La cifra de muertos por la explosión en una toma clandestina de gasolina en Tlahuelilpan, en el estado mexicano de Hidalgo, se incrementó a 124 desde que ocurrió la tragedia el pasado 18 de enero.

 

De acuerdo con las autoridades de Hidalgo, 81 personas fueron ingresadas a hospitales, de las cuales 56 han muerto, dos han sido dadas de alta y 23 permanecen bajo tratamiento por quemaduras de segundo y tercer grado.

 

Además, se han rescatado 16 cadáveres, que fueron analizados, identificados y entregados a sus familiares.

 

Por su parte, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, prometió programas de atención social para las familias pobres que dependen del robo de combustible y que arriesgan sus vidas. 

 

«No nos vamos a olvidar de esta tremenda tragedia», aseveró López Obrador y reiteró que la investigación de la explosión continuará hasta «fincar responsabilidades» y encontrar a los culpables de este suceso.

 

El gobernador del estado de Hidalgo, Omar Fayad, resaltó la gran dimensión de la tragedia y tendió una mano a los familiares asegurando que recibirán ayuda económica para el sepelio y continuarán con la investigación.

 

Fayad reconoció que falta una «largo trecho por recorrer en el que pueden pasar horas, días, semanas o meses para la identificación de los restos». El gobernador no descartó acudir a organismos extranjeros para analizar los restos.

 

La explosión del pasado 18 de enero ocurrió en medio de la lucha que ha emprendido el mandatario mexicano en contra del robo de combustible a través de los ductos de la empresa estatal Pemex, que genera pérdidas millonarias al país.

 

(teleSUR)