Como parte de las reflexiones ofrecidas en Desde Donde Sea relativas a la reescritura de la historia de los pueblos del Sur del mundo por parte de los hegemones del capitalismo, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela explicó el rol jugado por las industrias editorial y del entretenimiento en ese proceso.

En su opinión, aunque es frecuente que se diga que «la historia es escrita por los ganadores, la historia es escrita por los vencedores», «desgraciadamente, algunas veces se nos engaña con la historia de los ganadores y de los vencedores».

Así, ilustró, en el relato cinematográfico se han privilegiado temas como la Segunda Guerra Mundial y el terrible genocidio que tuvo lugar en ese tiempo, el Holocausto, pero no sucede lo mismo con lo que califica como «el genocidio más grande de la historia», que es el que cometieron los conquistadores en América Latina.

«Diezmaron a la mayoría de los indígenas, trajeron africanos para tener mano de obra barata. Se les estaban acabando los indígenas y también diezmaron a los mismísimos africanos y de ese desastre colosal venimos nosotros los latinoamericanos», añadió.

Desde su punto de vista esto se replica inclusive en países donde existe batalla simbólica, hermenéutica sobre la versión oficial de la historia y abarca también otros espacios de la esfera cultural como las librerías, donde sobreabunda la oferta de libros escritos desde la óptica del dominador.

«Incluso las grandes editoriales se han convertido en hegemonías, en grandes monopolios, que solamente cuentan una parte de la historia. Lo mismo se puede decir del cine», precisó.

Esto sucede, desde su punto de vista, porque «la historia en estos momentos la está escribiendo el capitalismo, la historia la están escribiendo aquellos que, de forma hegemónica, nos arrebatan nuestra soberanía, nuestra autodeterminación, nuestros recursos naturales e incluso, nuestro talento humano».

Empero, Pérez Pirela advirtió que lo más lamentable es que esta historia que es escrita a la medida del poder hegemónico y que nos es narrada a través de las grandes editoriales, de la industria del cine y de las redes sociales, es una «historia que ya está ideologizada», aunque sea presentada «como desprovista de toda ideología».

Por ello, enfatizo que «rescatar la historia, contar nuestra historia, contar esa historia de los hijos del fuego, como diría Galeano, es una responsabilidad, porque si nosotros no contamos la historia, todos los días, cada día, una y otra vez, nuestra historia, la sufrida, la de resistencia, la cotidiana, ¿quién la va a contar?».

Esta responsabilidad, en su criterio, se hace todavía más acuciante ante la avanzada de «un movimiento conservador regional» que pretende «invadir» el plano simbólico, produciendo, en muchas ocasiones, la despolitización de los pueblos.

El capitalismo, por tanto, atenta contra los relatos y hechos de la historia de los pueblos del Sur del mundo «y trata de posicionar un imaginario colectivo fundamentado en los intereses del Norte del mundo», llegando al punto de convencer al Sur que sus problemas y sus triunfos también les pertenecen.

«Resulta que los triunfos de ellos, casi siempre el triunfo de los hegemones, el triunfo de las lógicas imperiales, casi siempre es la derrota de nosotros como pueblos del Sur del mundo», concluyó.

(LaIguana.TV)