La Fiscalía General de Colombia y la Defensoría del Pueblo reconocieron este viernes que 27 personas han sido asesinadas «en el marco de las protestas» que sacuden al país desde el pasado 28 de abril, recoge EFE. 

Las autoridades colombianas informaron que todavía están en «proceso de verificación y ubicación» 359 denuncias de personas desaparecidas durante las detenciones efectuadas por la fuerza pública.  

Además, en su reporte conjunto, los entes oficiales indicaron que solamente 11 de los asesinatos estaban «ligados directamente a los hechos», mientras que siete más se encontraban «en verificación» y otros nueve, aseguraron, no se relacionan con las manifestaciones.  

Empero, estas cifras discrepan de las recopiladas por Organizaciones No Gubernamentales (ONG) como el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), que hasta la 1:00 p.m. del 8 de mayo contabilizó 39 víctimas de la violencia homicida durante las jornadas del paro nacional, 19 de las cuales (49%) habrían caído a manos de la fuerza pública, ora por las balas de la Policía, ora por las del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD).  

Dentro de la información expuesta, destaca que 16 personas fueron ultimadas por perpetradores cuya identidad –personal e institucional, de ser el caso– no ha podido ser establecida. 

Adicionalmente, Indepaz señala que, aunque la ONG Temblores informó del asesinato de cinco personas más en Cali (Valle del Cauca), estas no han sido incluidas formalmente en la lista porque aún está en marcha el proceso de verificación de sus identidades.  

Desde el punto de vista metodológico, el organismo explica que «el registro se realiza con información directa e inmediata de las organizaciones sociales y defensores de Derechos Humanos a lo largo y ancho de Colombia, tales como Plataforma Grita, Temblores ONG y Red de DDHH Francisco Isaías Cifuentes, Campaña Defender la Libertad, entre otras».  

Desapariciones, detenciones y violencia policial 

La Fiscalía y la Defensoría comunicaron que entre el 28 de abril y el 7 de mayo habían recibido 548 reportes de «presuntos desaparecidos», a partir de los que se ha logrado localizar exitosamente a 189 personas, mientras que 359 aún están «en proceso de verificación y ubicación».  

«Se advierte que continuamos permanentemente con la verificación, esto teniendo en cuenta el gran volumen y el corto tiempo que se ha tenido. Dentro de 24 horas se actualizará nuevamente», se indicó en el boletín compartido con la prensa. 

Este viernes, Cuestión Pública publicó una «lista consolidada» de 133 personas reportadas como desaparecidas entre el 28 de abril y el 4 de mayo. El listado fue elaborado con base en las listas manejadas por la Defensoría del Pueblo, la ONG Temblores, la Red de Defensores Isaías Cifuentes, la Primera Línea Jurídica de Quindío, Baudó AP y La Cola de Rata, si bien «la información compilada no tiene informes de todas las ciudades y departamentos del país». 

En relación con las detenciones, las cifras son todavía más nebulosas. Solamente en Cali, ciudad que ha devenido en el epicentro de las manifestaciones, Cuestión Pública computa que 220 personas han sido capturadas desde el inicio del paro nacional.  

Con respecto a la violencia policial, Indepaz reporta que entre el 28 de abril y el 4 de mayo, se contabilizaron 1.220 heridos, aunque advierten que «podrían ser más, según registros audiovisuales». De este conteo están excluidas las jornadas de los días 5, 6 y 7 de mayo, calificadas como de las más violentas desde que inició esta nueva ola de conflictividad.  

También se informó acerca de nueve casos de violencia sexual –todos dirigidos a mujeres–, así como de 18 víctimas de heridas en los ojos, 200 agresiones cometidas por la Policía y 1.565 hechos violentos, cantidad que podría ser mayor, si se consideran los registros audiovisuales, como sucede con los heridos.  

Por su lado, la Fundación para la Libertad de Prensa denunció que la noche del 6 de mayo, el ESMAD disparó gases lacrimógenos y perdigones contra tres periodistas que cubrían las manifestaciones en las afueras de Bogotá, dos de los cuales resultaron heridos.   

Cali, epicentro de las protestas 

Cali, enclavada en entre la cordillera andina y la costa pacífica, es la capital del departamento de Valle del Cauca y tercera ciudad de Colombia. En un trabajo periodístico de Nazareth Balbás para la agencia RT, se explica que en esa urbe convergen, en el paroxismo, tres fenómenos sociales de elevada complejidad: la desigualdad social, los desplazamientos forzados y el narcotráfico, asuntos que la pandemia no hizo más que agudizar y que, a la postre, se convirtieron en el caldo de cultivo perfecto para que la ira popular se desatara.  

«La ubicación geográfica de Cali entre zonas como el Chocó, el Cauca y el Valle del Cauca, donde el narcotráfico, el paramilitarismo y los grupos armados tienen el control ante la ausencia del Estado –desde mucho antes de las protestas–, la hacen especialmente vulnerable a flagelos como el tráfico de armas, un asunto que varios analistas han apuntado como la razón de que la situación haya escalado con mayor violencia y, hasta el momento, parezca difícil de controlar», añade Balbás. 

Tampoco puede obviarse que, aunque el presidente Iván Duque optó por retirar la propuesta de reforma tributaria a fines de la semana pasada y convocó a un «diálogo nacional», las manifestaciones han continuado, porque las causas últimas que las motivan, están lejos de desaparecer.  

Por una parte, gran parte de la población sobrevive gracias a los trabajos informales, que se han visto particularmente afectados por la pandemia y la respuesta gubernamental ha sido escasa y deficiente; por otra, la población no se siente representada en las élites a las que Duque convocó para dialogar y, además, ha padecido en la carne una feroz represión que ha dejado tras sí una estela de sangre.  

EFE detalla que «la violencia de los últimos días en las calles de varios barrios de la ciudad se ha cobrado la vida de más de una veintena de personas, según organizaciones sociales, en una ciudad a la que las autoridades nacionales enviaron unos 1.200 militares para supuestamente restaurar el orden». 

Durante la noche del viernes, los caleños vivieron otra jornada de terror y violencia. La agencia española, haciendo referencia a «organismos internacionales» informó de «dos personas heridas en un tiroteo contra una misión médica».  

«Seguimos con preocupación reportes de tiroteos esta noche en diferentes puntos de Cali, donde habría al menos dos heridos. Urgimos respetar a la misión médica», escribió en Twitter Juliette de Rivero, representante en Colombia de la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. 

(LaIguana.TV)