La reciente crisis política que atraviesa Perú, que desencadenó la destitución de Pedro Castillo, ha puesto sobre la mesa varios aspectos que evidencian la implosión institucional que se vive en la nación suramericana. Una de ellas es la actual desaprobación del Congreso de la República.

La encuesta del IEP de noviembre señala que el Congreso aumentó su desaprobación en 5%. Con ello pasó de un 81%, a finales de octubre, a un 86% de rechazo a finales de noviembre.

El sondeo revela que tan solo un 10% de las personas encuestadas respaldan las acciones de este órgano.

Este congreso, vale destacar, es el mismo que aprobó este miércoles 8 de diciembre la vacancia de Castillo por supuesta “incapacidad moral”. Posteriormente juramentó a la vicepresidenta Dina Boluarte para que quedara al frente del Ejecutivo.

Antes de la destitución, Castillo anunció en un mensaje televisado en cadena nacional la disolución del Congreso y el establecimiento de un “gobierno de excepción”.

La disolución del Congreso está prevista en la Constitución peruana solo en caso de que el parlamento censure o niegue la confianza al mandatario en dos oportunidades; según el Tribunal Constitucional de Perú, esto no habría ocurrido, pese a que Castillo sostiene lo contrario, reseñó Sputnik

(LaIguana.TV)