Este miércoles 17 de noviembre analistas del Instituto Samuel Robinson señalaron que las megaelecciones de este próximo domingo, en las cuales se estarán eligiendo alcaldes y gobernadores en todo el país, “tienen un peso clave en el escenario político venezolano”.

En este sentido, el centro de estudios para el pensamiento original, mediante su cuenta en Twitter, esbozó algunas reflexiones con respecto a lo que está en juego en los referidos comicios y sobre el porqué estos son tan importantes para el acontecer actual de Venezuela.

“Después de las elecciones presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2020, estas elecciones de carácter regional y municipal completarán el ciclo constitucional en todas las ramas del Poder Ejecutivo y Legislativo, reforzando la estabilidad institucional del país”, señaló el instituto en un primer tuit.

Haber completado esa ruta electoral, como dato en sí, refleja un triunfo de la nación sobre las agendas de golpe destituyente que se han impulsado en los últimos años, con el propósito de fabricar un quiebre del Estado mediante el apoyo de las potencias occidentales”, agregó.

Según el centro de análisis, dentro de esta maniobra de amplio espectro, que alcanzó su punto clímax con la campaña de máxima presión de los Estados Unidos y el denominado “Proyecto Guaidó”, cualquier evento electoral constituía un objetivo a batir en pro de las opciones violentas, de las sanciones y de las invasiones mercenarias.

“Por esta razón, la realización de las megaelecciones, más que unos comicios para la renovación de autoridades, es el punto de llegada de un acumulado político de resistencia, en cuyo desarrollo el chavismo ha mantenido en pie la Constitución como marco de convivencia colectiva”, continuó el instituto.

Para el conglomerado de investigadores, el 21 de noviembre además posee una configuración especial debido a las modificaciones que se vienen dando en el terreno político y económico del país. Para ellos, la erosión del “Proyecto Guaidó” y las divisiones estratégicas que generó este entre las distintas corrientes opositoras, sería un factor a destacar.

“Las múltiples candidaturas de las oposiciones, independientemente de los resultados finales, describen un nuevo mapa político y electoral, pluricéntrico y diversificado, que toma forma en los espacios vacíos dejados por los fracasos de la coalición del G4”, destacó el instituto.

“Todavía está por verse el alcance de estas transformaciones del sistema de partidos. No obstante, el monopolio de figuras y referentes en torno al G4 parece ser cosa del pasado, a medida que nuevos actores políticos, antes periféricos de la MUD, adquieren protagonismo”, acotó en otro tuit.

Por otro lado, el centro de estudios aseguró que para el chavismo el 21-N es un paso fundamental para afianzar la recuperación económica y social. Recalca que dicho sector viene de reconectarse con sus bases tras las primarias del mes de agosto, lo que implicó un proceso de rectificación, rendición de cuentas y renovación de liderazgos.

Se señaló también que el chavismo, “que ha superado el peor momento de la guerra híbrida manteniendo su unidad interna y programática”, actualmente se encuentra trabajando “sobre las variables de un escenario de múltiples niveles, imponiéndose en el manejo de los tiempos políticos y en la configuración de las reglas de juego”.

“El 21N no solo es un escenario de demostración de fuerza que se proyecta en las negociaciones (por ahora interrumpidas) de Ciudad de México, sino una oportunidad de agrupar las expectativas sociales de recuperación económica dentro del ideario de la Revolución Bolivariana”, aseguró el Instituto.

En este sentido, el aspecto internacional también estaría en juego, sobre todo teniendo en cuenta que el Gobierno Nacional ha logrado ir armonizando su presencia en foros e instancias multilaterales, debilitando de esta forma la estrategia de cerco y asfixia canalizada desde Los Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Colombia.

Por ende, las misiones de observación electoral que hoy día se encuentran en territorio venezolano describirían un avance en dicho sentido, así como una “tendencia de normalización política de cara a la opinión pública internacional, cuyo peso no es menor en la batalla del Estado venezolano por la supresión de las sanciones”.

El centro de estudios recordó entonces que la nueva directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE), en la que destacan dos figuras opositoras de relevancia, fue electa por una Asamblea Nacional (AN) de mayoría chavista, que en principio fue atacada por factores internacionales, pero que se ha ganado su espacio como epicentro de diálogo.

“Esto es de gran importancia, ya que los retos que tiene el país por delante, en términos de superación de las dificultades del bloqueo y los nuevos parámetros público-privados de gestión económica, requieren de una base sólida de convivencia política para afrontarlos”, precisó el instituto.

“En definitiva, en el 21-N están presentes múltiples factores. Más allá de que unos sean más visibles que otros, son piezas de una nueva etapa cuya clave principal radica en la capacidad de dar forma a los horizontes de futuro como país, después de años de conflicto inducido”, concluyó.

(LaIguana.TV)