En el proceso de reencuentro de Colombia y Venezuela ha sido significativa la franqueza con la que han hablado los dos gobiernos. Y al tratar específicamente el tema de monómeros, el presidente Gustavo Petro ha sido muy directo al afirmar que su antecesor, Iván Duque, en complicidad con el falso gobierno de Juan Guaidó, se robaron Monómeros

“Es clave ese verbo ‘robar’ en la mismísima boca de Petro. Porque eso fue lo que ocurrió: se robaron esa empresa en una conchupancia entre ladronzuelos y politiqueros. Escondidos tras una supuesta lucha contra una supuesta dictadura, robaron al pueblo venezolano y afectaron al pueblo colombiano, que está sin fertilizantes porque aparte de robarla, quebraron esa empresa”, dijo el filósofo y comunicador político Miguel Ángel Pérez Pirela al analizar otro de los múltiples aspectos de la relación bilateral colombo-venezolana, que se encuentra en proceso de reconstrucción desde la victoria de Petro. 

En la emisión que marcó el inicio de una nueva temporada de su programa Desde Donde Sea, Pérez Pirela dedicó el tramo final de su revisión panorámica al tema de Monómeros y a las nuevas tentativas de Estados Unidos por inmiscuirse en los esfuerzos por restablecer los nexos binacionales. 

“No solo hablamos de lo comercial, de la reapertura de las fronteras y de relaciones diplomáticas y consulares, sino también de la posibilidad de que Venezuela vuelva a procesos de integración en un momento económico trascendental y en el que el petróleo y el gas venezolano están llamados a desempeñar un rol importante –concluyó-. De forma veloz se están abriendo nuevas perspectivas de relacionamiento otro de Venezuela con sus vecinos y eso implica que vaya con pasos de plomo, pues somos un país agotado en lo económico, perseguido en el campo comunicacional y atacado en lo diplomático, que ahora se está levantando”. 

Dijo que la contundente postura de Petro sobre el caso Monómeros hace pensar en que será posible la cooperación judicial entre los dos países que permita investigar las múltiples denuncias de corrupción y conduzca a la sanción penal de los responsables directos.  

Un proceso acelerado

Luego de revisar aspectos como la reapertura de las fronteras y los avances en materia diplomática, la investigación desarrollada por el Equipo de Producción de Desde Donde Sea dedicó un capítulo aparte a la actuación del recién instalado gobierno colombiano en relación con Monómeros, filial de Pequiven en Colombia, que con el respaldo de la administración de Duque, desde 2019 estuvo bajo el control de agentes del pretendido gobierno de Juan Guaidó.  

Desde la campaña electoral, el ahora presidente Gustavo Petro manifestó su disconformidad con las maniobras del gobierno Duque para despojar al Estado venezolano de la compañía, en detrimento del campo colombiano y aún a sabiendas de los ampliamente denunciados manejos dolosos que perpetraron los administradores.  

El 9 de agosto, solo dos días después de haber asumido el cargo, Petro admitió que la situación de la compañía venezolana es «compleja» porque está «casi quebrada» y el régimen de sanciones impuestas por Estados Unidos a la industria petrolera venezolana podría comprometer todavía más su funcionamiento.  

Tras este posicionamiento público, el 10 de agosto el organismo denominado Superintendencia de Sociedades (Supersociedades) anunció el levantamiento de la medida de intervención que impuso sobre la productora de fertilizantes. 

“La medida se justificó a partir de su escasa salud financiera y las numerosas denuncias de manejos dolosos de las que ha sido objeto desde que empezó a ser administrada por personeros ligados al fantoche Guaidó”, planteó Pérez Pirela.  

Una investigación del portal La Tabla, que ha hecho un profuso seguimiento del caso, reveló que si bien el anuncio se hizo el 10 de agosto, la decisión se tomó oficialmente el 5 de agosto, durante las últimas horas del gobierno de Duque.  

El tema, nunca abandonado en Venezuela, cobró nuevos aires tras las declaraciones de Petro. Algunos analistas como el colombiano Juan Carlos Tanus –residente en Venezuela– sostienen que el Estado venezolano debe demandar al Estado colombiano por el despojo de la productora de fertilizantes.  

En la misma línea, el especialista argumentó en conversación con LaIguana.TV, que para Colombia también reviste de interés que Venezuela retome el control del que otrora fuera su segundo principal activo en el extranjero, vistos los efectos de la escasez de fertilizantes derivada de la guerra en Ucrania.  

