategia que tiene varios elementos pero, además, Salas Rodríguez cree que la oposición abandonó lo programático como campaña para dedicarse al terrorismo y crear una situación de malestar a través de la guerra económica.

 

– Prenden fuego a la pradera –dice Salas Rodríguez, para que la gente corra hacia la trampa. En este momento se goza de buenos salarios, pero antes todo lo que era viajar, vestirse, divertirse, eso en la cuarta república lo podía hacer una minoría; pero con Chávez eso se amplió. Antes el 80% era pobre y el 40% era pobre extremo. Lo que extrañamos vino con Chávez. Por lo demás hay una ofensiva mundial neoliberal que el presidente Rafael Correa ha llamado un proceso de restauración neoliberal y quieren que regrese a Ecuador, Brasil, Argentina, etc., porque el Gobierno norteamericano ha visto amenazada su soberanía…

 

¿Venden espejitos?

 

– Claro. Son ofertas engañosas como el tema de dolarizar los salarios y las prestaciones, eso es una trampa “cazabobos”. Si usted gana Bs. 16 mil y dolarizan la economía eso no significa que ganará 16 mil dólares. Para que se produzca un proceso de dolarización como el que ellos plantean, tiene que haber primero un ajuste a un tipo de cambio que según ellos mismos está por encima de los Bs. 400 por dólar, es decir que debe dividir el salario de Bs. 16 mil entre 400 para obtener su nuevo salario mínimo, de modo que no es tal paridad 1 a 1. La paridad 1 a 1 se da después de una megadevaluación como ocurrió en Ecuador, Argentina o El Salvador. Eso es engañoso para que la gente vaya a votar y crea que después todo va a mejorar.

 

¿Cree que con la reforma a la Ley de Precios Justos pueda bajar la inflación?

 

– Esa medida es positiva porque permite al Estado recuperar la gobernabilidad con el tema de los precios. El Estado intenta controlar los precios en la medida en que contrarresta la especulación. Es una modalidad de PVP que en mi opinión no debe limitarse solo a los productos regulados, sino extenderse a otros bienes de consumo masivo como verduras, frutas y repuestos. Es un proceso que también debe certificar la Superintendencia de Precios Justos (Sundde) y hay que ser constante en su fiscalización y seguimiento.

 

Consecomercio critica el aumento salarial y argumenta que la gente tiene plata pero no hay nada qué comprar…

 

– Todo aumento de sueldo en cualquier contexto es una medida de defensa al salario. Ahora, el poder adquisitivo depende de dos factores: salario y precio. Hay que tener control sobre las dos variables y eso lo viene haciendo el presidente Maduro. Pero hay que cuidar otros factores como el desabastecimiento, las importaciones, el contrabando, el ritmo de compra de la población; porque los comerciantes, ante la expectativa inflacionaria, lo que hacen es subir los precios; la gente se anticipa a los precios y a la escasez comprando más y más rápido y eso profundiza la escasez. Para bajar esos niveles de nerviosismo y de sensación de indefensión, hay que llegar a acuerdos con el sector popular organizado.

 

Para Salas Rodríguez el momento exige aprendizaje y pedagogía: “estamos en una coyuntura similar a la de 2002- 2003, en el paro petrolero. El presidente Chávez fue muy hábil explicando las cosas, y eso nos hace falta. El presidente Maduro lo hace, pero su equipo debe también hablarle a la población, porque la gente está ávida de información y si no se la damos nosotros, otros se la darán y ya sabemos lo que eso significa…”.

 

(Cuatrofdifital)