En el marco de la discusión en torno a si han de abrirse los países, con una restauración paulatina de la vida cotidiana –incluyendo la activación plena del comercio y del tráfico aéreo– o por lo contrario, prorrogar las medidas de confinamiento, de cara a los desafíos que nos impone la pandemia de coronavirus, Miguel Ángel Pérez Pirela compartió con la audiencia de Desde Donde Sea un antecedente que debería esclarecer cuál es el curso que ha de seguirse.

 

En ese orden de ideas, el filósofo se refirió a las consecuencias que trajo la suspensión temprana de la cuarentena en la ciudad de Filadelfia, en los Estados Unidos, durante la epidemia de gripe española ocurrida entre 1918 y 1919 y hasta ahora, la experiencia más reciente de pandemia con la que cuenta la humanidad.

 

En Filadelfia se tomó la decisión de que se reabriría todo y no solamente se reabrió todo, sino que hubo manifestaciones en la calle, organizadas, en las que unas 200 mil personas (…) desfilaron por las calles de Filadelfia en los últimos días del mes de septiembre de 1918”,  protestando contra la cuarentena, relató, con lo que “cantaron victoria antes de tiempo” y “alardearon de ello, retando a este virus que los azotaba, la gripe española”.

 

Estas acciones precipitadas dejaron graves consecuencias, pues apenas 72 horas después, “las camas de los 31 hospitales que Filadelfia tenía para el 1918, ya estaban ocupadas” y  durante los siguientes días, unas 4.500 personas perecieron por causa de la infección.

 

Volviendo al tiempo presente, Pérez Pirela recordó la frase del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, que planteaba: “La historia no le ha enseñado nada a nadie”, porque ignorando las lecciones del pasado, en Europa Occidental, Estados Unidos e incluso, en países de América Latina como Colombia y Chile, se discute cómo adelantar el fin del confinamiento, invocando la libertad del individuo.

 

No obstante, desde su punto de vista, esta alusión es falsa, pues la motivación de sus acciones realmente se articula “en nombre de la productividad, del trabajo, de la mano de obra que mueve a este mundo”.

 

De allí que opine que hemos de mirarnos en el espejo de lo acontecido en Filadelfia en 1918, porque una suspensión abrupta de las cuarentenas podría colapsar todavía más los sistemas sanitarios y dejar tras sí una gran mortandad.

 

(LaIguana.TV)