“En este punto es difícil saber si en un contexto de recomposición de relaciones como el actual, pueda tener lugar una acción jurídica de este calibre. En su lugar, luce más viable que la cooperación judicial entre los dos países permita investigar las múltiples denuncias de corrupción y conduzca a la sanción penal de los responsables directos”, comentó Pérez Pirela.  

A este respecto, el Ministerio Público de Venezuela ratificó las órdenes de aprehensión en contra de los pretendidos funcionarios que llevaron o llevan las riendas de Monómeros desde 2019 y el 25 de agosto anunció que una delegación de fiscales viajará al vecino país para investigar los presuntos casos de dolo.  

En cualquier caso, lo expresado por Tanus no carece de fundamento. En octubre de 2021, el portal La Tabla publicó los nexos entre directivos de Nitrofert –una empresa creada desde dentro de Monómeros para socavar su posición–, el gobierno de Iván Duque, el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el dirigente ultraderechista Leopoldo López, al que el moderador calificó como “nombre fundamental en este entramado de corrupción internacional”. 

Pese a este panorama sombrío, el gobierno de Petro parece estar dispuesto a hacer todo cuanto esté en su mano para devolver a Venezuela el control de su compañía y en estas acciones parece jugar un papel protagónico el embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti.  

El 19 de agosto, en el marco del encuentro empresarial de Cúcuta, aseguró a los asistentes que el gobierno del presidente Petro haría todo lo posible para regresarle la compañía a su legítimo dueño. 

Un titular de LaIguana.TV lo reseñó así: «Devolverla a quien le pertenece»: Embajador designado de Colombia sobre Monómeros. 

Aunque entonces solo había sido designado para el cargo, subrayó que, de ser necesario, Supersociedades intervendría para sortear una probable negativa de la Cámara de Comercio de Barranquilla, instancia encargada de aprobar el registro de la junta directiva.  

Pérez Pirela subrayó como un dato muy importante las revelaciones de Benedetti, quien dijo que había sostenido reuniones «con personas de la OFAC» para impedir que la empresa venezolana fuera incluida dentro de la Lista Clinton (listado de empresas sancionadas). Su alegato fue que si ello ocurriera, Colombia resultaría gravemente afectada. 

Citó las palabras del embajador: «A las personas de la OFAC, yo les decía ayer que estuve en la embajada de Estados Unidos, que mucho ojo con la decisión que se fuera a tomar con Monómeros. Porque si es una empresa venezolana y está en Colombia, el afectado sería Colombia, la seguridad alimentaria, el desabastecimiento de úrea, de fertilizantes y que desde Colombia le reventaban si llegaban en algún momento a pensar meternos en la Lista Clinton a los de Monómeros«.  

Sin embargo, no fue necesaria la intervención del gobierno colombiano ante Supersociedades, porque el 25 de agosto, la cámara empresarial barranquillera aprobó la junta directiva designada por la asamblea de accionistas de Monómeros a mediados de junio, que antes había rechazado.  

Coherentemente con lo que ya parece ser un asunto de tiempo, el 31 de agosto Benedetti sostuvo en una entrevista con la agencia Efe que la compañía será administrada por personas designadas por el gobierno venezolano y enfatizó que se trata de una decisión tomada.  

«El presidente Petro, al reconocer a Maduro, reconoce que el dueño es el Gobierno venezolano. Eso ha traído alguna complicación con Estados Unidos, pero siempre dijo a Estados Unidos, a sus embajadores y consejeros económicos (…) que Monómeros se va a devolver a Venezuela, de acuerdo con nuestra reglamentación», detalló en aquel momento.  

Días antes, al ser abordado por las cámaras de Venezolana de Televisión tras su participación en el foro «Caminos para la integración» organizado por la CAF, comentó brevemente que «lo de Monómeros va a pasar, creo que esta semana a más tardar, a manos Venezuela».  

Benedetti también denunció en sus redes sociales que el viceministro de Asuntos Agropecuarios de Colombia, Luis Alberto Villegas, se reunió con el pseudogerente de la empresa Monómeros designado por el exdiputado Juan Guaidó, Guillermo Rodríguez Laprea. 

El funcionario calificó el encuentro como «fuera de lugar» y acusó al viceministro de no darse por enterado de lo que sucede con la empresa, ello en atención del interés del Estado colombiano en regresársela al Estado venezolano tan pronto como sea posible.  

Más allá de la reacción del diplomático, no han trascendido comentarios del gobierno colombiano sobre el controvertido encuentro.  

Estados Unidos: tercero indeseable entre Colombia y Venezuela

Lamentó el presentador que en medio de este proceso de reconciliación que avanza de forma tan auspiciosa, haya un tercero indeseable: Estados Unidos

Para ilustrar esta situación, presentó el Iguanazo, la caricatura de Iván Lira en la que una mano de Estados Unidos tiene tomado por el cuello a Petro, aunque niega que sea una presión. 

“Aún en medio de la euforia que puede suscitar la restauración de las relaciones colombo-venezolanas, huelga recordar que Estados Unidos figura como un tercero en discordia, en medio de las naciones bolivarianas –dijo-. En correspondencia con esta realidad, a mediados de agosto, la Casa Blanca se pronunció en torno al restablecimiento de las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela”.  

Un titular de LaIguana.TV se refiere a este punto: EEUU dice que «respeta» que Colombia y Venezuela reanuden relaciones diplomáticas. 

En el texto de la nota se dice que el gobierno de los Estados Unidos aseguró el 17 de agosto que respeta la decisión del presidente colombiano, Gustavo Petro, de restablecer relaciones diplomáticas con Venezuela. 

«Respetamos el derecho soberano de los gobiernos a establecer relaciones diplomáticas», dijo un portavoz del Departamento de Estado a la agencia EFE, al ser inquirido sobre la designación del exsenador Armando Benedetti como embajador de Bogotá en Caracas. 

Sin embargo, el 1 de septiembre, Washington mostró sus cartas reales: presionar al gobierno colombiano para que consiga el muy anhelado cambio de régimen en Venezuela.  

Otro titular del portal LaIguana.TV indica: Lo que ahora dijo EEUU sobre Colombia y las relaciones con Venezuela (+Efe)) 

«Estamos deseando trabajar de manera constructiva y respetuosa con el presidente Petro de Colombia en una gran variedad de asuntos de interés mutuo, incluida una solución pacífica en Venezuela», dijo un portavoz de la Casa Blanca a la prensa.  

“No se trata de una mera finta que pueda ser ignorada –recalcó Pérez Pirela-. Desde hace décadas, Bogotá figura como el principal socio de Estados Unidos en la región y fue un actor clave en la imposición del cerco diplomático y financiero contra Venezuela de los últimos años, así como en la preparación de variopintos intentos de derrocamiento del Gobierno Bolivariano”. 

En el ámbito militar, la «cooperación» de Estados Unidos con Colombia tiene hondas raíces. Con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, el Plan Colombia dejó una decena de bases estadounidenses, paramilitarismo creciente y muchas más hectáreas de cultivos ilícitos que hace dos décadas.  

Por si ello no bastara, poco antes de su salida del poder, Iván Duque consiguió que Estados Unidos le otorgara a su país el estatus de «aliado estratégico no-OTAN«, movimiento que se inscribe dentro del expansionismo militarista de Estados Unidos en todo el mundo frente a un eventual conflicto con China.  

El cambio de mando en la Casa de Nariño, supone un nuevo desafío para Washington y así lo reconoció Samantha Power, administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), en declaraciones ofrecidas a la prensa tras la toma de posesión de Petro, a la que acudió como invitada.  

Para que no queden dudas de que la Casa Blanca planea vigilar muy de cerca al recién instalado gobierno colombiano, el pasado 5 de septiembre, Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, llegó a Bogotá para una visita oficial de tres días. Un dato no secundario ni anodino. 

El titular de LaIguana.TV indicó entonces: Jefa del Comando Sur ya está en Colombia. 

Según un comunicado de las Fuerzas Militares de Colombia, el objetivo del viaje era «fortalecer la cooperación» en materia de seguridad y medio ambiente, así como discutir aspectos relativos a la capacitación y entrenamiento de efectivos.  

Efe reportó que la generala estadounidense cumpliría «con una agenda que incluye reuniones con el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el comandante de las Fuerzas Militares, así como una visita a unidades estratégicas como la Fuerza de Tarea Conjunta Omega, que opera en el suroeste del país». 

Mientras esto se sucedía, el recién investido embajador Benedetti declaraba en las afueras del Palacio Federal Legislativo que una de las metas de la gestión de Gustavo Petro era conseguir el levantamiento de las sanciones estadounidenses y la reinserción de Venezuela en mecanismos de integración regional como la Comunidad Andina de Naciones. 

El interés de la Casa de Nariño a este respecto parece obedecer a un plan estratégico y no a meros pronunciamientos mediáticos.  

Este 14 de septiembre, el presidente Gustavo Petro comunicó que le pidió al presidente Nicolás Maduro que considerara el reingreso de Venezuela a la Organización de Estados Americanos (OEA) y adelantó que solicitará lo mismo al presidente nicaragüense, Daniel Ortega.  

LaIguana.TV lo reseñó así: Petro pidió a Maduro y solicitará a Ortega volver a la OEA. En el acto de posesión de varios embajadores, entre ellos, el embajador de Colombia ante la OEA, Luis Ernesto Vargas, Petro destacó que había solicitado al presidente venezolano, Nicolás Maduro, que «reingresara al Sistema Interamericano de Derechos Humanos», un convenio formado por los Estados miembros del ente hemisférico. 

Asimismo, Petro planteó la posibilidad de «pedirle a Nicaragua que reingrese también», aunque aclaró que «son decisiones de ellos, obvio, no son nuestras. No las podemos imponer». 

A juicio de Pérez Pirela, “sin que esto signifique una correspondencia de prioridades y enfoques entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Gustavo Petro, sí deja en evidencia que Bogotá está marcando distancia de las sumisiones que caracterizaron administraciones anteriores, en favor de una política exterior más soberana y más apegada a sus intereses nacionales. No obstante, cabe esperar que en Washington no serán bien recibidas las propuestas que le permitan a Venezuela tomar oxígeno y evadir sanciones, menos todavía si ello sucede con la ayuda de Colombia”.  

“Por ello no sorprende que este jueves el subsecretario de Estado para América Latina, Bill Nichols amenazara con una nueva ronda de medidas coercitivas unilaterales, si el Gobierno Bolivariano no accedía a retomar las conversaciones con el sector de la oposición respaldado por la Casa Blanca. Conversaciones, unos diálogos que, hay que recordarlo, los mismos Estados Unidos han boicoteado”, continúo el analista. 

Citó textualmente a Nichols: «Nicolás Maduro comete un error grave si piensa que nuestra paciencia es infinita y que las tácticas dilatorias le van a servir».  

“La invocación al diálogo puede interpretarse como una excusa por parte de la administración Biden, toda vez que la así llamada Plataforma Unitaria no tiene nada que ofrecer a las autoridades venezolanas, que, de a poco, han logrado consolidar estrategias de supervivencia frente a las coerciones, punto real de los intercambios –puntualizó el moderador-. Además, en realidad no se ha eliminado sanción alguna”. 

Con respecto a las propuestas de Petro, el gobierno venezolano aseguró que está dispuesto a discutir los términos y condiciones en los que se produciría su retorno al bloque andino, si bien admitió que podría representar una ventana de oportunidad para sortear las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos.  

El gobierno de Venezuela evalúa regresar a la Comunidad Andina de Naciones (CAN). Así lo informó este 14 de abril la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, desde la sede de la Corporación Andina de Fomento (CAF) en Caracas, destacó una nota de LaIguana.TV.  

«El presidente Nicolás Maduro ha hablado de la vuelta de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones en nuevas condiciones, en nuevos términos, considerando no solamente las vulnerabilidades de nuestro país como nación bloqueada, sino también su potencialidad. Y aquí el papel de la CAF es fundamental», expresó Rodríguez.  

La funcionaria destacó que el restablecimiento de las relaciones con Colombia no es algo meramente comercial, sino de integración productiva para ambas naciones. Así, recordó que en 2021 hubo exportaciones entre los países miembros de la CAN por un monto de 8.667 millones de dólares. 

Sin embargo, puntualizó que «retornar a la CAN implica revisar la manera adecuada de participar en el sistema andino de integración y sus componentes».  

«La integración de nuestros países y el regreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones tendrá sin duda un impacto muy importante en las relaciones comerciales con miras a una integración verdadera para el desarrollo», agregó. 

(LaIguana.TV)